“Es mi hijo y puede hacer lo que quiera…”, respondía Andrés Granier cuando su equipo se quejaba de la intervención de Fabián Granier en el nombramiento de integrantes del gabinete. O cuando el junior imponía sus caprichos en la política tabasqueña. Y en los negocios.
Cuentan en Tabasco que durante los años aciagos de inundaciones, Fabián Granier —Fabiancito— se aprovechaba de la desgracia ajena, compraba despensas —por citar una cifra— en cinco pesos y las revendía en 15 pesos. Su socio habría sido un negocio llamado Abarrotera Monterrey.
O a la hora de comercializar, nadie como Fabiancito. No en pocas ocasiones se escuchaba la frase en cualquier municipio tabasqueño: “Aquí sólo entran las comercializadoras de Fabián”.
Los Granier no tuvieron freno en sus abusos de poder. En Quinta Grijalva el gobernador presumía a su hijo y a sus animales: avestruces, guacamayas, patos y loros que paseaban por los jardines de la casa de gobierno. ¨Cuando me vaya me los voy a llevar”, advertía.
Y aunque nunca se le escuchó decir que también le dejaría una deuda pública estratosférica al estado —alrededor de 20 mil millones de pesos—, es un hecho que, hoy por hoy, Andrés El Químico Granier está a un paso de la cárcel.
Hasta donde saben estos Archivos, el ex gobernador de Tabasco se refugia en Miami.
Ayer no se presentó a declarar en la Procuraduría de Justicia de Tabasco. Dice su abogado que Granier no fue notificado de forma legal.
¿Qué sigue? La PGR advierte que irá tras Granier, virtual prófugo de la justicia.
Por lo pronto, Hacienda ya aseguró cinco predios de Granier ubicados en el fraccionamiento Real del Sur, en Villahermosa. Uno de ellos pertenece a Mariana Granier, hija del ex gobernador, y quien depositara 14 millones de pesos en efectivo, por lo cual las autoridades hacendarias abrieron ya una línea de investigación.
El escándalo político y económico en Tabasco ensucia a todos.
Y es, también, un pleito entre familias.
El gobernador Arturo Núñez y el ex gobernador Andrés Granier son compadres. Núñez es padrino de XV años de una de las hijas de Granier. Para que la cuña apriete…
Y a la desgracia de decenas de miles de tabasqueños, el abuso.
Cuando las inundaciones devastaron parte de la entidad —de 2007 a 2011—, los recursos federales fluyeron ante la emergencia. Miles bajo el agua. Miles perdieron todo. Unos cuantos beneficiados.
Los abusos con recursos y despensas llegaron a oídos del presidente Felipe Calderón, quien tomó una decisión: que el Ejército manejara, de manera directa, los apoyos a la población. Pero los abusos ya se habían dado.
Las desgracias no llegan solas. En medio de desastres naturales, la economía tabasqueña se desplomó: la agricultura decayó, mientras las participaciones federales presupuestadas disminuyeron de 47 mil millones a 32 mil millones de pesos.
En el gobierno de Granier hay un personaje clave: su tesorero, José Manuel Saiz Pineda.
Saiz llegó a esa posición gracias a la recomendación de un amigo del gobernador: el empresario Amilcar Sala. Las auditorías oficiales se realizaban bajo propósitos más políticos que de transparencia.
Y más:
Otros cercanos a Granier, como el secretario de Obras Públicas, Héctor López Peralta, que —cuentan en Tabasco—, llegó de huaraches y ahora tiene residencia con alberca y hasta cascadas. ¿Quién pompó?
Pero Granier no gobernó solo. Compartió el poder con su secretario general de Gobierno y actual senador, Humberto Mayans, que tiene mucho que explicar sobre el desastre en el edén tabasqueño. El Químico era un gobernador bonachón, amiguero, fiestero. Lo desbordaba su afición al alcohol. Llegó a ser el gobernador más popular de Tabasco.
Pero los excesos —los políticos, los económicos, con sus hijos, los etílicos—, acabaron a Granier.
Hoy tiene un pie en prisión.
TEPITEÑOS. Hasta la entrega de esta columna, nada se sabía de los 11 jóvenes desaparecidos, la mañana del domingo pasado en el antro Heavens After, en la Zona Rosa. Es inverosímil y de máxima alerta que se hayan esfumado tras ser subidos a camionetas negras por hombres encapuchados y armados, luego de ser “invitados” por los encargados del lugar a salir, ya que se iba a realizar un operativo policiaco. ¿Quiénes se los llevaron? ¿Por qué? ¿Dónde están? Son clave los testimonios de gerente y meseros del antro. ¿Qué más saben? Pero más grave es que esto ocurra a plena luz matutina, a dos calles de la SSP-DF, en una zona donde abunda la vigilancia policiaca. Lo cierto es que el DF ya es, desde hace tiempo, una ciudad de alta criminalidad, copada por el crimen organizado
Fuente: Excelsior 31 mayo 13
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