Yo no sé ustedes pero a mí ya me anda. Ya quiero que se acabe este 2011.
Y todavía faltan 10 largos días. Parecen pocos, pero pueden hacerse como
un mes. No sé si comparten la extraña sensación de que este ha sido un
año más largo que los otros. De tantas cosas que han pasado. Demasiados
muertos. Demasiada sangre. El horror de los descabezados y los montones
de enterrados en fosas clandestinas. El obligado recorrido por un mapa
de la violencia extenso y enrojecido.
Hacia dentro, el recrudecimiento de una guerra cada vez más perdida e
indefendible. Hacia fuera una imagen de violentos que se multiplica
exponencialmente en todos los países desde donde nos miran con
estupefacción. Sumada a las pifias de una política exterior inexistente
que toleró el Rápido y Furioso y puso de rodillas al país por la
Iniciativa Mérida y ante los agentes estadounidenses que operan
impunemente en México. Los dislates con Francia por el caso Florence, el
pésimo manejo de la visita del Dalai Lama y la vergüenza mundial por los
crímenes masivos de migrantes.
No ha ido mejor en lo económico: de los 107 millones que ahora somos,
más de sesenta millones son pobres; añádase la desigualdad en un país
donde cada vez menos tienen más y cada vez más tienen menos; luego siete
millones de jóvenes sin destino que ni estudian ni trabajan; súmenle los
augurios de que la economía podría entrar en recesión en cualquier momento.
Un gobierno malo y de malas —en todos sentidos— al que tampoco ayuda la
suerte: dos —de sus muchos secretarios de gobernación— muertos ambos en
avionazo y helicopterazo; una hermana que no puede ganar a pesar de la
volcada ayuda fraterna y a la que se quiere inventar el contradictorio
pretexto del factor narco para justificar su derrota; calificaciones
reprobatorias y de incompetencia de la OCDE y la CEPAL; y para colmo la
huida ratonil del barco de final de sexenio. Una soledad cada vez más
corajuda, que asoma un día sí y el otro también.
En paralelo, el bullicio de afuera contrasta con el silencio de adentro.
Los que quieren ser se alborotan en una fiesta anticipada: igual los que
dan por un hecho el triunfo; que los que mantienen viva la esperanza;
que los que esperan un milagro. Al interior de la casa presidencial, son
cada vez más audibles los pasos del habitante principal. El que al fin
descubrirá quiénes fueron los parásitos y quienes sus verdaderos amigos.
Sobre todo ahora que el mismo está de nuevo en campaña. Empeñado en una
victoria que cada día se aleja más en la incertidumbre del horizonte.
Realmente pocas cosas ha habido para revitalizar el alma y menos aun
para convocar a la algarabía. Si acaso el Movimiento por la Paz con
Justicia y Dignidad que encabeza el poeta Javier Sicilia. Que hizo dolor
su dolor con los deudos de las víctimas de esa virulencia salvaje que ha
ofendido, entristecido e indignado a la nación a lo largo de cinco años
y más de cincuenta mil muertos. Por eso esta movilización itinerante a
lo largo y ancho del país ha sido un bálsamo para curar tanta afrenta
por el moridero; lo mismo el de los infortunados del fuego cruzado; que
los levantados y luego tirados en cualquier parte; que los niños
balaceados y asesinados por militares en los retenes; y por supuesto los
muertos soldados y hasta los muertos narcos. Todos mexicanos.
En fin, que hasta yo siento el fastidio doloroso de ir y venir otra vez
al mismo tema. De tener que cronicar en el noticiero matutino sobre los
crímenes y las fosas de cada día. Quisiera como ustedes poder decir ya
basta. Pero no es posible aún.
Por eso, como la mayoría, espero ingenuo el cíclico y nuevo sol de
nuestros ancestros. A pesar de los malos augurios que traen los vientos
de Europa y los fríos que nos llegan del norte. De la profecía inútil de
que todavía seremos más pobres. Con toda la fe y la rabia de los
indignados de otras tierras. Con la esperanza de indignarnos también. Y
de exigirles, al menos, a quienes nos quieren gobernar un compromiso
estricto para salvar a este país. Para iluminar de nuevo esta tierra de
sombras.
PD. Por vacaciones de fin de año, que ustedes también disfrutarán, esta
columna volverá a aparecer el miércoles 4 de enero. Felices fiestas y
mejor 2012.
ddn_rocha@hotmail.com@RicardoRocha_MX
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