martes, 6 de noviembre de 2012

Ricardo Alemán - Mancera, lo quieren de títere

El fenómeno es propio de todos los procesos de transición del poder. Y el cambio de gobierno en el Distrito Federal no es y tampoco podía ser la excepción. ¿De qué estamos hablando?

Casi nada, de que los poderes fácticos que –en el Distrito Federal--, se mueven detrás de los poderes institucionales, hacen hasta lo imposible por permanecer en los cargos públicos, por influir en la nueva administración y, en el extremo, por marcar las directrices del nuevo gobierno.

Y precisamente a 30 días de que asuma el cargo de nuevo Jefe de Gobierno del Distrito Federal --y a semanas de que elija a su gabinete de colaboradores--, el candidato ganador de la contienda parece despojado de todos sus poderes, de sus facultades y, otra vez en el extremo, hasta pareciera que ya existe quien hable en su nombre.



En pocas palabras, que si hacemos caso a las filtraciones periodísticas, a las revelaciones pagadas, a lo corrillos interesados y a los mensajes velados de Marcelo Ebrard, entonces debíamos llegar a la conclusión de que la gestión de Miguel Ángel Mancera no será un nuevo gobierno en el Distrito Federal, sino que será algo así como la versión "bis" de la de Marcelo Ebrard. ¿Por qué razón?

Pecata minuta, porque desde distintos flancos del gobierno saliente le han mandado el mensaje a Mancera de que buena parte del gabinete en funciones debe ser ratificado y, con ello claro, "se dará continuidad a los planes y programas" del gobierno saliente. De las 16 posiciones del gabinete, por lo menos diez titulares ya se sienten ratificados, entre ellos el procurador y el jefe de la policía.

Todo eso sin contar con la "guerra civil" que han desatado las tribus del PRD y hasta uno que otro lopezobradorista que en el delirio total aún cree que puede medrar con presiones y chantajes. Así, por ejemplo, la mafia de los señores Bejarano-Padierna han pedido una cuota de casi la mitad del gabinete, en tanto que otros grupos "se conforman" con sólo una posición, una de las rentables minas de oro en que se han convertido el Transporte –la Setravi--, la Central de Abasto y Reclusorios. No piden mucho.

Bueno, resultan de risa loca las reuniones entre los equipos de transición, en donde los personeros del gobierno saliente insisten hasta el cansancio que, los suyos, son "programas de lago aliento", "políticas para los próximos 30 años", "proyectos sustentables de largo plazo"... como si trataran de decirle el Jefe de Gobierno electo que se puede ir de vacaciones por los próximos seis años y que, aún así, la ciudad camina sola.

Y si tienen dudas, ayer mismo, el propio Marcelo Ebrard entregó a Miguel Mancera un certificado que avala la "prevención y consolidación de ciudad segura" para el Distrito Federal. ¿Y cuál es el mensaje? Ese, que Mancera deberá seguir los pasos de Marcelo; consolidar su concepto de ciudad segura. ¿De verdad segura?

Pero existe un verdadero misil que le mandaron al gobierno de Mancera desde el GDF --vía la Asamblea Legislativa--, y que pudiera ser el primer gran escándalo que estallará en la cara del nuevo gobernador de la ciudad capital. 


Resulta que de última hora, prácticamente en secreto, llegó al congreso del Distrito Federal una iniciativas proveniente del GDF, para reformar la Ley de Extinción de Dominio. ¿Y en qué consiste el misil que puede reventarle la cara a Mancera?

Casi nada, es una iniciativa que propone convertir en policías a las empresas inmobiliarias y a los ciudadanos en general que rentan y venden inmuebles –casas, terrenos, departamentos, locales comerciales--, y a quienes se condenará a perder su patrimonio y a una pena de cárcel, si rentan o venden un inmueble a un integrante del crimen organizado.

Es decir, que esa reforma obliga a los arrendatarios y vendedores de bienes inmuebles a investigar a quién le rentan y le venden, de lo contario, serán acusados de complicidad. O sea, la industria inmobiliaria se convertirá en el nuevo Cisen. De risa loca, si no es porque de aprobarse esa reforma tirará la industria de la construcción en la capital del país, que es el motor que mantiene buena parte del empleo. --- ¿Pero eso a quién le importa? Lo que importa es someter a Mancera, convertirlo en títere de la mano que mece la cuna. ¿Lo lograrán? Al tiempo.

En el camino

A la distancia, se confirmó que fue un acierto llevar a Daniel Karam al frente del IMSS, en donde su desempeño fue impecable. Aun así, la crisis del IMSS sigue amenazando la seguridad social. Y Peña Nieto tiene un reto formidable, ya que se trata de la columna vertebral de toda la seguridad social. Sin metáfora, el IMSS es la cuna de más del 60 por ciento de los mexicanos vivos.

Leído en http://www.noroeste.com.mx/opinion.php?id_seccion=104

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