martes, 13 de marzo de 2012

DE COMO ZALDÍVAR VOLVIÓ A MECER EL BOTE.


Ya veremos qué sucede ahora con el caso Cassez. Por lo pronto, él ha demostrado otra vez ser un ministro valioso. Mis respetos.

Independientemente de cuál sea el resultado final del caso de Florence CassezArturo Zaldívar ha demostrado ser, una vez más, un digno y valiente ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Mis respetos para él. Ojalá hubiera más servidores públicos dispuestos a cuestionar el statu quo en el país que a defenderlo.
Cuando una persona llega a un alto puesto público tiene dos opciones. Puede dedicarse a “no hacer olas”, defender a su organización a toda costa y disfrutar del poder que tiene con sus múltiples prebendas y su séquito de subordinados aduladores. Puede ser, en suma, un burócrata del poder. La otra opción es intentar cambiar las cosas que están mal, aunque esto sea impopular y tenga el costo de presiones externas e internas. En inglés hay una frase que describe esto: to rock the boat, que se traduciría al español como “mecer el bote”. Se aplica a todos aquellos “que dicen o hacen algo para causar un problema o molestia dentro de un grupo, en especial para tratar de cambiar una situación que la mayoría de la gente no quiere que cambie”.
Es el caso de Zaldívar, desde que llegó a la SCJN se ha dedicado a “mecer el bote”. Llegó a cambiar prácticas muy arraigadas en el Poder Judicial. Y vaya que hace falta porque, si hay un poder conservador en México, es el Judicial. Su actuación deja mucho que desear. Aquellos que se han enfrentado a los jueces mexicanos, igual los federales que los del fuero común, saben de su incompetencia y propensión a la corrupción. No es gratuita esta situación. En México, por desgracia, los mejores abogados no se dedican a la carrera judicial. Prefieren dedicarse a la práctica privada.
Los jueces son los que tienen que aplicar la ley y hacer justicia. Pero la justicia en México es más aspiración que realidad, por los errores que cometen los juzgadores. Y, como burócratas que son, se protegen entre ellos. No les gusta hacer olas. Si alguien se equivoca, es difícil que una instancia superior le corrija la plana. Creen que hacerlo es una afrenta en contra del Poder Judicial en su totalidad.
Zaldívar, en cambio, está dispuesto a decir algo que molesta a muchos, tanto en el Poder Judicial como en la sociedad: que Cassez debe salir libre porque, culpable o no, la autoridad no le respetó su derecho constitucional a un debido proceso. La policía echó a perder las pruebas que tenía en su contra al no ponerla inmediatamente a disposición del Ministerio Público, no avisar al consulado de Francia y armar un montaje mediático. Para otros jueces de instancias previas, el atropello de los derechos de Cassez no fue determinante para culparla. Zaldívar, con la ponencia presentada, propone enmendar el error del Poder Judicial.
Espero que sus colegas de la Primera Sala estén de acuerdo. Pero no nos hagamos ilusiones. La verdad es que hay otros ministros de la SCJN que se comportan más como burócratas que prefieren “no hacer olas” y defender, a toda costa, a la organización en que trabajaban.
Tan sólo hay que recordar lo que ocurrió con otra valiente ponencia deZaldívar en 2010 acerca de la guardería ABC, de Hermosillo. En aquella ocasión, el ministro encargado de la investigación encontró violaciones graves de los derechos humanos y declaró responsables a Daniel Karam, director actual del IMSS, su antecesor, Juan Molinar, el ex gobernador de Sonora, Eduardo Bours, el ex presidente municipal de Hermosillo, Ernesto Gándara, y otros funcionarios federales, estatales y municipales de menor jerarquía. El asunto causó mucho revuelo.Zaldívar, a pesar de las presiones que recibió, puso sobre la mesa la discusión del importantísimo papel de la responsabilidad de los servidores públicos en un incidente fatal. El Pleno de la SCJN, sin embargo, votó en contra de la propuesta condenatoria de Zaldívar.
Ya veremos qué sucede ahora con el caso Cassez. Por lo pronto,Zaldívar ha demostrado otra vez ser un ministro valioso dispuesto a mecer el bote. Mis respetos para él.
            Twitter: @leozuckermann



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