“La pregunta que hacemos hoy no es si nuestro gobierno es demasiado grande o demasiado pequeño, sino si funciona”.
Barack Obama
El gobierno de Enrique Peña Nieto está perdiendo el control del país. Los ataques coordinados a subestaciones de la Comisión Federal de Electricidad y gasolineras en Michoacán son sólo una parte del inquietante panorama que se dibuja en el país.
Quizá el grupo que llevó a cabo los ataques de la noche del 26 al 27 de octubre no era profesional. Es difícil pensar en una organización terrorista que utilice bombas Molotov en lugar de granadas o explosivos de alto impacto.
Pero el que estos ataques de “aficionados” hayan podido dejar en tinieblas a 420 mil michoacanos es indicativo de la fragilidad de la infraestructura nacional.
Ninguna organización se ha atribuido los ataques. Si la autoridad sabe algo, no lo está revelando. No sabemos, en consecuencia, a quién estaba dirigido el mensaje: ¿al gobernador Fausto Vallejo, al gobierno federal?
Pero los ataques no son el único síntoma de la enfermedad. Un grupo de unos 600 integrantes de grupos de autodefensa de Buenavista, Tomatlán y Tepalcatepec llevaron a cabo una marcha de protesta a Apatzingán. El Ejército los dejó pasar siempre que fueran desarmados, pero fueron recibidos a balazos por desconocidos en Apatzingán.
En Michoacán, en Tamaulipas y en otros lugares las extorsiones y el cobro de derecho de piso se han convertido en una forma de vida. Tan solo en Nuevo León en los últimos meses han sido ejecutadas seis personas por haberse negado a pagar el cobro de piso, entre ellas el padre, Alejandro Caballero Sánchez, de 67 años de edad, y la hermana, Cecilia Caballero Hernández, de 32 años de edad, del propietario de un taller mecánico de Guadalupe.
El INEGI reporta en su encuesta de victimización que en 2012 se llevaron a cabo más de 105 mil secuestros en el país, a pesar de que sólo hubo 1,317 denuncias ante el Ministerio Público. El gobierno federal parece tan incapaz de enfrentar a la delincuencia organizada como los gobiernos locales a los criminales del fuero común. El asalto a unidades del transporte público se ha convertido en una verdadera pesadilla. En el Estado de México quienes se trasladan a trabajar en el Distrito Federal son asaltados una y otra vez.
Ya nadie se preocupa de presentar denuncia. Todos saben que eso no sirve más que para perder tiempo. Las víctimas simplemente dan gracias de no haber sufrido una violación, una herida o la muerte.
La debilidad del Estado mexicano no se manifiesta nada más en los secuestros, extorsiones y robos sino en la relación con los grupos de poder. El gobierno del Distrito Federal suplica a la CNTE que haga más compacto su plantón del Monumento a la Revolución para no dañar tanto a terceros, pero la CNTE simplemente dice que no. ¿Por qué habría de aceptar si tiene la sartén por el mango?
Los maestros de la sección 22 de Oaxaca han regresado a clases con sus quincenas y bonos completos y ya pueden preparar nuevos paros y movilizaciones. Los activistas de la CNTE bloquean carreteras e instalaciones productivas en Michoacán, Oaxaca, Guerrero, Chiapas, Quintana Roo y Veracruz.
Ningún gobierno se atreve a hacer nada para defender a los ciudadanos o el patrimonio del Estado.
Yo me pregunto si los ciudadanos estamos condenados a vivir en la indefensión. No hay gobierno con el valor de gobernar. Quienes ocupan cargos de autoridad se unen a los criminales para despojar a los ciudadanos del fruto de su trabajo. Lo único que les interesa es comprar votos o hacerse millonarios.
Nadie piensa que el Estado debe cumplir obligaciones a cambio del dinero que quita a los ciudadanos.
GOLPE A LA ECONOMÍA
Las asociaciones empresariales afirman que el aumento de impuestos reducirá las inversiones en el 2014. Es muy probable que tengan razón. Pero nadie sabe qué tan fuerte será el golpe a la economía.
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Leído en http://criteriohidalgo.com/notas.asp?id=200332
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