sábado, 11 de agosto de 2012

María Amparo Casar - La izquierda debe cambiar para cambiar a México

María Amparo Casar
NOTA DEL EDITOR: María Amparo Casar es licenciada en Sociología por la UNAM; maestra y doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la University of Cambridge, King's College; catedrática e investigadora del Departamento de Estudios Políticos del CIDE; columnista en el diario Reforma; miembro de los comités editoriales de la revista Nexos y el Fondo de Cultura Económica, y colaboradora en espacios de análisis como el programa Primer Plano de Once TV México.

La izquierda, sobre todo el PRD, ha ganado posiciones y puede ser protagonista de dos cambios muy necesarios para la nación: el propio y el ajeno.



El propio: desde 1988 la(s) izquierda(s) quiere(n) gobernar el país y no ha(n) podido. No descarto ni minimizo las condiciones inequitativas en las que por mucho tiempo tuvieron que competir ni tampoco losfraudes cometidos. Pero lo mismo padeció el PAN y eventualmente llegó al poder. Bien haría el PRD en preguntarse por qué fue así. Por qué el PAN pudo vencer en 2000 al septuagenario PRI y por qué el electorado prefirió su retorno antes que darle la oportunidad al PRD.
Después de 4 elecciones presidenciales, debiera quedarle claro que si no hay un cambio en la oferta a la ciudadanía y en la estrategia política y electoral, difícilmente llegará al poder que tanto anhela. Creo quemuchos mexicanos estaríamos a favor de una izquierda si ésta se modernizara. Y por modernizar me refiero a una izquierda dispuesta a elevar los impuestos, presta a acabar con el corporativismo, opuesta a los subsidios generalizados y orientada a las asociaciones de inversión público-privadas. Todo esto acompañado por una agenda de redistribución del ingreso, de igualdad de oportunidades y de tutela de los derechos fundamentales.
El ajeno: El PRD se dice portador de un proyecto distinto al que han impulsado el PRI y el PAN desde hace 3 décadas. Al no haber obtenido la Presidencia no podrán empujarlo tan fácilmente, pero pueden hacer política y hacerlo avanzar, en lugar de marginarse y dejarles todo el pastel a los otros dos partidos.
Si se revisa la actividad legislativa en el Congreso, encontramos primero que el PRD es –de los tres grandes- el partido que más se excluye de las negociaciones y votaciones. Encontramos también que es el menos exitoso en empujar su propia agenda.
Esto puede cambiar haciendo política parlamentaria en lugar de desconociendo a los interlocutores, tomando la tribuna y ocupando las calles para echar para atrás lo que no pudieron ganar en el pleno.
Si PRD-PT-MC actúan en bloque, serán la 2ª fuerza en la Cámara de Diputados, quedando en una posición privilegiada. Aliándose con el PRI, podrán superar al PAN ahí donde haya coincidencias programáticas en materia social y de derechos. Aliándose con el PAN, podrán frenar posibles abusos del partido gobernante y actuar como vigilante y contrapeso del ejercicio del poder presidencial. La aritmética parlamentaria les da para eso y más. La incógnita es si la voluntad partidaria también les da.
AMLO diría que no: “No estamos hablando de acuerdos hacia delante. Sólo hay un acuerdo: el que se invalide la elección presidencial”. Manuel Camacho estaría en otra posición: “no voy a una protesta que lo único que logre sea aislarnos de la sociedad”.

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