viernes, 11 de octubre de 2013

Ricardo Alemán - AMLO se cartea con el "traidor a la patria"

Dice una conseja fundamental de la política: “Los hechos dicen más que mil palabras”. Es decir, se puede pensar lo que se quiera de un político; se puede decir misa y hasta imaginar quijotescas versiones sobre tal o cual versión política, pero, al final, los hechos tienen la última palabra.

Y en torno al siempre polémico Andrés Manuel López Obrador son lapidarios los hechos de su más reciente lance político, llevado a cabo el pasado domingo en el mítico Paseo de la Reforma. ¿Y cuáles son los hechos? Se pueden seccionar en dos partes. El mensaje y la escenografía. 

Y en el primer caso, el del mensaje, estamos ante un verdadero bombón de los tiempos modernos. ¿Por qué? Porque el mensaje de López Obrador es toda una joya engañabobos. O acaso, “ratificabobos”. ¿Tienen dudas? 





Para empezar, vale recordar que entre las acciones de la llamada “resistencia civil pacífica” que propuso en su movilización contra “la privatización energética y el incremento de impuestos”, el señor López Obrador incitó a sus seguidores a usar el hashtag #EPNTraidorALapatria, como forma de protesta contra el presidente mexicano que, según AMLO, pretende privatizar la industria energética del país. 

Pues bien, luego de lanzar esa suerte de escupitajo al presidente, el señor López confió a sus seguidores —reunidos el pasado domingo— que el lunes 23 de septiembre “se entregó un escrito a la oficina de la Presidencia en el que se solicita a Enrique Peña Nieto que exhorte al Congreso y a su partido para celebrar una consulta ciudadana antes de imponer la reforma energética”. 
¿Y qué quiere decir lo anterior? Es un bombón. 

Primero, que el señor López se cartea con “el traidor a la patria”, con todo lo que eso significa. Segundo, que el ex candidato presidencial reconoce a Peña Nieto como “presidente de los mexicanos” y que le da el carácter de interlocutor de AMLO con el Congreso. Y tercero —y el más importante—, que López Obrador insiste en negociar con Enrique Peña Nieto. 

¿Y qué es lo que intenta negociar AMLO con EPN? La única carta de negociación que le queda. ¿Y cual es esa carta? Sí, el nacimiento de Morena. Y es que está a la vista de todos que sin el apoyo oficial, sin la ayuda de una fuerza externa como el gobierno federal, Morena será “no nato”. Y a estas alturas el señor López ya no tiene cartas para seguir jugando el juego de la política, porque casualmente EPN se las arrebató casi todos. 

Por eso, luego de informar a sus fieles que se cartea con el “traidor a la patria”, AMLO explicó: “Se recibió (de EPN) una respuesta no satisfactoria, la cual no damos por definitiva. Hay tiempo todavía para que Peña Nieto piense en México y cambie de parecer”. ¿Y qué quiere decir esa verdadera súplica por parte de AMLO? Que el señor López no ha perdido la esperanza de que Peña Nieto le lance un salvavidas. 

¿Y a cambio de qué Peña Nieto salvaría a AMLO y le ayudaría a que Morena finalmente llegue a ver la luz? Muy fácil, a cambio de que AMLO rompa su alianza con los poderosos hombres del dinero. ¿Cuál alianza? 

Increíble. Resulta que en el mismo mitin del pasado domingo, AMLO confirmó que es parte de una perversa alianza que ha unificado al PAN y a los grandes empresarios del país contra la reforma fiscal de Enrique Peña Nieto. ¿Y cuáles son las evidencias de esa alianza? Están en el discurso de AMLO. 

Casi al inicio de su discurso del pasado domingo, el señor López Obrador dijo: “Pensamos que es un agravio, una canallada, pretender aumentar los impuestos sin combatir la corrupción y sin eliminar, primero, el gasto superfluo y los privilegios de los altos funcionarios públicos. Consideramos que ya es tiempo de que sea el gobierno el que se apriete el cinturón y no la gente. Insistimos, es inmoral que haya gobierno rico con pueblo pobre”. 

Esa parte del discurso es una perla. ¿Por qué? Porque es el mismo discurso de Acción Nacional y de los grandes capitales. Además, en ningún momento AMLO se acuerda de que paguen más los que más tienen. Pero lo peor es que el dizque paladín de la izquierda mexicana, el señor López, olvida que la fórmula histórica para la mejor redistribución de la riqueza son los impuestos. 

Sin embargo, frente a miles de acarreados pobres, en medio de un espectáculo de oropel insultante por la ofensa para los millones de pobres del país, el señor López sale en defensa de los poderosos y sacrifica a los pobres, a los que engatusa con espejitos. 

Y lo peor es que, convertido en la versión tropical de Gandhi —con su chabacana resistencia civil—, suplica de rodillas para que le salve la vida Peña Nieto, el “traidor a la patria” con el que se cartea. Al tiempo.



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