Por su vergonzoso sometimiento
al poder de las televisoras, denuncio públicamente a 244 diputados que
votaron a favor de la reforma a la Ley Federal de Radio y Televisión
hace una semana. Estos diputados, responsables de representar al pueblo,
no a los intereses de grupos sectarios, pasarán a la historia como
traidores a la patria y sirvientes de los poderes fácticos, dispuestos a
repetir el negro pasaje de la aprobación de las reformas conocidas como
"Ley Televisa" -que también marcó a la LIX Legislatura.
Así como hace poco menos de seis años la Cámara de Diputados aprobó en
apenas siete minutos las denostadas reformas a la Ley Federal de Radio y
Televisión, conocidas como "Ley Televisa" -que, en partes, fueron
declaradas inconstitucionales por la Suprema Corte de Justicia un año
después-, así, en tan sólo 10 minutos, hace una semana 244 diputados
votaron a favor de una nueva reforma a esa ley. Apenas cuatro diputados
votaron en contra y tres se abstuvieron. El resto brilló por su
ausencia.
Bajo el manto protector de las justificaciones demagógicas, mediante las
que pretenden hacernos creer que el objetivo de estas reformas es el
reconocimiento de las radiodifusoras indígenas, fue aprobado el dictamen
de la Comisión de Radio, Televisión y Cinematografía, del 27 de marzo
-fecha en la que, por cierto, dicha Comisión no sesionó.
Las reformas votadas apenas incluyen algunas disposiciones relacionadas
con las radiodifusoras indígenas, pero principalmente liberan a las
televisoras -que transmiten sus señales en cadena nacional- de la
obligación de difundir los spots de campañas políticas que promuevan a
los candidatos de cada localidad, tal y como lo establece la legislación
y ha sido sostenido por las resoluciones del Instituto Federal
Electoral.
Esta obligación, que las televisoras han intentado revertir a toda costa
y mediante diversos recursos, es el trasfondo de la reforma. Y no es
que los diputados puedan alegar engaño en su descargo. Fueron alertados
de la trampa por el único diputado que tomó tribuna para oponerse: Jaime
Cárdenas del Partido del Trabajo, quien sostuvo que si bien "El
espíritu de esta reforma era exclusivamente favorecer a los
permisionarios con estaciones de radio comunitaria indígena; pero aquí
estamos favoreciendo en las cadenas a los concesionarios".
Una vez más, la actual telebancada, representada por Gerardo Flores,
presidente de dicha comisión y ex empleado de Televisa en el área de
análisis de regulación, consiguió defender los intereses de sus
empleadores a costa del interés público, como lo ha venido haciendo
desde hace tres años. Ahora cabe al Senado de la República decir la
última palabra, y sobre la cabeza de sus miembros recaerá el
reconocimiento público o la denostación histórica de su función.
Pero si la actual telebancada ha probado ser de utilidad para las
televisoras, de la próxima estos grupos tienen mucho que esperar porque
la caballada no está flaca. Postulada por el PRI y el PVEM, y
sorprendentemente hasta por el partido Movimiento Ciudadano, la lista de
candidatos por la vía plurinominal vinculados con las televisoras
incluye para el Senado a Ninfa Salinas, hija del dueño de Grupo Salinas y
TV Azteca; a Gerardo Flores -sí, el actual presidente de la susodicha
comisión en la Cámara de Diputados-, recompensado por su lealtad con una
candidatura; a Luis Armando Melgar, director del canal de televisión
usurpado por TV Azteca, "Proyecto 40"; a Alejandro Puente, presidente de
la Cámara Nacional de la Industria de Telecomunicaciones por Cable; a
Carlos Puente Salas, ex funcionario de la Cámara de la Industria de la
Radio y Televisión (CIRT); al actual presidente del consejo directivo de
la CIRT, Tristán Canales; y a Arely Gómez, hermana de Leopoldo Gómez,
vicepresidente de noticiarios de Televisa -postulada en su momento por
el PRI como candidata para el Consejo General del IFE.
Y para integrar la telebancada en la Cámara de Diputados, las
televisoras consiguieron candidaturas para nada más y nada menos que
Jorge Mendoza, ex vicepresidente de información y asuntos públicos de TV
Azteca, y actual senador; Fernando Azcárraga, primo del principal
accionista de Televisa; Enrique Cárdenas, radiodifusor y accionista de
Organización Radiofónica Tamaulipeca; y, como colofón, Raúl Osorio,
conductor del programa Venga la alegría de TV Azteca. Esta lista no
pretende ser exhaustiva porque, después de todo, nadie sabe de todos
para quiénes trabajan.
No imagino cómo se justifican aquellos que pretendiendo ocupar cargos de
representación popular sólo sirven a sus amos; pero menos entiendo a
quienes, sin aparente vinculación, se doblegan ante los poderosos grupos
mediáticos, permitiéndose ser cómplices del debilitamiento del
instituto que será responsable de garantizar los próximos procesos
electorales.
Leído en http://www.reforma.com/editoriales/nacional/654/1306436/
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