Ciro Gómez Leyva |
Votaré con entusiasmo por Miguel Ángel Mancera para jefe de Gobierno del DF. Soy un ciudadano razonablemente agradecido con la gestión de Marcelo Ebrard y veo en Mancera el proyecto de continuidad. Me basta su promesa de mayor seguridad y más libertades.
Con entusiasmo votaré también por Rosi Orozco, la candidata del PAN al Senado. Es lo menos que puedo hacer por una mujer que ha tomado la lucha contra la esclavitud de la trata de personas como opción de vida. A Rosi-diputada se debe, en buena medida, la reciente ley en la materia. Es mi modelo de legislador.
No he revisado quiénes son los candidatos a delegado, diputado federal y diputado local. Pero como las encuestas marcan que arrollará la izquierda, tacharé el emblema del PRD solo para sentir que gané.
El problema viene en la boleta presidencial. Me cae bien Enrique Peña Nieto y coincido con quienes piensan que su victoria no significará la restauración del PRI autoritario y corrupto. Al contrario, creo que la circunstancia lo llevará a diseñar un gobierno responsable, incluyente y transparente. Pero nunca he votado por el PRI. No quiero hacerlo ahora.
Me gustó la campaña de Andrés Manuel López Obrador, me gustó el personaje 2012. De ganar, tampoco tendría gran margen para el autoritarismo y el delirio. Pero mi masoquismo no da para votar por un hombre de poder que me ha injuriado a conveniencia los últimos años.
Aprecio a Josefina Vázquez Mota y me ha estremecido su resistencia para no desfondarse en una campaña en que las cosas nunca funcionaron. Pero 12 años de PAN son suficientes.
Formo parte, pues, de los indefinidos. Como hace seis años, elegir Presidente no será una alegría para mí.
Leído en: http://www.vanguardia.com.mx/mivotoelproximodomingo-1318304-columna.html
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