martes, 26 de junio de 2012

Eduardo Ruiz Healy - A mayor ventaja menor probabilidad de conflicto

Eduardo Ruiz-Healy
Si las cosas salen bien, exactamente dentro de una semana, el lunes 2 de julio, los mexicanos sabremos quién será el sucesor de Felipe Calderón en la Presidencia de la República. Y digo que si las cosas salen bien, porque sólo saldrán bien si el ganador de la elección del domingo entrante supera por un margen adecuado a quien quede en segundo lugar.

Hace seis años, la mínima ventaja de votos que le dio a Calderón el triunfo sobre Andrés Manuel López Obrador fue utilizado por éste como el pretexto para desconocer los resultados de la elección, iniciar un conflicto poselectoral y bloquear durante varios meses el Paseo de la Reforma de la Ciudad de México. Lo que ahora califica AMLO como una decisión que tomó en favor “de la paz y la democracia”, el cierre de la principal avenida del Distrito Federal provocó, según varios analistas, el desempleo de más de 3 mil personas y pérdidas económicas por aproximadamente 7 mil millones de pesos.

El economista Luis de la Calle escribió hace unas semanas lo siguiente sobre el tema: “Aunque es difícil estimarlos con precisión, los costos económicos del conflicto poselectoral de 2006 no fueron menores: La paralización de una buena parte de la Ciudad de México elevó el ya alto costo de transporte para millones de ciudadanos; miles de comercios experimentaron caídas en sus ventas y compras; una importante caída en la confianza del consumidor; cientos de decisiones de inversión fueron pospuestas hasta que se resolviera la incertidumbre y el gobierno de Felipe Calderón optó por buscar reformas posibles (la contrarreforma electoral y el IETU) en lugar de las deseables para transformar al País ante el temor de manifestaciones y tomas de calles. Es probable que varios de estos factores expliquen parte de la desaceleración de la economía mexicana, que empezó en 2007 y se agravó en 2008 con el estallido de la crisis en Estados Unidos”.

Sin excepción, las 188 encuestas realizadas desde el 3 de marzo de 2011 hasta el 22 de junio de este año por 12 empresas encuestadoras señalan que el candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, ganará la elección del próximo domingo. Las tres últimas en darse a conocer, realizadas entre el 12 y el 22 de junio por Milenio-GEA ISA, Consulta Mitofsky y Grupo Reforma, corroboran la ventaja de Peña Nieto. Según la encuesta que se mire, en lo que a las preferencias brutas se refiere, su ventaja va de los 9.2 a los 15.3 puntos porcentuales. En los que a las preferencias efectivas atañe, la ventaja va de los 12.0 a los 18.1 puntos.

Reitero lo que he escrito y dicho muchas veces: el mexiquense solamente podría perder la elección si de hoy al 1 de julio ocurriera una catástrofe publirrelacionista que lo hundiera ante los votantes, una catástrofe de tal magnitud que perdiera entre 9.2 y 18.0 puntos de ventaja y estos millones de votantes que pensaban votar por él cambiaran su decisión y optaran por López Obrador o Josefina Vázquez Mota. En caso de que esa catástrofe se diera, tanto la panista como el populista tendrían similares probabilidades de triunfar, la balanza inclinándose ligeramente a favor del tabasqueño. De acuerdo a las tres encuestas antes mencionadas, la ventaja de AMLO sobre JVM, en preferencias brutas, va de 2.7 a 5.1 puntos porcentajes. En preferencias efectivas, de 3.1 a 6.0 puntos.

Realmente no creo que ocurra una impredecible catástrofe que acabe con Peña Nieto. Por eso él ganará la Presidencia, por un margen que será de entre 6 a 10 puntos porcentuales, lo que le quitara validez y fuerza a AMLO cuando grite “¡fraude!” la misma noche del 1 de julio después de que desconozca los resultados de las encuestas de salida realizadas por diversas encuestadoras y los números que arrojen el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) y el Conteo Rápido elaborados por el Instituto Federal Electoral (IFE).

En el caso de que por algún milagro Vázquez Mota logre colocarse en el segundo lugar de la votación mandando al tercero a AMLO, las probabilidades de que tenga algún éxito su movimiento desestabilizador se reducirán a su mínima expresión, pero dudo el que se dé el milagro.

Por eso, mientras mayor sea la ventaja de Peña Nieto sobre López Obrador menos será la posibilidad de que éste organice un conflicto poselectoral que costará mucho más que lo que nos costó en 2006. La decisión de darle esta ventaja al mexiquense está en manos de los votantes.


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Leído en: http://www.elimparcial.com/Columnas/VerColumna.aspx?NumNota=985108

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