Al faltar solo una semana para las elecciones presidenciales, el grupo de jóvenes (no los jóvenes) pertenecientes a este movimiento, alabado y criticado ampliamente, nos anuncian una serie de acciones que, al igual que todas las anteriores, no tendrán ninguna influencia en el resultado de la votación, pero que demuestran su capacidad para unirse en sus exigencias y seguir exhibiendo tanto su ignorancia como su soberbia, al suponer a todos los demás ciudadanos que no comparten sus ideas (la gran mayoría de los mexicanos), sin capacidad para decidir en base a sus propias convicciones y experiencia, sino que, ya externaron su dictamen: son cautivos de los poderes fáticos, por consiguiente, ellos, en su papel de salvadores de la patria, pretenden imponer una “democracia real” a todos sus compatriotas, con la finalidad de “ayudarlos” a decidir correctamente. El problema (y muy grande) será su reacción ante el inminente fracaso de impedir el triunfo de EPN.
Pretenden
realizar “cadenas humanas” alrededor de Televisa, Televisión Azteca y Teléfonos
de México, para protestar en contra de esos “monopolios”, sin saber que se
trata de empresas privadas que han crecido desproporcionadamente, no por su
afán lícito de controlar la mayor parte del mercado, sino porque se los ha
permitido el Gobierno Federal, a quien corresponde regular y reglamentar lo
concerniente, de tal manera que, no se presenten esos casos, tal y como lo hace
el Gobierno de nuestros vecinos
Exigen equidad y
“democratización” de los medios (concepto que nos debieran de explicar con
mayor amplitud, por ser muy confuso e imposible de lograr), sin darse cuenta,
nuevamente, de que se trata de empresas particulares, libres de decidir el
grado de difusión y prioridad de sus noticias, y de contratar, con los
diferentes niveles de gobierno, la promoción que estimen conveniente.
Tratan de
engañar a la sociedad, auto nombrándose un movimiento “apartidista”, sin
comprender lo absurdo de utilizar esa bandera, si su objetivo es impedir el
triunfo de un partido, independientemente de que, en el fondo, como es de todos
conocido, sus simpatías, manifiestas o no, favorecen a un candidato.
Tienen un
concepto muy particular de lo que es la democracia “real”, la cual funciona,
siempre y cuando, se excluya al PRI de las posibilidades de triunfar
democráticamente.
Los han
convencido, entre otras cosas, de la posibilidad de un fraude en las próximas
elecciones, no siendo necesario aclarar quién o quienes lo han hecho, nuevamente,
aprovechando su ignorancia pero, si de algo deberíamos estar muy orgullosos
(todos los mexicanos) es sobre la solución encontrada por el IFE para
garantizar la legalidad y confiabilidad de la recepción, el procesamiento y el
cómputo de los votos. Diseñado con
suficientes “candados” para evitar alteraciones y, en el cual, dicho organismo
proporciona la infraestructura, la logística, la capacitación, los recursos
materiales y documentales, etc., y pone en las manos de los ciudadanos, la
responsabilidad de llevar a cabo la votación, con la supervisión de los
representantes de partido y los observadores, debidamente acreditados, hasta el
punto de elaboración de las actas de escrutinio, copias de las cuales, reciben
los representantes. Como una nueva modalidad, a partir de esta elección, dichas
actas serán digitalizadas para que, mediante un programa accesible y libre de
costo, cualquier ciudadano interesado,
las pueda consultar. Sinceramente, debiéramos felicitar efusivamente lo logrado
por el IFE pero, los expertos en la intriga, cuyas voces se han estado
escuchando, cada vez con mayor intensidad, ya han encendido la “mecha” para provocar la desconfianza en la
legalidad del próximo proceso.
Aunque, a
diferencia de las elecciones
presidenciales anteriores, a tan solo una semana de la elección, no se ha
recortado sensiblemente la diferencia entre los candidatos, sino que, el
puntero en las encuestas tiene una ventaja ya prácticamente inalcanzable, sobre
sus dos principales rivales, quienes también
se suponen vencedores (?) y han abonado el camino de inconformidades y
supuestas “compras de votos”, las cuales, en todo caso, les podrían beneficiar,
en algo, precisamente a ellos pero, debido la gran diferencia existente en los
posibles votos que obtendrá el primer lugar y los correspondientes al segundo y
tercero, para cualquier análisis realista, no sería posible remontarla con
dicho método, ni tampoco implorando a Dios, que no interviene en estos asuntos.
Con una
diferencia tan holgada y en el caso de mantenerse con cifras similares, en el
día de la elección, supondríamos que no habría motivo para inconformarse con
los resultados, sin embargo, las insinuaciones, cada día más frecuentes de que
se está gestando un fraude, aunado al fracaso del objetivo principal del
movimiento yosoy132, no auguran nada bueno para el ambiente posterior al día en
que se lleven a cabo. Ojalá los inconformes tengan conciencia del daño que
pueden provocar a nuestro país.
Lo manifestado
en estos párrafos, desde luego, corresponde solamente a mi percepción personal
de la situación actual, en consecuencia, estoy consciente de que, otras
personas, tendrán su propia versión de los hechos, tan válida como la mía.
Un cordial
saludo a todos los foristas.
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