AMLO renunció ayer a la “Presidencia legítima” que ocupaba desde diciembre de 2006, tras considerar a Felipe Calderón “Presidente espurio”, además de “pelele”, “gerentillo”, “usurpador”, “impostor” y “mafioso”.
Durante un improvisado Festival por la Democracia, AMLO se refirió a Calderón como “él es el titular del Poder Ejecutivo”, y le solicitó aporte pruebas sobre el “rebase de topes de campaña” por parte del priista Enrique Peña, en el pasado proceso electoral.
El reconocimiento a Calderón como Presidente de la República, después de cinco años y ocho meses, revela el carácter utilitario que tiene AMLO de la democracia: sólo la acata si es en provecho de sus aspiraciones personales.
Ahora no le importa tragarse sus palabras con tal de involucrarlo en su cruzada particular: “Es un hecho que Felipe Calderón tiene, como titular del Poder Ejecutivo, toda la información, de él depende la Secretaría de Hacienda y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores”.
Un talante aprovechado del sistema de partidos que es marca notoria de AMLO: por un lado está pidiendo al Tribunal Electoral invalidar las elecciones, y por el otro ya aceptó que los legisladores de izquierda electos… en esas mismas elecciones, le den el 10 por ciento de su salario.
El diputado electo Alejandro Sánchez Camacho dio a conocer que los diputados y senadores aportarán a AMLO un diezmo de siete mil 500 pesos mensuales “para mantener el movimiento”, y un apoyo extra por evento masivo: un total anual de un millón 177 mil 500 pesos.
Un uso ventajoso del sistema democrático que termina siendo burdo: ayer afirmó que “estamos viviendo en una situación de emergencia nacional, hay miles de muertos por este régimen de corrupción y prolongar este régimen de corrupción lleva a que se agrave esta situación”.
Sin embargo, Reforma, a pesar de ser un periódico de sus simpatías, no tuvo más remedio que publicar ayer que Javier Núñez, presidente de Austeridad Republicana AC, impulsora del movimiento de AMLO, ha sido privilegiado desde 2008 con 92.7 millones de pesos por el GDF.
Núñez es socio de SAD Desarrollo y Transparencia, una sociedad civil que ha obtenido 19 contratos por asignación directa y uno más por invitación restringida, y que está integrada por ex funcionarios del GDF durante la administración de AMLO.
Núñez, director general de Recursos Materiales y Servicios Materiales de la Oficialía Mayor con AMLO en el GDF, aportó dos millones 20 mil pesos para hacerse socio de SAD, que se dedica a la digitalización de documentos y organización de archivos en secretarías locales.
Es decir, con el Gobierno de Calderón “estamos viviendo un régimen de corrupción”, pero con el de Ebrard no.
Porque para AMLO, democracia sin dinero… para él, no es democracia.
ruben.cortes@razon.com.mx
Twitter: @ruben_cortes
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