viernes, 28 de junio de 2013

Salvador Camarena - Mauricio Toledo está viendo y no ve

Andrés Granier está en la cárcel. Se dice fácil, pero desde la caída de Mario Villanueva Madrid no habíamos atestiguado algo parecido.

Me da la impresión de que al final, la detención del ex gobernador de Tabasco no provocó el impacto que habría tenido si el encarcelamiento hubiera ocurrido por un golpe seco, o humillante. Como el que padecieron Elba Esther Gordillo o el de Joaquín Hernández Galicia,La Quina, respectivamente. Quizá fue que con sus argucias el abogado Eduardo Luego logró que el caso fuera un novelón por entregas, pero de cualquier manera el hecho de que Granier esté en el reclusorio es un evento mayor en nuestra política, una importante señal que algunos no están entendiendo, como el delegado en Coyoacán Mauricio Toledo.





El de Vicente Fox y el de Felipe Calderón fueron los sexenios del quiero pero no puedo. Doce años sin capturas de peces gordos por corrupción. Más aún: doce años donde muchos de quienes fueron procesados terminaron derrotando al Estado. Pero Enrique Peña Nieto ya dio tres muestras claras de que las cosas han cambiado.

Si el Presidente muestra poca tolerancia con casos que representan una afrenta para la sociedad (y de los cuales obtiene ganancia política sin pagar costos), ¿qué margen tendrán los gobernadores para no seguir ese ejemplo?

Mauricio Toledo no entiende las señales ni federales ni locales. El delegado, al que apodanEl Tomate, se aferra a su puesto a pesar de que ya un cercano colaborador ha sido encarcelado. Va a contracorriente de lo que Peña Nieto ha comenzado a imponer, pero quien comenzará a pagar por ello es Miguel Ángel Mancera, llamado como está a ser el jefe político de la capital.

Si Toledo cree que el haber apoyado a Mancera en su conquista del PRD DF le alcanza para ganar impunidad, hizo muy mal sus números. La semana pasada, desesperado luego de la aprehensión de Eduardo Ramírez Vallejo, su ex secretario, buscó a los bejaranistas, a quienes coqueteó para enfrentar el embate. Según una fuente, Toledo de verdad creyó que el gobierno de Mancera plancharía en tribunales el congelamiento de las pesquisas por denuncias de negociaciones sobre obras irregulares en su demarcación. Mancera ya lo dejó caer y él sigue sin ver lo evidente. Tan lo hizo el jefe de Gobierno que ya le dio la oportunidad de que renuncie, de que salve la cara. Como en su momento Peña Nieto con Humberto Benítez Treviño, el tercer ejemplo del estilo Peña.

¿Qué hizo Toledo luego de que Mancera dijera que la renuncia del delegado es un asunto “personalísimo”? Me comentan que ha amagado con que si se procede en su contra sus tres legisladores, apodados los Tomatitos Cherry, se “cambiarán de bando” (se trata de dos legisladores locales, Diego Martínez y Alejandro Robles, y Valentín Maldonado, diputado federal y considerado su delfín).

Mancera no va a permitirse el quedar como alguien a contracorriente de lo que hace Peña Nieto a nivel federal. Además, si el jefe de Gobierno no hace sentir su peso, otros delegados pudieran intentar convertir su territorio en lo que un perredista calificó como “una especie de baronías medievales, con sometimiento violento de los que se oponen y cobros arbitrarios a todo lo que se mueve económicamente”. Por querer salvarse a toda costa, Toledo está aumentando el costo a Mancera. Pero el hilo siempre se rompe por lo más delgado. Y en este caso ese punto está al sur de la ciudad, no en el Zócalo.

salvador.camarena@razon.mx
Twitter:
 @salcamarena


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