lunes, 7 de mayo de 2012

Ciro - Peña Nieto hizo del ataque su mejor defensa


 Como esos equipos que van adelante en el marcador y no dejan de presionar la meta rival, Enrique Peña Nieto saltó al World Trade Center con una estrategia ofensiva. Cada disparo a Andrés Manuel López Obrador o Josefina Vázquez Mota los forzó a replegarse, los sacó de la zona de peligro, los enredó.
Ambos le marcaron desde hace días la pauta al repetir que Peña Nieto era incapaz de hilvanar un par de frases. El mexiquense, en vez de replegarse y jalar aire con la boca, se presentó sereno y sin darles oportunidad de que olieran el miedo y atacaran
Era una noche para acertar, porque quizá no haya otra. Peña Nieto entrenó, estudió y luego dejó correr al personaje que ha sido por años, confiado en que para ser estrella solo se necesita pisar un set y dejar que la cámara se enamore.
El debate era, a fin de cuentas, un programa de televisión. López Obrador ni siquiera hizo el esfuerzo de presentar una propuesta. Apostó por momentos de histrionismo y la vieja cantaleta del PRIAN, las televisoras, etcétera.
Josefina debía demostrar que tiene ideas. Nada. Otras vez las verdades volátiles que no la ubican en el poder ni la oposición, con una escala de valores confundida. Una noche desperdiciada.
Lo demás es pura subjetividad. Que si uno fue más ágil, otro más profundo y la otra más genuina. Que si no hablaron de competencia, revolución científica, sociedades de consumo, ética de trabajo. 
Dominaron el debate los lugares comunes sobre pobreza, empleo, seguridad, corrupción. Y en ese remolino, la ventaja en las encuestas hizo más válidas las ideas de Peña Nieto. Es el poder que da ir 20 puntos adelante.
López Obrador y Josefina, o no lo creen, o no lo quieren ver. O no entrenaron. O ya tiraron la toalla y están en otra cosa.

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