Bien valdría acudir hoy al viejo Correo, que en el Distrito Federal es uno de los edificios más hermosos del mundo con todo y los palacios suntuarios de Europa –la grandilocuencia no se impone al buen gusto-, en el día de quienes distribuyen la correspondencia sobreviviendo a Internet y las empresas de mensajería de gran eficacia pero de alto costo para buena parte de los mexicanos, para enviar sendas misivas a algunos de los protagonistas del presente inmediato, sin exclusiones de ningún género, solicitándoles –tal es un derecho fruto de la democracia cuando es efectivo y un recurso inútil cuando predomina la prepotencia en la jauría política-, cuando menos, un poco de congruencia.
A).- Comenzaría con Enrique Peña Nieto, listo ya a residir en Los Pinos instalando el glamour de las celebridades... de Televisa y compañía. Estará bajo la lupa y le será más difícil simular episodios personales poco felices, como las tardeadas de Calderón o la supuesta bofetada de “La Tigresa” a Díaz Ordaz –jamás corroborada por la antigua diva-, ni de creerse el rey de España para abandonar funciones siguiendo el rastro de las faldas y los seductores olores hormonales. No olvide que la monarquía, lo mismo que la aristocracia derivada de ésta, no parecen tener cabida en nuestra época, dominada por las urgencias sociales y una mayor madurez cívica, siempre incitante para poner límites a los excesos de los gobiernos... siempre y cuando, claro, exista un atisbo de justicia y no la enfermiza colusión entre los poderes de la Unión por el hilo conductor de los estipendios de lujo.
Le pediría no encerrarse en la obsesión personal de creer que sus designados, para ocupar el gabinete desde posiciones estratégicas excepcionalmente remuneradas –aunque no equiparables, en el renglón de sueldos y prerrogativas, a los destinados a los Ministros de la Corte y a ciertos legisladores de cuello blanco-, y estar dispuesto a considerar las opiniones diversas para refrendar o no los nombramientos unilaterales signados por los compadrazgos, los antiguos afectos y las cuotas gremiales incluyendo, claro, a las viejas mafias con los ex presidentes en cabeza. Sería una estupenda forma de comenzar a labrar la democracia tantas veces prometida y siempre traicionada por los mayores demagogos de la historia, Vicente Fox el primero, o cuantos, como calderón –en minúscula-, se beneficiaron con el descaro de las intervenciones desde el poder real suplantando los sufragios determinantes de buena parte de los mexicanos, cuando menos el sesenta y cinco por ciento de los votantes de acuerdo a las deseadas estimaciones gubernamentales, con el IFE a rastras.
B).- Mandaría otra carta a la “maestra” Elba Esther Gordillo Morales, quien tartamudea cuando se le pregunta el nombre de la Normal en donde estudió, evadiéndose, solicitándole, sencillamente, su retiro. Si tanto es su amor por México, como se cansa en repetir, ¿por qué no entiende que eternizarse en la dirigencia del gremio sólo puede acarrearle destinos tan funestos como los padecidos por todos los dictadores de la tierra –algunos están en proceso de comenzar sus calvarios-, o por cuantos suponen ser indispensables sin admitir réplica alguna ni formar escue4la, esto es a quienes tengan la capacidad de renovar si alejarse de principios básicos. La democracia, en sí, requiere de permanente oxigenación. No olvide que basta un instante de poder aplicado en contrario para que el oro se convierta en barro. Mírese al espejo, y más allá de una carrocería pobre y correosa encontrará acaso el perfil de Joaquín Hernández Galicia “La Quina” quien, por mucho menos de cuanto se le atribuye a ella, fue descabezado, sacado a rastras de su casa en Ciudad Madero, en calzoncillos, y confinado por órdenes de Carlos Salinas tras comprobarse que había financiado a Cuauhtémoc Cárdenas, su adversario de mayor peligro en cuanto a proyección y destino.
No saber retirarse a tiempo, dicen los toreros, lleva, sin remedio, a la muerte segura: la que proviene de las cornadas de la vida o aquella que es todavía peor, precisamente el rencor de las audiencias, el odio de la ciudadanía y la capacidad de ésta para linchar, moral y en ocasiones físicamente, a cuantos la afrentan en el sentido literal del término. No habría sino justicia para los mexicanos si alguien llega con la bandeja cubierta con su cabeza tras un martirio político ineludible; ya van varias cuestas que supera –su expulsión del PRI, acaso la más dolorosa-, pero, tarde o temprano, se dan caídas de las que no puede nadie levantarse; y menos a cierta edad que ésta es irreversible.
C).- Una tercera carta debería entregársele a Carlos Slim Helú, el mayor multimillonario del planeta –cuya fortuna se acrecentó en este 2012 de manera notoria-, explicándole que son incompatibles, aunque él no se lo crea, su exitosa acumulación de riqueza con la filosofía, por él mismo exaltada, de la sociedad de “bienestar”, no de consumo ciego, por las cual las mayorías puedan tener acceso a los bienes de primera necesidad –ofertados por Slim, se entiende-, y no requieran del entramado de la propaganda falsa para hacerse de productos innecesarios, superfluos y absolutamente ponzoñosos bajo el peso de la influencia televisiva que to9dos dicen detestar... pero acaban por seguir desde sus adentros como si fuéramos zoombies iguales a los treinta mil que posaron, hace unos días, en la ciudad de México.
