viernes, 9 de marzo de 2012

FLORENCE CASSEZ: LA VERDAD SECUESTRADA.


Héctor Aguilar Camín.



Con el título de esta columna, “Florence Cassez: la verdad secuestrada”, Héctor de Mauleón publicó en la edición de Nexos del mes de julio de 2011 una lectura del expediente judicial que llevó a la cárcel, acusada de secuestro, a esta ciudadana francesa.
El ministro de la Corte Arturo Zaldívar ha emitido su juicio al respecto. Encontró en el expediente las mismas irregularidades que había hecho visibles De Mauleón en su inquietante y preciso relato del secuestro de la verdad que el caso implica.
El expediente consta de 13 tomos, a los que De Mauleón acudió con el propósito de reconstruir lo sucedido en un caso que era ya sólo un juego de sombras y versiones interesadas.
Luego de dos meses de lectura del expediente, abultado con declaraciones de testigos que dicen cosas distintas cada vez, De Mauleón pudo construir no la crónica de un caso, sino algo más revelador: la metáfora acabada de un sistema de acusación penal.
“Al final de la historia”, dice la revista Nexos en la presentación del texto de De Mauleón, “los únicos hechos comprobables del expediente son la manipulación sistemática, la impunidad de origen en el trato de acusados y testigos, el manejo de los medios para construir versiones ad hoc”.
Es imposible saber por los documentos judiciales que la acusan si Florence Cassez “es inocente o culpable”, agrega la revista, “si los secuestrados fueron efectivamente secuestrados y si dicen la verdad en su primera, en su segunda o en su tercera declaración; no podemos saber siquiera si existió la organización delictiva sobre la que está construido el caso, aunque es claro que la parte fundamental de esta banda se encuentra libre, que hubo víctimas, que hubo verdugos y que en muchos momentos los verdugos son los investigadores del caso, que operan en la opacidad, torturan, inducen declaraciones, alteran los hechos y montan espectáculos para los medios”.
De Mauleón no pudo hacer, como era su propósito, un relato de lo sucedido a Florence Cassez. Hizo, como digo, algo mejor: un retrato encarnado del siniestro juego de fabricaciones a que puede dar lugar el sistema de investigación penal vigente en México.
El juicio concurrente del ministro Zaldívar sobre las irregularidades del caso le devuelve a este texto una inquietante y merecida actualidad.

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