lunes, 12 de noviembre de 2012

Raymundo Riva Palacio - Un monstruo en Bucareli


En seis años, Genaro García Luna construyó una Secretaría de Seguridad Pública sin precedentes para el combate de criminales. Elevó casi ocho veces la fuerza de la Policía Federal, y edificó una plataforma tecnológica que es admirada en el mundo. Creó el Sistema Único de Información Criminal que tiene más de 400 millones de registros, es una fuente de datos vital para el combate a delincuentes, y provee los insumos para tareas de inteligencia. Es una herramienta reactiva, no preventiva, y bajo esta racional, el presidente electo Enrique Peña Nieto evalúa su desaparición.

La herramienta tecnológica, conocida como Plataforma México, ha sido visitada por funcionarios de todo el mundo. Leo Panetta, cuando director de la CIA, la visitó en forma secreta. Antes a aprobar los nuevos fondos de la Iniciativa México, los comités selectos de Inteligencia en el Capitolio de Estados Unidos, viajaron un sábado a México para conocerla. Janet Napolitano, secretaria de Seguridad Nacional, y los jefes de la DEA y el FBI, han presionado para que sea utilizada para el combate a los criminales en Centroamérica.





Cuando los miembros del equipo de transición recomendaron la desaparición de Plataforma México –como antesala de la muerte de la Secretaría-, nunca la habían visto. Apenas fueron la semana pasada a conocerla –anteriormente sólo Peña Nieto y el responsable de la transición en materia política y de seguridad, Miguel Ángel Osorio Chong, la habían visto operar-, y ayudó a que modificaran su criterio. Desaparecerla como instrumento policial no, pero integrada a la Secretaría de Gobernación o en una nueva Secretaría, de Seguridad Ciudadana.

Las dos nuevas dependencias en la cocina del próximo gobierno responden a dos lógicas expresadas por Peña Nieto y sus principales colaboradores desde hace tiempo, que parecen excluyentes. La primera es devolverle instrumentos de fuerza a la Secretaría de Gobernación, de los cuales fue despojada durante los gobiernos panistas, y la segunda responde al énfasis de Peña Nieto de tener en la protección del ciudadano la prioridad de su gestión, lo que es atendible, si se recuerda que la creación de los gobiernos tenía como razón de ser proveer seguridad a la gente.

La pregunta es si por las mejores razones, Peña Nieto pueda cometer un error del cual se llegue a arrepentir él y los mexicanos sufrir. Para una mejor decisión habría que eliminar la contaminación política. ¿Es la Secretaría el problema o su titular? García Luna es el funcionario más golpeado del sexenio, a quien a partir de casos de alto impacto de la policía federal -Florence Cassez, el enfrentamiento en el aeropuerto de la ciudad de México y recientemente el incidente en Tres Marías-, no ha dejado de ser sistemáticamente golpeado por la prensa política.

Una campaña de propaganda instrumentada por cárteles de la droga -en algunos casos con ayuda de varios medios de comunicación-, lo colocó varias veces en un dilema donde la prensa, al escoger quién era peor, escogió a García Luna. No ayudó que dentro del propio gobierno federal se alimentaran campañas en su contra, ni que no hubiera existido un secretario de Gobernación o un procurador tan fuerte en función de resultados, para contrarrestarlo.

Por eso es importante separar a la persona de la institución. Si Peña Nieto transfiere las funciones de esa secretaría a Gobernación, convertirá a su próximo titular en el más fuerte que jamás haya despachado en Bucareli, pues los recursos tecnológicos con que contará jamás se tuvieron antes, sin nadie de contrapeso. García Luna logró –y en ello radica su alejamiento del presidente Felipe Calderón y las críticas de la ex candidata presidencial Josefina Vázquez Mota- mantener Plataforma México como un instrumento de Estado ajeno a los usos políticos que algunos panistas pretendieron. La tentación para un político será tan grande, que es mejor no tenerla.

La mejor opción, si se decide finalmente desaparecer Seguridad Pública, es crear la Secretaría de Seguridad Ciudadana, que cuente con sus recursos tecnológicos, y motores de investigación e inteligencia, donde el cambio de énfasis hacia la prevención antes que la confrontación no genere un monstruo, como el que se crearía en Bucareli, y sí permita avanzar sobre lo construido y voltear a la gente, sin permitir que análisis cimentados en percepciones lleven a la toma de una decisión que todos podríamos lamentar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, sean civilizados.