martes, 10 de julio de 2012

Algunas reflexiones sobre la elección presidencial.

Colaboracion de Tepozteco.


Cuando ya cantábamos victoria por haberse terminado las campañas y la elección presidencial, se inició una etapa en donde la ignorancia se mezcla con unas declaraciones exageradas, otras basadas en falsedades y, prácticamente todas ellas, absurdas, si las analizáramos desde el punto de vista de la lógica, ciencia muy olvidada por los políticos y los partidos y, tal parece, también por gran parte de la población, al concederle credibilidad a las declaraciones que “inundan” diariamente las noticias, difundidas por los medios de comunicación, sobre las declaraciones de AMLO, posiblemente, como una reacción de dichas empresas, a las injustas quejas del mismo sobre su falta de equidad, tratando de demostrar todo lo contrario. Este legendario candidato, actualmente, acapara las noticias, normalmente, sin calificar sus declaraciones (salvo  el caso de algunos columnistas que se atreven a desafiarlo que, conforme aumentan sus exageraciones, va en aumento) pues, para no incomodarlo, solo se difunden, como si expresara la verdad. Si no fuera porque el título: “El asalto a la razón”,  ya fue escogido por un distinguido columnista, estaría muy apropiado para encabezar este escrito.




Si empezáramos con lo más reciente hacia atrás, mencionaríamos las marchas efectuadas el sábado 7 de los corrientes, en varias ciudades de la República, con el objeto de protestar por la “imposición” de EPN, acusando al IFE DE “fraude” y varias incongruencias adicionales, que no vale la pena mencionar, utilizadas como argumento de la inconformidad “generalizada” de la ciudadanía.
Diríamos, con toda justificación, que hay de marchas a marchas si, por ejemplo, se realiza una marcha para protestar en contra de la inseguridad que estamos padeciendo, los que no participamos en ella, los acompañaríamos de corazón pero, si se trata de marchas en contra de la decisión de 19 millones de mexicanos, con los pretextos que sean, la situación  es muy diferente. ¿Con qué derecho, una minoría (si nos atenemos, ya no a las encuestas, sino a la votación), se autonombra árbitro de los comicios electorales? y, sobre todo: ¿Quién les confiere la capacidad para determinar los motivos que tuvieron sus compatriotas para votar por su candidato y de donde obtuvieron el derecho a menospreciarlos, adjudicándoles motivos reprobables, como masoquismo colectivo o votar por la corrupción? Lógicamente, nadie, por la sencilla razón, si es que no lo saben o comprenden, que todos los mexicanos tenemos, exactamente, los mismos derechos. ¿Qué nos incita más respeto, la decisión meditada de millones de mexicanos o los gritos de miles de fanáticos, sin sustento real,  vociferando ofensas para quienes tienen la desgracia de no ser de su agrado? No creo necesario contestar esta pregunta.
Llaman “imposición” a la voluntad de 19 millones de mexicanos, reflejada en las urnas,  y acusan al IFE, con innumerables pancartas de haber cometido un fraude en el proceso electoral, sin reconocer que, dicha Institución no fue la responsable de los resultados, sino un poco más de un millón de ciudadanos, ellos sí, ejemplares en su deseo de colaborar, sin ninguna retribución,  a la limpieza de la recepción y la suma de los votos, cuyas cifras, plasmadas en las actas de escrutinio, son la base de lo obtenido por cada candidato. O son muy ignorantes o los mueve solo el deseo de tratar de engañar al resto de los ciudadanos, como es el caso de AMLO, quien afirma: “Le puedo demostrar al presidente del IFE que tengo boletas que se usaban para el relleno de urnas ya rayadas por el PRI”, ¿Cómo es posible que se atreva a hacer esas acusaciones, sobre algo que, con los candados actuales, es IMPOSIBLE?, solamente es concebible por su experiencia en expresar lo que le convenga, aunque no tenga ninguna base. Mientras se limiten a marchas pacíficas, no pondrán en peligro nuestro futuro inmediato y estamos de acuerdo con ellos en que hagan las que gusten. Afortunadamente, el grupo de jóvenes del movimiento yosoy132, ha recapacitado y mesurado sus pretensiones, según sus últimas declaraciones, se deslindan de quienes han utilizado su emblema para actos de agresión y han acordado, ya no tratar de impedir el que EPN ocupe la Presidencia, sino objetivos tendientes a vigilar que las múltiples acciones del nuevo gobierno, se ajusten a la legalidad y a las necesidades de la población. En caso de actuar de esa manera sí beneficiarán a nuestro país.
