Desde finales de mayo de 1984, cuando los obispos del Pacífico denunciaron la penetración del narcotráfico en el gobierno, ninguna autoridad eclesiástica mexicana había tomado una posición tan frontal contra el crimen organizado con lo hicieron los obispos de Michoacán el 22 de mayo sobre lo que estaba sucediendo en el estado. El comunicado, difundido en medios locales, es un diagnóstico que por su importancia debe reproducirse. Entre sus partes más descriptivas y alarmantes, denuncian:
“Nos duele profundamente la sangre que se ha derramado, la angustia de las víctimas de los secuestros, los asaltos y las extorsiones; las pérdidas de quienes han caído en las confrontaciones entre las bandas, que han muerto por el poder criminal de la delincuencia organizada o han sido ejecutados con crueldad y frialdad inhumana. Nos interpela el dolor, la incertidumbre y el miedo de tantas personas, y lamentamos los excesos que se dan en algunos casos al tratar de dar con los delincuentes.
“La preocupante realidad que estamos viviendo… conlleva algunos hechos que han venido agravando la situación; hay gran incertidumbre e impotencia en los empresarios y trabajadores del campo y de las ciudades ante la amenaza del eventual cierre y destrucción de negocios y centros de trabajo... Muy recientemente se ha impedido la llegada de víveres y alimentos a algunas comunidades, incrementando la pobreza y el hambre.
“Hay un permanente sentimiento de indefensión y desesperación, y se añade el enojo y el miedo a causa de la complicidad, forzada o voluntaria, que se da entre algunas autoridades y la delincuencia organizada… que a muchos les consta y ante el cual nada se puede hacer... Es generalizada la percepción de que falta eficacia en las autoridades federales, estatales y municipales para garantizar la seguridad, el orden, el derecho al libre tránsito. Esto afecta… la actividad social y económica ordinaria de la población.
“Algunos medios de comunicación contribuyen a incrementar la confusión y la inestabilidad, pues frecuentemente la información que dan es parcial, inexacta, incluso falsa y manipulada. Por otra parte, en los mismos medios se escuchan versiones… de personas o instituciones oficiales que minimizan la problemática… La realidad es que se ha creado… una imagen negativa del Estado… que afecta a muchos sectores de la población.
“… No nos extraña el surgimiento de las llamadas ‘policías comunitarias’, signo y consecuencia del hartazgo de la población ante el acrecentamiento de los problemas… con lo cual ha aumentado la confusión para los habitantes de las comunidades, que se ven rodeados de grupos armados de distinta procedencia, muchos de los cuales se autonombran defensores de los intereses de la gente y hasta pretenden actuar en nombre de Dios.
“Nuestras cinco Diócesis cubren territorio de Michoacán y algunos municipios de Guanajuato y de Guerrero, en todos ellos se dan situaciones similares, pero los pueblos que más sufren son los… de la Tierra Caliente. De todos lados nos llega el clamor de nuestros fieles y de las comunidades, pidiendo ayuda incluso material, solicitando… intervención ante las autoridades, buscando acciones a favor de las víctimas… Hacemos eco de sus requerimientos pidiendo con urgencia la acción decidida de las instancias correspondientes. Comprendemos los desafíos que afrontan las autoridades políticas, civiles y militares en todos los niveles de gobierno, pero les pedimos que no se conformen con hacer declaraciones mediáticas, y que se hagan presentes para conocer de cerca la problemática.
“¡No es posible seguir viviendo así! Los obispos de esta provincia Eclesiástica que comprende las Diócesis de Morelia, Zamora, Tacámbaro, Apatzingán y Ciudad Lázaro Cárdenas... pedimos a nuestros sacerdotes… hagan cuanto esté a su alcance, privilegiando… la asistencia espiritual, el acompañamiento a las familias y esforzándose por realizar acciones concretas a favor de la paz y de la reconciliación”.
Una semana después, el Gobierno federal informó de los avances en la recuperación territorial de una vasta zona michoacana. Es buena noticia, pero no es concluyente. La guerra contra el narcotráfico seguirá y tendrán que combatirla, con el hándicap de haber pensado erróneamente que al no enfrentar a los criminales, desaparecería la violencia. Los obispos michoacanos les recordaron cuál es la realidad, a la que ahora tratan de alcanzar.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter: @rivapa
Leído en http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/no-es-posible-seguir-viviendo-asi-1369985465
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