lunes, 8 de julio de 2013

Raymundo Riva Palacio - Back to business

La frase back to business significa regresar a las cosas que se venían negociando, pactando, concretando. Eso es lo que desde ayer comenzó a hacer el gobierno de Enrique Peña Nieto con la afirmación del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, de que el resultado de las elecciones este domingo no afectaría el Pacto por México. El Presidente evaluó la jornada por la noche en Los Pinos con sus principales colaboradores, con quienes revisó resultados y escenarios, para iniciar la semana con los objetivos que se distrajeron por la contienda en la mitad del país.




Los resultados electorales galvanizarán los liderazgos en los partidos de oposición, y según como los procesen, se reacomodará la correlación de fuerzas internas. Por lo que toca al PRI, adelantó el jefe de los diputados priistas, Manlio Fabio Beltrones, se mantendrá la dinámica de acuerdos legislativos. Pero eso no bastará. Las elecciones probaron la debilidad institucional del Pacto, un mecanismo de concertación para definir consensos sobre las reformas que se necesitan para que se rompa con el estatismo -de estático- en el cual se encuentra el país, y la prioridad en la cual se presentan los nuevos andamiajes jurídicos y políticos que las soporten. Al entrar el Pacto en crisis por los factores electorales, la posibilidad de aprobar las reformas indispensables para el crecimiento -la energética, hacendaria y fiscal- se sumieron en la incertidumbre al entrar en crisis los liderazgos de la oposición.

Más allá de cómo procesen los resultados, el reacomodo será efímero en los términos de los plazos largos que se requieren para un proceso de institucionalización de la vida pública, que es lo que también anheló el Pacto por México y estuvo a punto de hacerse trizas en las últimas semanas. A Peña Nieto le urge que ese acuerdo entre en una nueva fase, que escape de las pugnas internas entre las dirigencias del PAN, y de la recomposición de la burocracia del PRD como consecuencia del saldo de pérdidas y ganancias electorales este domingo. Institucionalizar lo que hoy en día es un cuerpo de negociación política paralela y en algunos casos metaconstitucional -origen de los conflictos en la oposición-, es la etapa que tiene que empezar a construirse.

Para que el Pacto por México trascienda coyunturas políticas y electorales y se constituya en un órgano político institucional, hay que reinventarlo sin que vuelva a nacer. Si el Pacto reúne hoy en día al Ejecutivo, a las dirigencias de los partidos y a los coordinadores de las cámaras, que deciden el futurodel país en forma vertical y sin legitimidad real, lo que se necesita es convertirlo formal y legalmente no sólo en un órgano supremo consultivo -como funcionan el Consejo de Estado de Francia o de España-, o de última instancia de la jurisdicción administrativa, que es otra característica de estos cuerpos colegiados, sino en un mecanismo permanente en el cual se procesen y cocinen las reformas, se diriman los problemas que en instancias inferiores no pueden resolverse, y se mantenga como un foro político de permanente deliberación y legislación.

Las elecciones de este domingo aportaron suficiente información y experiencia para ver la vulnerabilidadde los acuerdos y la necesidad de mantenerlo como la instancia máxima que articule y preapruebe las reformas. El Pacto por México llegó sofocado a este 7 de julio, y los resultados de la elección sólo prometen la sobrevivencia del acuerdo por unos cuantos meses. El propio Presidente reconoce en privado -cuando lo dijo en público tuvo que rectificar ante las críticas-, que su vigencia no irá más allá de este año. Eso, si bien le va. Las expectativas dentro del PAN son que su líder Gustavo Madero, profundamente comprometido con el Pacto, no pasará el otoño, mientras que en el PRD, la reforma energética los puede quebrar una vez más en la izquierda parlamentaria y la izquierda social, donde esta última, la de las protestas callejeras, suele imponerse a quienes buscan el cambio en el Congreso.

Son demasiados vaivenes para un Presidente que quiere transformar al país. Pero a un órgano autócrata, como es el Pacto por México, no le queda mucha viabilidad al centrarse  en las personas no en el diseño. Para evitar su muerte, tiene que caminar hacia un órgano que esté más allá de la coyuntura y de los individuos. Back to business es importante, pero no para quedarse en el primer árbol, sino para cruzar el bosque entero.


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