Slim puede aportar, en la misma línea, su fórmula para ser un capitalista de excepción aconsejado por un socialista culto y experimentado, el ex presidente del gobierno español Felipe González Márquez. De esta contradicción surgen otras por éste toleradas, la mayor de ellas el sostenimiento absurdo de una monarquía ociosa pero atenida a la “democracia” partida en dos con una permanente fluctuación de los indecisos situados entre liberales y conservadores. Una patología social, sin duda, hija de la costumbre autoritaria que viene desde el fin de la Guerra Civil en la nación de quienes aún se sienten conquistadores sin detenerse en los vaivenes de la historia.
D).- Mandaría una cuarta epístola a Humberto Moreira Valdés quien, bajo el dolor por el asesinato de su primogénito José Eduardo –al parecer ordenado por Heriberto Lazcano, “El Lazca”, uno más de los muertos vivientes del “cártel del Paraíso”-, con una sola pregunta: si él habla ya de “millones de votos comprados”, ¿por qué no habló a tiempo, cuando era dirigente nacional del PRI y esperó a ejecutar una vendetta desde el abismo?¿Es entonces cierta la versión de que buena parte de la deuda contraída por su administración sirvió para adquirir la voluntad de los más necesitados? De ser así, la asunción de Peña Nieto a la Presidencia comenzaría marcada irremisiblemente. Pero es indispensable comprobarlo, no sólo desgañitándose sin documentos probatorios.
Y luego, al final de la jornada, felicitaría a los carteros... supervivientes.
Debate
“Estamos cansados”. La sentencia, en boca de cualquiera de nosotros sería mero exabrupto rutinario; pero si la pronuncia un militar de rango, en este caso el general brigadier Raúl Macías Sandoval, diputado federal del PRI además, y lo hace con referencia a la situación de los mil doscientos efectivos castrenses que guerrean contra cuatro mil mafiosos, de acuerdo a cálculos de la propia Secretaría de la Defensa, el asunto cobra la mayor relevancia considerando asimismo la presencia acreditada de más de cien bandas armadas por todo el territorio nacional. Poca cosa, sin duda, para la insidiosa, manipuladora y repetitiva propaganda calderonista en el finiquito más ruin de los últimos sexenios y un cargamento pesado de ochenta mil cadáveres, cuando menos, sobre la ruta de la ignominia.
Esto es: se mantienen en el frente casi el mismo número de elementos que blindan, en la residencia oficial de Los Pinos, al mandatario ilegítimo y a sus familiares y amigos cercanos, como el nacionalizado mexicano y catalán, Antonio Solá Recquer, uno de los intocables y experto en lo que deberíamos comenzar a llamar terrorismo político. ¿Acaso no lo es utilizar toda la parafernalia del poder para manipular conciencias y modificar, de acuerdo a las órdenes recibidas desde arriba, la voluntad de un electorado rehén de la rumorología mediática?¿No fue él acaso quien se llevó, entre las patas, a Humberto Moreira por la “insolencia” de éste ante calderón –en minúscula-? Y ello no justifica, de modo alguno, el endeudamiento irrazonable de la entrañable Coahuila en donde me hubiera gustado nacer.
Desde hace tiempo, en esta columna sostenemos que las diferencias agudas entre las Fuerzas Armadas –sobre todo entre el ejército y la marina-, podrían desembocar en una severa crisis en cuanto a la escalada del mando y la duplicidad de funciones a causa de la extensión de los mex-marines, por todo el territorio de la República, bajo las órdenes del secretario de Seguridad Pública, el civil Genaro García Luna, capaz de espiar a sus propios jefes para mantenerlos a raya... como hizo, durante el periodo de Miguel de la Madrid, el enclave de la perversidad política llamado Manuel Bartlett, ahora coordinador petista en la Cámara “de enfriamiento”.
Ahora, el polvorín ya está encendido y es acaso una de las mayores amenazas contra el presidente Peña a poco más de dos semanas de asumir su responsabilidad ejecutiva.
La Anécdota
El PAN es viejo. Las bancadas de este partido en el Legislativo son, de acuerdo a un análisis ponderado y serio, la más preparadas académicamente pero con menos experiencia en este poder que las del PRI. Pero, además, acoge a la senadora más veterana, Martha Elena García Gómez, y al más joven de la misma Cámara, Fernando Yunes Márquez, con treinta años, hijo del traidor Miguel Ángel Yunes Linares quien corrompe cuanto toca y da la espalda a quienes le protegen por etapas... hasta a la “maestra” que se cree eterna porque así pretende ser inmortal.
Si la “sangre nueva” del panismo es como ésta, bien nos iría con los antiguos conservadores... aunque pretendan traerse de España a Iñaki Urdangarín, el Duque de Palma alejado de la Corona hispana por ladrón, para que nos gobierne al estilo del barbado enajenado de Miramar.
E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com.mx
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, sean civilizados.