De acuerdo con la recopilación realizada por el columnista Raymundo Riva Palacio: “Sin excepción, las 188 encuestas realizadas desde el 3 de marzo de 2011 hasta el 22 de junio de este año por 12 empresas encuestadoras señalan que el candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, ganará la elección del próximo domingo”, lo cual es una demostración inequívoca de la preferencia que él mantuvo en todo ese tiempo y culminó, sin cambios, hasta el día de la elección presidencial. También es verdad que varias de las empresas especializadas en este campo sobrestimaron la ventaja que tendría EPN al terminar la elección, considerándola de dos dígitos. Dicho pronóstico, contagió a muchos o pocos, no sabría determinarlo, sobre la teoría del “compló”, esgrimida frecuentemente por AMLO, sin embargo, dicho argumento se “derrumba” ante el hecho de que fueron cinco las que le dieron una ventaja de dos dígitos pero, seis de ellas supusieron una diferencia de solo un dígito (Demotecnia y Mercaei, acertaron al resultado, Berumen, Covarrubias y Asociados, la contratada frecuentemente por el candidato del PRD, Ipsos-Bimba y Reforma, prácticamente, también lo hicieron). En consecuencia, para todos los que no anteponen las pasiones a la razón, se trató de un error, sin ninguna intención en influir en las preferencias, contrario a lo afirmado por los propagandistas de inequidad en la contienda (hay que recordar el número de indecisos, que bien pudieron afectar la supuesta ventaja, los que hayan dejado de ir a votar, confiados en su magnitud y, desde luego, quienes modificaron su decisión a última hora). Es pertinente recalcar que todas las encuestas acertaron en los porcentajes correspondientes al segundo y tercer lugares y sobre quienes los ocuparían, por consiguiente, el error no es tan grave como pretenden hacerlo parecer. Solo existió una encuesta “secreta”, al no revelarse su fuente, en la cual, según AMLO, él aventajaba a EPN, siendo evidente su falsedad, al no solamente ir en contra de todas las demás sino, además, ocultar el nombre de la empresa (si realmente existió) encargada de elaborarla. En base a los porcentajes difundidos periódicamente, existía, no solamente la posibilidad, sino ya, una verdadera certeza, de quien sería el triunfador en la elección. Lo cual se confirmó, al computar los votos, y obtener EPN una ventaja de, aproximadamente, 3 millones, con respecto al segundo lugar, diferencia que, ahora nos pretenden convencer, se debió a votos  “comprados” (y no solo esa cantidad, según lo declarado últimamente por AMLO pues, según él, tiene “pruebas” de que fueron 5 millones, no cabe duda, cada vez miente de manera más increíble) pero, entonces, tendríamos también que creer que las encuestas no tienen ningún valor y la estadística no es una ciencia sino, un simple engaño.  Engaño y colosal, es el intento de hacernos aceptar tan burda mentira, menospreciando nuestra capacidad de razonar y arriesgando temerariamente, que salga a relucir la verdad, como seguramente sucederá. La única manera de medir las preferencias reales de los ciudadanos está basada en las encuestas, con visitas a sus hogares, en donde se encuentran completamente libres de influencias ajenas, ¿Cómo podríamos admitir que el PRI, no obstante su gran ventaja marcada por las mismas, tuvo necesidad de “comprar” 5 millones de votos?, ¿Habrá alguno capaz de creer tamaña mentira?
Los observadores internacionales calificaron el proceso electoral como correcto y, lo más importante,  las ONG que lo vigilaron, también manifestaron, en conferencia de prensa conjunta, que los comicios solo tuvieron incidentes menores, entre los cuales observaron la “compra de votos” de TODOS los partidos pero, no en una medida que pudiera alterar los resultados. Yo tengo, por ejemplo, un recorte de lo publicado por el periódico El Norte, el sábado 30 de junio, en donde se informa el haberse detenido en Cuernavaca, Morelos a dos trailers, cargados de despensas y botellas de agua, con el nombre de Graco Ramírez, y los choferes explicaron que habían llegado desde las tres de la mañana, pero que no habían podido descargar la mercancía por encontrarse ya completamente llenas las bodegas, en donde debían entregarla.
