Peña Nieto anunciará hoy a su gabinete presidencial. Deberá hacerlo de acuerdo con la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal vigente que no pudo ser modificada a tiempo para integrar los cambios que el presidente electo proponía.
El asunto es particularmente importante en el caso de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) que desaparecía para convertirse en una subsecretaría dentro de la Secretaría de Gobernación (Segob). La mayoría opositora del PAN con la izquierda en el Senado condicionó este cambio a una serie de disposiciones para que el Congreso tenga un mayor poder de control y fiscalización sobre la Policía Federal que estaría a cargo de Gobernación.
En este espacio he dicho que estoy a favor de la desaparición de la SSP y fortalecer a una Segob que, a partir del 2000, se quedó sin las zanahorias ni los palos para administrar la política del país; una secretaría pobre, débil y hasta desinformada. Peña propone corregir esta situación y hacer del titular de la Segob el responsable de la seguridad pública en México. De esta forma, ya no habría duda de a quién pedirle cuentas de los buenos o malos resultados en esta materia
Ahora bien, con la llegada del PRI al poder, algunos piensan que darle dientes a Gobernación es regresar a las viejas prácticas del autoritarismo priísta, como si el país no hubiera cambiado en todos estos años. Entiendo el temor pero no la comparto. Ya parece que la oposición, los medios, grupos de interés y ciudadanos vamos a dejar avasallarnos por una Segob con el control de la Policía Federal. Lo que necesita el país es un ministerio del interior con capacidad de resolver los problemas de gobernabilidad y seguridad pública pero dentro de los preceptos de la democracia. Y eso es lo que me parece que están demandando el PAN y los partidos de izquierda en el Senado.
Ayer los panistas publicaron un desplegado explicando su postura. Reconocen el derecho de Peña a diseñar su administración pero se dicen preocupados por la concentración de facultades en la Segob, sobre todo en materia de seguridad. Es por ello que proponen ciertos contrapesos para evitar abusos de poder. Quieren que el Senado ratifique a los titulares de los cuerpos policiacos federales y que los altos funcionarios de la Segob envíen informes y comparezcan regularmente frente a la Comisión Bicameral de Seguridad Nacional; además, pretenden que comisiones del Congreso participen en el diseño de la estrategia nacional de seguridad.
Tienen razón los priístas en el Senado de que habría que cambiar la Constitución para incluir estas propuestas porque, de lo contrario, el Presidente podría desafiar esta modificación legislativa en la Suprema Corte de Justicia. Tan sencillo, entonces, como que el PRI se una al PAN y la izquierda para realizar estas enmiendas constitucionales.
Pero lo que está en el fondo del asunto es hasta dónde deja Peña que el Senado se entrometa en ámbitos que hoy por hoy sólo le corresponden al Ejecutivo. En materia de ratificación de funcionarios que dependen directamente del Presidente, la Constitución ya contempla la ratificación del Procurador General de la República y "los ministros, agentes diplomáticos, cónsules generales, empleados superiores de Hacienda, coroneles y demás jefes superiores del Ejército, Armada y Fuerza Aérea Nacionales". Lo que están pidiendo los senadores del PAN y la izquierda es que ahora se incluya la ratificación de los jefes policíacos federales lo cual, en un lógica democrática, tiene todo el sentido del mundo.
Como también es razonable que el Congreso llame a comparecer y evalúe constantemente a los funcionarios de la Segob encargados de la seguridad. Aquí tampoco veo problema alguno. Donde sí me parece que el Senado se excede es en la pretensión de que el Congreso participe en el diseño de la estrategia de seguridad. Eso sí me parece propio del ámbito del Presidente. En la lógica de la división de poderes, la estrategia y operación gubernamental es parte intrínseca de la labor del Poder Ejecutivo.
Sigo pensando que es correcto fortalecer a la Segob e integrar ahí a la Policía Federal. Si la condición para eso es aceptar ciertos contrapesos por parte del Congreso, me parece que Peña debe hacerlo. No todos, pero algunos, los que se inscriben dentro de la lógica democrática sin invadir las funciones que le corresponden al Ejecutivo. Y si para eso hay que cambiar la Constitución, pues que lo hagan con los votos del PRI, el PAN y la izquierda que alcanzan y hasta sobran.
Twitter: @leozuckermann
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