domingo, 1 de julio de 2012

Zuckermann- Podría ser una larga noche de domingo



Ayer, en un artículo de Milenio, de lectura obligada, describió Héctor Aguilar Camín una serie de “cavilaciones, paranoicas si se quiere, pero muy vivas en la imaginación de muchos, camino al Día D”. Se refiere lo que podría hacer la izquierda durante la jornada electoral del próximo domingo. Cito uno de los puntos:

“Retrasar el proceso electoral en las casillas favorables a otros contendientes, mediante diversas astucias: retrasar su instalación, multiplicar las impugnaciones escritas, retrasar el conteo de los votos exigiendo repetidos recuentos. Todo esto con el doble objetivo de impedir que se cumplan los horarios previstos (al punto de que no se den ese día los resultados del conteo rápido) y hacer que López Obrador arranque adelante en el PREP, porque han llegado más votos suyos que los de otros”.

Recordemos que esta táctica dilatoria la utilizó la campaña de López Obrador el miércoles 5 de julio de 2006 cuando se realizaron los conteos oficiales de los votos de la elección presidencial en los consejos distritales del IFE. Sus representantes se encargaron de retrasar el conteo de las casillas donde había ganado Felipe Calderón. De esta manera, los primeros resultados que comenzaron a llegar a la sede nacional del IFE fueron los de casillas donde había ganado AMLO. Durante muchas horas, el candidato de la izquierda estuvo arriba en el conteo. Muchos creyeron que ganaría a pesar de que existía evidencia contundente de conteos rápidos y del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) que demostraban que había perdido. Fue hasta la madrugada del jueves en que el panista alcanzó y rebasó al perredista. Para todos aquellos propensos a creer en las grandes conspiraciones, pues les afirmó la idea de que AMLO había ganado, como lo demostraban las largas horas en que estuvo arriba en el conteo, pero después una “mano peluda” se encargó de que Calderón lo sobrepasara en votos.

Una cosa hay que reconocerle a López Obrador: es un especialista en crear realidades inexistentes. En 2006, a pesar de que nunca pudo demostrar una prueba fehaciente de que hubo fraude, logró que, de acuerdo a las encuestas, aproximadamente 40% de la población pensara que sí lo hubo. Por eso me parece interesante lo que ahora plantea Aguilar Camín. Si algo aprendieron los lopezobradoristas de la elección de 2006 es que les convienen las tácticas dilatorias: retrasar desde la instalación hasta el conteo de los votos en las casillas donde Peña tendrá muchos votos para que, cuando abra el PREP a las ocho de la noche, López Obrador aparezca arriba y permanezca así durante algún tiempo. Luego, cuando lleguen los resultados de las casillas que sus representantes se encargaron de dilatar, pues saldrán a reclamar lo que siempre reclaman: que hubo un fraude.

Ahora bien, si esto es previsible desde hoy, quiero suponer que los priistas ya lo saben y harán lo propio, es decir, retrasar todo el proceso electoral, desde la instalación hasta el conteo, de las casillas donde López Obrador obtendrá muchos votos, sobre todo en el Distrito Federal.

Se trata de aplicarle una sopa de su propio chocolate a los lopezobradoristas. Y si esto ocurre tanto del lado de la izquierda como del PRI, pues habrá mucho retraso en el anuncio de los resultados. Las casas encuestadoras y el IFE no podrán anunciar los conteos rápidos ya que no habrá información oficial que reportar en las casillas que son parte de sus muestras. Además, el PREP tendrá un acopio lento.

Todo lo cual fortalecerá la hipótesis de que algo anda mal con la elección porque no fluye la información. Será gasolina pura para el movimiento de López Obrador que, a partir de las ocho de la noche, estará concentrado en el Zócalo capitalino para lo que se ofrezca.

Se trata de un posible escenario más dentro de las “cavilaciones paranoicas sobre el día D” que menciona Aguilar Camín.

De hacerse realidad eso, una cosa queda clara: la noche del domingo será muy larga.

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