Si para el gobierno de Felipe Calderón Michoacán fue génesis y apocalipsis de su violenta estrategia contra el narcotráfico, para la administración del presidente Enrique Peña Nieto ese mismo estado occidental amenaza con convertirse en prueba fehaciente de la inoperancia y la poca efectividad de la nueva estrategia de lucha contra el crimen y la violencia que persisten en el país.
Porque cinco meses después de que el secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, anunciara “el rescate de Michoacán”, en esa entidad no hay ni “la paz y la estabilidad” prometidas cuando se inició el envío masivo de tropas federales y castrenses al territorio michoacano. Incluso podría decirse, a juzgar por los hechos del fin de semana -con balaceras, atentados de tipo terrorista y actos de sabotaje contra instalaciones eléctricas-, que muy poco o nada se ha avanzado en la pacificación y la recuperación de territorios bajo control de grupos del narcotráfico, como los Templarios y el Cártel Jalisco Nueva Generación, que continúan su sangrienta disputa por la plaza.
¿Qué pasó con los miles de soldados del Ejército y policías federales que debían desarmar a los “grupos de autodefensa” y restablecer el control de municipios de Tierra Caliente como Apatzingán o de la zona limítrofe con Jalisco como Tepalcatepec o Buena Vista Tomatlán? ¿Qué ocurrió con los operativos bajo el mando militar del secretario de la Defensa, Salvador Cienfuegos? ¿Cuáles fueron los avances en estos cinco meses en el objetivo de pacificar Michoacán?
Un argumento que se oye de manera extraoficial en el gobierno federal es que, a raíz de la emergencia nacional por las inundaciones que dejaron Ingrid y Manuel, las tropas enviadas a Michoacán fueron movilizadas para auxiliar a damnificados y comunidades. Hasta ahí podría entenderse la reducción de la presencia militar y el efecto que eso pudo tener en la estrategia, pero ¿y la Policía Federal?, ¿no se quedaron ellos a cargo de la estrategia ante la disminución obligada de las tropas castrenses?, ¿o también a los oficiales del comisionado Manuel Mondragón fueron a atender las inundaciones?
Michoacán se convirtió, en buena medida, en el termómetro para medir la efectividad de la estrategia antinarco en la era Peña Nieto; y el resultado no es hasta ahora muy alentador. Sin menoscabo de lo que se haya podido avanzar -si se ha avanzado- en otros estados con crisis de violencia, como Tamaulipas, Chihuahua o Sinaloa, es claro que el caso michoacano no ha sido atendido por la estrategia peñista en toda su complejidad y magnitud, que van desde la enorme penetración social de grupos como Los Templarios en regiones enteras, hasta la existencia de grupos radicales en lo social y lo político, combinado con un vacío total de autoridad tanto a nivel municipal, por alcaldes amenazados o cooptados, como por la incapacidad física y política del actual gobernador en funciones Fausto Vallejo y el forzado interinato de Jesús Reyna.
Al explosivo y sui generis coctel michoacano se ha respondido sólo con la militarización del estado y, aunque por momentos dio resultado, está visto que no fue suficiente y que la pacificación de Michoacán pasa por decisiones de Estado mucho más audaces, complejas y delicadas, que quién sabe si el presidente Peña Nieto esté dispuesto a tomar.
Sin esas decisiones, el indomable territorio michoacano, cuna de rebeldes independentistas como Morelos y siglos antes del indomable imperio Purépecha, seguirá como lleva ya más de una década: sumergido en la ingobernabilidad y como dominio del narco.
NOTAS INDISCRETAS… Tras cancelar varias giras internacionales por el conflicto de los maestros, Miguel Ángel Mancera viaja a partir de hoy a Rusia en busca de inversiones y estrechar relaciones con la capital mexicana. Lo acompañan Cuauhtémoc Cárdenas y otros funcionarios… Paradojas de la política, mientras el presidente Peña Nieto envía al Congreso una iniciativa que propone hacer obligatorio 50% de candidaturas para mujeres en los partidos, no falta el maldoso que recuerde que en los casos de las diputadas “Juanitas” fue precisamente el PRI el partido que más recurrió a esa trampa de postular mujeres para después obligarlas a dar paso al suplente, además de que varias de esas “Juanitas” fueron candidatas por el Estado de México; eso sin contar que en este sexenio se ve algo que no ocurría desde el gobierno de Luis Echeverría: no hay una sola mujer como gobernadora en los estados del país. ¡Viva la equidad de género!.. Se lanzan los dados. Doble Escalera.
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