 Sin embargo, en contra de toda la lógica, apoyada en los antecedentes ya mencionados, AMLO, quiere hacernos creer que  ¡millones de votos! (si millones) fueron comprados por el PRI, para lograr que su candidato resultara ganador. Si se le comenta que fueron 19 millones los votos obtenidos por EPN, argumenta que no se compró la totalidad, solo los necesarios pero, ¿Cómo podrían saber de antemano cuántos eran los “necesarios”?, agregando que se gastaron miles de millones de pesos, de procedencia “ilícita”, ya conocemos la facilidad con que López Obrador maneja las cantidades de miles de millones de pesos y la tranquilidad con que difama a sus opositores, solamente que, esas cantidades de dinero no son susceptibles de disfrazarse y debe ser relativamente fácil el comprobar su veracidad. Sin embargo, la estrategia seguida es la de hacer declaraciones impresionantes de fraudes y supuestas pruebas de ellos a los medios de comunicación, no a donde corresponde, porque su interés es solamente manipular a la opinión pública, a sabiendas de que no podrán, finalmente, probar lo que difunden, pero su objetivo es, nuevamente, convencer a la parte de la población que les haga caso, de un nuevo “robo”  a AMLO, en la elección presidencial. En contraste, el PRI, sin convocar a conferencias de prensa y sin obtener difusión a sus reclamos, el viernes pasado, su representante ante el IFE, presentó una ampliación a las  quejas contra AMLO y el presidente de su partido, consistente en evidencias de un nuevo “pase de charola” por 110 millones de pesos, donados por el empresario Julio Villarreal, dueño de Villa Acero.
Aparte de lo inconcebible de orquestar un fraude de 3 millones de votos (5 según la última versión), correspondientes a casi siete puntos (más si nos atenemos a su último “ajuste”), AMLO y quienes lo acompañan, no se han dado cuenta de que esa cantidad de puntos no puede desaparecer, por arte de magia, por tratarse de votos reales, depositados en las urnas y, si no se hubieran acreditado a EPN (en el caso de no haber existido el supuesto fraude), FORZOSAMENTE, se hubiera sumado la mayor de parte de ellos a los suyos y, el resto, a los de JVM, desquiciando completamente los pronósticos de TODAS las encuestas, las cuales, se habrían equivocado, completamente,  en los porcentajes que obtendrían en la elección los tres principales participantes. ¿Podrá alguien, sus cinco sentidos, aceptar la posibilidad de una equivocación de tal magnitud?
Su principal argumento sobre el supuesto fraude, son las tarjetas de Soriana, asegurando que con millones de ellas se compraron a millones de de personas para que emitieran su voto a nombre del PRI, depositándoles una cantidad de efectivo (no especificada) en dichas tarjetas. Sin embargo, la acusación antes mencionada, más parece fruto de la desesperación que de una estrategia, aunque falsa, bien calculada, siendo mi pronóstico que se terminará sabiendo la verdad, por tener, dicha versión, grietas por todos lados aunque, conociendo bien a AMLO y a quienes lo acompañan, nunca lo aceptarán. Soriana empezó aclarando el uso de dichas tarjetas y asegurando categóricamente, que son de cortesía para obtener descuentos especiales pero que, no se les deposita dinero, salvo las que se manejan para los ciudadanos de la tercera edad en el D.F., según convenio con sus autoridades (posiblemente, a sabiendas de que a estas tarjetas sí se le deposita dinero, supusieron, erróneamente, que se hacía en todos los casos). Posteriormente, Soriana pagó planas completas en los principales diarios explicando su utilización y, por último, el Director Comercial de dicha empresa se presentó en una entrevista en el noticiero de las 10 de la noche de Milenio, en donde explicó largamente todo lo relacionado con dichas tarjetas, asegurando que es completamente falso que se haya utilizado ese medio para la compra de votos y, además, que en uno o dos días más entregarían al IFE toda la documentación que les habían solicitado. No considero necesario hacer más extenso este escrito, detallando todas las inconsistencias que presenta el argumento antes mencionado, al estar seguro de que no prosperará.
Como era de esperarse, los representantes del PRD ante el IFE, no aceptaron los resultados finales del cómputo distrital y se dieron el lujo de acusar al PRI de haber gastado 1817 millones de pesos (utilizando una cantidad que pareciera calculada con fundamentos), y se dedicaron a descalificar al PRI, de varias maneras, recibiendo una respuesta muy mesurada de uno de los representante de ese partido: Con todo respeto, más pruebas y menos adjetivos. A nadie sorprenden las declaraciones exageradas para lograr convencer a la ciudadanía de la validez de sus quejas, finalmente, como le dijo otro representante del PRI: No veremos en el Tribunal Electoral. Las declaraciones del presidente del PRD, sí se pueden considerar extremadamente graves, empezó diciendo que EPN no ganó sino compro la elección, lo cual a nadie inquieta, al ser las pruebas las que cuentan, no las palabras pero, terminó con la amenaza de que podría presentarse una situación similar a la del 68.  La irresponsabilidad de este dirigente sí podría causar graves problemas, esperemos que prevalezca la cordura en quienes podrían encabezar lo que presagia.
Un cordial saludo a todos los foristas.

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