Tiaré Scanda |
Hace muchos años, en Rockotitlán un muchacho del público agredió a Cecilia Toussaint, que estaba en el escenario cantando, porque siendo también actriz, estaba actuando en una telenovela. Sin enojarse, ella respondió al agresor: “Yo no sé quién está más jodido, si yo que las hago o tú que las ves”.
Jamás podré olvidar esa frase. La recuerdo a más alto volumen cuando algunas personas me llaman incongruente por desear un país más justo y no por ello, dejar de ejercer mi oficio de actriz en telenovelas, así como películas, obras de teatro, espectáculos de cabaret y programas del INBA para promover la lectura.
El entretenimiento ha sido una necesidad humana desde que el mundo es mundo y la gente siempre ha tenido un cariño especial por los cómicos por ayudarles a reír o a llorar.
Eugenio Derbez es un hombre muy trabajador que le ha hecho pasar buenos momentos a mucha gente con su creatividad y sentido del humor. Alessandra, una actríz, conductora y cantante pop que siempre ha hecho bien su trabajo y ha sido cercana con su público.
Ambos son mis amigos y el sábado llegué muy peinada y luciendo un hermoso vestido al Claustro de Sor Juana, donde se iban a casar en una ceremonia televisada, dado que los dos son muy famosos y dado que se les dio la gana hacerlo así porque, ultimadamente, cada quién su boda.
A lo largo y amargo de este proceso electoral, ninguno de los dos hizo ningún spot ni ninguna declaración en favor de Peña Nieto. ¡Al contrario! Eugenio lamentó la mala memoria de todos aquellos que votaron por el PRI. Sin embargo, un grupo de gente muy enojada, supuestos integrantes de #YoSoy132, se manifestaba en la entrada de la iglesia, contra Televisa. Exigían democracia y afirmaban que Enrique Peña Nieto jamás sería su presidente.
Cabe mencionar que @soy132MX ya dijo en Twitter que no convocó ni a la mega marcha antiEPN –aunque se solidarizó con ella- ni a boicotear la boda de Eugenio.
Mi acompañante y yo, que como muchos mexicanos, incluido el propio Eugenio, simpatizamos en principio con la exigencia del movimiento #YoSoy132 de recibir información completa y de que ningún medio favorezca o imponga a ningún candidato, nos dimos cuenta que sería imposible ingresar al Claustro -institución educativa que también ha apoyado la causa de dicho movimiento- sin un escupitajo en el vestido o por lo menos tres mentadas de madre completamente inmerecidas.
Decidimos abortar la misión y regresar a casa con un sabor de boca difícil de describir.
Me preocupa pensar en el descontrol que puede generarse en un movimiento estudiantil o ciudadano cuando empieza a crecer en número. Prácticamente cualquier provocador puede hacerse una pancarta y afirmar pertenecer al grupo aunque no sea cierto, y dar rienda suelta a sus conductas antisociales contra quien sea, afectando con ello los principios del propio movimiento: apartidista, democrático, pacífico.
No se nos puede olvidar que no todos pensamos igual pero cada uno tiene derecho a pensar y actuar como crea conveniente, siempre y cuando respete los derechos del de al lado.
El enojo es comprensible, somos muchos los que estamos enojados y decepcionados, pero... Si alguien se enojara con Slim, ¿sería correcto que intentara boicotearlo agrediendo a las meseras de Sanborns, o a los empleados de Telmex?
¿Dejan de ser personas las personas famosas? ¿Se merece el Claustro de Sor Juana, siempre solidario con las causas nobles, que Anonymus le haya hackeado la página web?
En el caso concreto de las televisoras, ¿No tendría más sentido apagar la televisión y ponerse a leer un buen libro? ¿Salir a alfabetizar para que otros puedan leer? ¿Reclamar, sí, y proponer, como el verdadero #YoSoy132 lo ha venido haciendo, en las trincheras adecuadas.? ¿Seguir haciendo debates y cuestionamientos interesantes con valentía y con respeto?
¿Pero qué tanto habrá aportado a la democracia arruinarle la boda a una pareja y agredir a sus invitados?
Si la intención era sabotear un programa de televisión con mucha audiencia, hubiera sido más útil movilizarse para sacar del aire a la Señorita Laura, tan nociva para la salud, cuyo público es justamente el perfil de quienes reciben las despensas del PRI: gente muy pobre que no ha tenido oportunidad de educarse y se cree lo que sea.
Deseo de todo corazón que el movimiento #YoSoy132 sea autocrítico, se organice de la mejor manera, y no permita que una causa tan justa se les salga de las manos a causa de provocadores colados que no persiguen los mismos objetivos democráticos que han planteado los estudiantes.
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