miércoles, 21 de diciembre de 2011

Leo Zuckermann - El spin de López Obrador


AMLO admite que el plantón tuvo un costo importante para la izquierda que lidera. Pero lo justifica como una decisión de “mal menor”.



El lunes, en este espacio, analicé el spin que estaba utilizando Peña Nieto para darle la vuelta al error que cometió en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara e incluso beneficiarse del desliz. Hoy examinaré otro spin: el que ahora está usando López Obrador con respecto al plantón que promovió en diversas avenidas del Distrito Federal así como en el Zócalo capitalino después de la elección de 2006.

Recuerdo al lector que, en comunicación, un spin se refiere al mensaje que trasmite una persona para aprovechar a su favor algún evento relevante. En política se usa mucho para darle vuelta a errores que cometen gobernantes y candidatos.

El lunes, en un mensaje divulgado por YouTube, López Obrador se refirió al plantón de Reforma y Zócalo. Dijo: “Se hizo precisamente para evitar la violencia. Nos costó mucho, nos han cuestionado mucho por eso; pero hay que decirles que si no hubiésemos tomado esa decisión hubiesen habido muertos”. Y recalcó, en el tono de su nuevo discurso mesurado y conciliador, que su movimiento político pretende “el cambio por la vía pacífica. No queremos la violencia […] Yo no odio. Yo lo que quiero es la transformación con la participación de todos. Queremos la reconciliación de los mexicanos para salvar al país. Todo lo que estoy planteando de la República Amorosa es sincero. No es de coyuntura electoral. Yo no odio a nadie”.

López Obrador admite que el plantón tuvo un costo importante de imagen para la izquierda que lidera. Pero lo justifica como una decisión de “mal menor”. De no haberlo hecho, las cosas hubieran empeorado, al punto de llegar a los muertos. En otras palabras, él se comportó de manera responsable al “despresurizar” un movimiento social que se estaba desbocando después de la desilusión por haber perdido una elección que ellos creían que ganarían. El plantón, en este sentido, fue una especie de “válvula de escape”. La conclusión es que AMLO es un político responsable al que habría que agradecerle la visión que tuvo para que no hubiera muertos por el conflicto poselectoral de 2006.

Como dije el lunes en el caso de Peña Nieto, ya decidirá el electorado si le cree o no. Por lo pronto, López Obrador está utilizando un típico giro comunicativo por el error del plantón: quiere darle la vuelta al asunto e incluso utilizarlo a su favor.

Un spin, también como mencioné el lunes, debe ser consistente con la estrategia del candidato para que funcione. Si tuvo éxito el spin de Fox en 2000 por el error del “martes negro” (su terquedad de querer debatir “hoy, hoy, hoy”), fue porque era congruente con su estrategia de “ya es hora de cambiar y simplemente no podemos esperar más”. La pregunta, en este sentido, es si el spin de López Obrador sobre el plantón es o no congruente con su estrategia electoral actual.

La respuesta, creo, es afirmativa, ya que el “nuevo AMLO”, que empieza a conocerse en las redes sociales como AMLOve, el de la República Amorosa, está tratando de vender una imagen novedosa de bondad, humildad, justicia y reconciliación. Ya no es el rijoso de antes, el del desafuero, el de una campaña electoral de enfrentamiento con diversos actores sociales, el del conflicto poselectoral donde mandaba al diablo a las instituciones, caracterizaba al Presidente como “pelele” e inflamaba las plazas asegurando que una mafia le había robado las elecciones. No. Ahora es un político amoroso que no odia y quiere evitar la violencia, tal como lo hizo en 2006 al haber propiciado un plantón a fin de impedir que hubiera muertos.

Insisto: ya será el electorado quien decida si le cree o no

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