“Para el burócrata, el mundo es simplemente un objeto que manipular”.
Karl Marx
La miscelánea fiscal que el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto está promoviendo puede dar un golpe mortal a una actividad que ha llevado a muchas pequeñas y medianas empresas extranjeras a invertir en México. De aprobarse la iniciativa tal y como está, el esquema shelter o de albergues para la industria maquiladora tendría enormes problemas para sobrevivir. Esta parte de la miscelánea no recaudará más ingresos para el gobierno ávido de dinero, pero sí puede acabar con miles de empleos.
El esquema shelter permite que firmas extranjeras aprovechen los beneficios de tener operaciones productivas en México sin necesidad de establecerse legalmente en nuestro país. Utilizan para ello los servicios de empresas mexicanas que les arriendan las plantas, contratan a los trabajadores y lidian con las siempre complejas autoridades mexicanas.
La propuesta del gobierno es que, por ser el shelter un “esquema transitorio”, tres años son más que suficientes para que una firma aprenda a operar en México. Pasado este periodo las empresas extranjeras tendrían que establecerse formalmente en México o salir del país. En caso de mantenerse bajo el sistema shelter, simplemente perderían las ventajas de la industria maquiladora, lo que no les permitiría ya competir con las empresas establecidas en China o en otros países. Parecería que el cambio ha sido promovido para beneficiar a la industria... pero a la china y no la mexicana.
El shelter no es la mejor opción para todas las empresas. Los costos pueden ser superiores a los de una maquiladora tradicional debido a que hay un intermediario, de la misma manera en que el costo de un arrendamiento es superior al de una compra pero ofrece otras ventajas.
Algunas empresas prefieren el shelter a tener su propia planta. Unas, efectivamente, lo hacen para aprender a navegar en las aguas de nuestro país. Otras no tienen la paciencia para enfrentarse a las burocracias mexicanas. Algunas prefieren mantener la flexibilidad del albergue para aumentar o reducir su operación según las condiciones de mercado sin preocuparse por el costo de las indemnizaciones. Otras quieren concentrarse en la producción de sus productos, que es lo que realmente saben hacer, sin tener que lidiar con problemas administrativos o de recursos humanos.
El esquema de albergues ha resultado positivo para nuestro país. Maquilas Tetakawi, empresa fundada en 1986 y sobre la que escribí en 1999, rescató de la depresión económica a Empalme, que había perdido su papel histórico como centro ferroviario. El año pasado Tetakawi tenía más de 10 mil trabajadores y era el principal empleador de Sonora.
Las empresas shelter han ofrecido flexibilidad ante las camisas de fuerza que ofrece la burocracia mexicana. Muchas empresas pequeñas y medianas simplemente no producirían en México si no tuvieran el apoyo de los albergues. Varias de las que operan bajo este esquema son altamente especializadas y operan en campos como el aeroespacial o la producción de equipo médico. Tienen muy pocos empleados y no podrían pagar el costo administrativo de una empresa que opera por sí sola.
El problema es que los políticos mexicanos quieren recaudar más dinero a como dé lugar, sin darse cuenta de que al hacerlo pueden acabar con miles de empleos y al final recaudar menos, ya que obligarían a las empresas productivas a irse a otros países.
Castigar el esquema shelter como propone la miscelánea fiscal sería tanto como prohibir el arrendamiento para obligar a las empresas a comprar todo su equipo. No tiene sentido. Las empresas deben tener la libertad de decidir cómo mantenerse competitivas.
QUINCENAS
Si el gobernador de Oaxaca Gabino Cué paga las quincenas no devengadas a los maestros de la CNTE, estará dando nuevamente un incentivo perverso para que se reanuden en el futuro los paros y movilizaciones. A veces hay que tener el valor de ponerle un alto a los chantajistas.
www.sergiosarmiento.com
Leído en http://criteriohidalgo.com/notas.asp?id=196771
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