sábado, 18 de mayo de 2013

Raymundo Riva Palacios - Nido de Víboras

PRIMER TIEMPO: Una vieja pugna, revienta en el mejor momento. Para nada, afirma Manuel Espino, ni le está haciendo un favor al gobierno de Enrique Peña Nieto, ni está dando la cara por el gobierno de Javier Duarte en Veracruz. La acusación de corrupción del ex líder nacional del PAN contra Miguel Ángel Yunes coincide con la reciente denuncia que se hizo sobre los planes de uso de programas sociales con fines electorales en Veracruz pero, aclara, tiene más de seis años incubándose. Ese tour de force con Yunes viene desde que como líder del PAN se enfrentó al candidato presidencial de su partido Felipe Calderón, que lo quería como senador, y con la ayuda del neopeñista ex presidente Vicente Fox, lo bloqueó. Hace tres años lo acusó de ladrón, pero sólo hasta ahora, con documentación en la mano, hizo la denuncia formal ante la PGR. Decenas de millones de pesos en propiedades de Yunes no podrían haber sido pagadas jamás con los salarios en el servicio público que percibió durante su vida, alega Espino en la acusación. En política no hay coincidencias. Hace una semana se sabía que venía una embestida contra Yunes por el episodio veracruzano y se cumplió. Espino, tan bravo como Yunes, es un buen ariete. El ex líder panista, que se fue del partido pero dice tener el corazón azul, fue arropado por Peña Nieto durante la campaña presidencial y fue invitado especial a la toma de posesión el 1 de diciembre. Espino no se reconvertirá priista, pero en el juego de valores entendidos, ha tenido acceso a información para atacar a Yunes que beneficia al PRI y lo beneficia a él. Al PRI porque descalifica a su acusador y lo coloca contra la pared en una defensa que será en lo penal. A él porque está construyendo un nuevo partido de derecha que tiene como bandera la lucha contra la corrupción. Yunes ya se lanzó contra Espino y lo llamó “prostituta política”. Es retórica frente a la denuncia penal. Si Yunes no hubiera hecho nada, no habría material en qué se sustentara Espino. Ahora, si son falsas las acusaciones, cuando menos en este trimestre de elecciones en Veracruz, ya lo tienen ocupado de otras cosas.



SEGUNDO TIEMPO: Las luchas carnales son luchas mortales. Por la puerta de atrás, el PAN se topó con un problema que se incubó en su propio seno. La síntesis es que Jorge Manzanera ha logrado que el Tribunal Electoral ordene al PAN revelar cuánto gastó en nóminas durante la campaña presidencial de Josefina Vázquez Mota. Ya nadie sabe para quién trabaja. Manzanera es uno de los más connotados operadores electorales del PAN, que trabajó con uno de los líderes del partido, Germán Martínez. Pero también, como brazo incondicional de la ex jefa de Oficina de la Presidencia, Patricia Flores, lo hizo para el ex presidente Felipe Calderón en la búsqueda del control del partido. Los anticuerpos azules, entre los que se encuentra la extrema derecha del partido, le quisieron cobrar una factura y lo acusaron de dilapidar y no justificar 600 millones de pesos para la campaña federal de 2009. Manzanera, que no está manco contratacó legalmente a través del IFE. El PAN rechazó la petición del IFE para abrir los gastos en nómina de campaña de Vázquez Mota, y en el siguiente escalón, el Tribunal Electoral, perdió. Manzanares ganó, pero ¿quién pierde? El operador de la dupla Calderón-Flores trabajó en las precampañas presidenciales de Alonso Lujambio y Ernesto Cordero, y cuando Vázquez Mota ganó la candidatura, también trabajó con ella. Es decir, Manzanera sabe muy bien de lo que está hablando y va a abrir los cajones del presidente del PAN, Gustavo Madero, por donde puede destaparse una Caja de Pandora. No serán las grandes revelaciones sobre los militantes o los profesionales, sino sobre quienes esconden la cara: el grupo de intelectuales y periodistas que trabajaron orgánica y subrepticiamente en la asesoría de Vázquez Mota durante la campaña presidencial, y que fueron quienes realmente, con sus consejos, la llevaron a la desgracia. Nombres de intelectuales muy importantes pueden salir a la luz pública, siempre y cuando sus pagos hayan sido a través de los dineros del PAN, porque se puede dar el caso de que lo hicieran por convicción ideológica o como cuando como secretaria de Educación y Desarrollo Social, la remuneración se haya dado a través de asesorías multimillonarias. Si esto finalmente se divulga, muchas cejas se levantarán y muchas quijadas caerán. Por supuesto, la decepción con algunos de ellos que presumen independencia, será mayor.

TERCER TIEMPO: Lucifer se coló en el Edén. La bonita familia tabasqueña se ha venido rompiendo con el tiempo. Todos eran felices hasta el gobierno de Enrique González Pedrero en los 80, cuando inició el desgaje del PRI. Se fueron al PRD él y su leal Andrés Manuel López Obrador. Luego su financiero Raúl Ojeda. Más adelante emigró Arturo Núñez. De esa cantera del PRI social, ni López Obrador ni Ojeda pudieron ganar la gubernatura. Núñez, gracias a una necedad de su compadre, el ex gobernador Andrés Granier, que impuso como candidato a Jesús Alí de la Torre, llegó al poder, con el aval de López Obrador y el apoyo Ojeda, a quien nombró secretario de Gobierno. Mucha tensión había en la familia desde la campaña, cuando Núñez anticipó que perseguiría al grupo de saqueadores en el gobierno de Granier. Al asumir la gubernatura, declaró que había faltantes por 20 mil millones de pesos, y comenzó el proceso contra de Granier y asociados. La PGR no ha fincado aún ninguna responsabilidad, pero el litigio mediático ha escalado. Una grabación de un Granier pasado de copas, lo mostró presumiendo centenares de zapatos, ropa fina y propiedades en todos lados, que admitió luego que había fanfarroneado por la borrachera. Pero ahí, sobrio, incurrió en otro error, al presumir que la justicia no le había hecho nada ni a él ni a sus cercanos colaboradores amenazados por Núñez, como parte de un acuerdo con el gobernador. Núñez respondió con virulencia retórica inusual en él. “Depredador del presupuesto, rapaz e inhumano”, le estampó en la cara. Él y sus cómplices se van a ir a la cárcel, agregó. Núñez está muy enojado, y Granier, que ya pagó las consecuencias públicas de su romance con el alcohol, ahora puede encaminarse a saldar otro tipo de facturas, penales en este caso, que pueden llevarlo a él y a dos de sus hijos a la cárcel. Torpe en su gobierno, torpe ahora. Consistente, hay que reconocerle, Granier sí ha sido.

rrivapalacio@ejecentral.com.mx
Twitter: @rivapa

Leído en http://www.razon.com.mx/spip.php?page=columnista&id_article=172821

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