Este 2013 se conmemora el 60 aniversario de que en nuestro país, a las mujeres se nos reconoció el derecho al voto. Resulta impensable el argumento que antes nos lo impedía, pero en todos estos años, vamos entendiendo los porqués. Ninguna razón suficiente, pero razones, finalmente, que a las mujeres mexicanas las tenían como ciudadanas de segunda, porque a ellas —nosotras— no se les daban las mismas atribuciones que a los hombres.
Sesenta años, muchos y pocos al mismo tiempo. Se hace tanto, porque no concebimos la idea de antes de no tener derecho a emitir un voto; pocos, porque lo que se ha avanzado al respecto no es tanto como esperaríamos. Y es que no sólo era cuestión de que a las mujeres se les permitiera votar, sino de darle oportunidades para participar en la vida política del país.
Hace unos días, la Organización de la Naciones Unidas, revelaba su numeralia sobre los avances en esta materia en nuestro país. Y no, los números de la ONU no son tan buenos como habríamos pensado:
En el Senado, la participación de las mujeres alcanza el 33%. En la Cámara de Diputados 37 por ciento.
- Apenas un 7% de las presidencias municipales.
- En las Cámaras locales representa 24 por ciento.
- Del total de personas en puestos directivos superiores, las mujeres alcanzan sólo el 24 por ciento.
-En el Ejecutivo Federal, en los mandos medios y superiores las mujeres representan apenas 35.5%, y se refiere a puestos de baja jerarquía: subdirectoras, jefas de departamento o enlaces.
- En entidades federativas, en puestos de alta dirección las mujeres alcanzan un 14.6 por ciento.
- En la Suprema Corte de Justicia Nacional, sólo dos de los 11 ministros son mujeres.
- Los magistrados de los plenos de los Tribunales Superiores de Justicia en 2012, sólo 28.6% eran mujeres.
Para que nos demos una mejor idea, de las 26 secretarías que integran el gabinete (contando también al ampliado), sólo tres de ellas: Sedesol, Sectur y Salud, son dirigidas por mujeres.
Rosario Robles, Claudia Ruiz Massieu y Mercedes Juan, respectivamente. ¡Ah! Y no hay ni una sola gobernadora.
Rosario Robles, Claudia Ruiz Massieu y Mercedes Juan, respectivamente. ¡Ah! Y no hay ni una sola gobernadora.
Y eso que han pasado 60 años. Y eso, también, que México no se ha dormido y le ha entrado a la regulación de la cuota de género. Que para el caso, ha servido de muy poco. Tan sólo recordar el caso de las Juanitas en la Cámara de Diputados.
Pero la nuestra, es también una realidad en muchas partes del mundo, aunque no por eso debemos sentirnos aliviados. Cuando la ONU fue creada, en 1945, el porcentaje de participación de mujeres legisladoras, era de 3%. Treinta años después, apenas se avanzó al 10.9% a nivel mundial. En 2013, marcamos 21%. Según la ONU, sólo 30 países en el mundo han alcanzado una participación de 30%, México uno de ellos. Pero lo cierto es que, 70 años después, resulta increíble que el avance no llegue 50%. Porque hablamos de equidad de género, y podemos conformarnos sino hasta alcanzar la paridad.
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