Desesperado por salvarse, bajó por una parra y quedó colgando sobre el fatal precipicio. Mientras el estaba ahí colgado, dos ratones aparecieron por un agujero en al acantilado y empezaron a roer la parra. De pronto, vio un racimo de frutillas en la parra. Las arrancó y se las llevó a la boca.
¡Estaban increíblemente deliciosas!
¡Que afortunado soy!
"La vida es un soplo, vivir es lo importante"
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