Si decimos que alguien nos engaña con la verdad, no estamos hablando de un contrasentido. Tampoco de un juego de palabas y menos de una trampa discursiva.
No, lo cierto es que en política es más frecuente de lo que muchos creen el ejercicio discursivo de “engañar con la verdad”. Es decir, que en no pocas ocasiones la verdad suele ser presentada como un señuelo discursivo que, al final de cuentas, se cumple de manera puntual. ¡Claro...! a pesar de las apariencias.
Y viene a cuento el tema porque en las semanas y meses recientes los tres grandes partidos políticos mexicanos –PRI, PAN y PRD– han tratado de engañar “al respetable” con la verdad de sus filias y fobias en materia como la fiscal, política y energética y que –además– motivaron las grandes reformas que parió el llamado Pacto Por México. Y claro, la verdad y el engaño parecen haber cumplido su cometido político.
Así, por ejemplo, buena parte de la dirigencia del PAN –pasando por diputados y senadores– se escandalizó por “la fea reforma fiscal” que en días recientes aprobaron el PRI y su temporal aliado de la izquierda, el PRD. Como se recuerda –y a causa de la reforma fiscal– los azules se rasgaron las vestiduras, pusieron el grito en el cielo y hasta ensayaron un remedo de persecución al mejor estilo trasnochado del “lopezobradorismo”, contra los supuestos “traidores a la patria” que se atrevieron a votar dicha reforma fiscal.
La escandalera de los azules “se vendió bien” entre amplios sectores sociales que, en el extremo, llegaron a creer que se rompería el Pacto y que se cancelarían las grandes reformas que produjo en el papel. Sin embargo, pocos entendieron que se trató de un grosero montaje.
Por eso vale preguntar. ¿Por qué la gritería del PAN; a qué se debió el peculiar espectáculo, digno de las mejores pistas de circo? La respuesta siempre estuvo a la vista de todos. Resulta que los gritos y los sombrerazos del PAN eran parte de la escenografía diseñada para convencer tanto a las graderías azules como a despistados ciudadanos y potenciales electores, de que los azules no son aliados a ciegas y sordas del horrible PRI de Peña Nieto y menos de los “irresponsables” políticos de la izquierda perredista que comete el horrible pecado de proponer más impuestos.
Y, en efecto, buena parte de “el respetable” compró la especie; se tragó la verdad del PAN sobre la reforma fiscal –verdad disfrazada de mentira– al grado que hoy pocos cuestionarán la alianza del PAN con el gobierno de Enrique Peña Nieto en materia energética. Pero además, los azules se irán con mucho más que la reforma energética; se llevarán una importante tajada de la reforma político electoral que incluirá “el monstruo devorador de dinero público” llamado INE.
¿A poco no resultó toda una genialidad la estratagema engañabobos del PAN?
Pero el asunto no termina en eso. No, resulta que en la calle de enfrente –en la casa del PRD– la táctica es parecida, si no es que idéntica. Es decir, ahora resulta que los amarillos que ayer defendían a capa y espada la alianza del PRD con el PRI de Peña Nieto para hacer posible la reforma fiscal, hoy califican de traidores a la patria al PAN y al PRI por cometer el horripilante pecado capital de aliarse en torno a una pecaminosa reforma energética que modificará virginales artículos constitucionales en materia energética.
Y pronto veremos la otra cara de la moneda –cuando la traicionera alianza PRI-PRD se convierta en convenenciera alianza PRI-PAN– y los traidores perredistas de ayer serán los mismos que con índices flamígeros señalarán la traición del los azules aliados con los tricolores; azules que ayer habían calificado a los amarillos de vender su alma al diablo.
Al final de cuentas “la verdad verdadera” saldrá a flote cuando quede claro que el hoy olvidado “Pacto por México” le permitió al PRD de “Los Chichos” –verdadero padre del Pacto– llevar en sus alforjas las reformas mediática, educativa y fiscal, en tanto que el PAN se llevará a sus vitrinas los trofeos de las reformas de transparencia, financiera y energética.
Pero además, y siempre tomaditos de la mano –como hermanitos camino a la escuela– los tres grandes partidos –PRI, PAN y PRD– llevarán iguales méritos por una impensable reforma político electoral que les garantizará seguir siendo la triada que se reparta el poder en México; trípode que no permitirá que nadie más se meta en el exclusivo y perverso juego del reparto del poder en México.
Al final de cuentas, Enrique Peña Nieto colocará todos los trofeos en las vitrinas del PRI. ¿Y a ver quién es el valiente en sacar al PRI del poder? Al tiempo.
Leído en http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/prd-y-pan-enganan-con-la-verdad-1384761837
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