Ahorra un poco de dinero cada mes y te sorprenderá al final del año qué tan poco tienes”.
Ernest Haskins
El Buen Fin es un programa apoyado por el gobierno que busca que la gente adelante el gasto de su aguinaldo. Iniciado por el gobierno panista de Felipe Calderón para adelantar artificialmente el crecimiento económico, ha sido mantenido e impulsado por el priista Enrique Peña Nieto.
El gasto adelantado sí genera actividad. El problema es que tarde o temprano hay que pagar. Adelantar el gasto del aguinaldo puede acentuar las cuestas de enero; pero el principal peligro es que, ayudado por los programas de meses sin intereses, acumule una deuda que se vuelva impagable.
El Buen Fin promueve el consumo como una conducta social positiva por sí misma. La idea de que el consumo debe ser una actividad meditada, que equilibre gasto con ingresos, queda superada por la del compre ahora y pague después.
Dicen que el Buen Fin no hace más que replicar las rebajas del Día de Acción de Gracias de Estados Unidos. Sin embargo, hay una enorme diferencia. Los descuentos en la Unión Americana son un esfuerzo del comercio privado por promover sus ventas en el inicio de la temporada navideña. En México el programa es impulsado por el gobierno que utiliza recursos de los contribuyentes para promoción y que adelanta incluso el pago de aguinaldos para que la gente gaste lo antes posible.
Este esfuerzo gubernamental por promover el consumo se ve fortalecido por una política monetaria destinada a castigar el ahorro. El Banco de México ha reducido su tasa de interés de referencia ante la desaceleración de la economía nacional de 4 a 3.5 por ciento. Con una inflación al consumidor de 3.36 por ciento anual a octubre, esto hace que la tasa sea apenas positiva. Los bancos, como consecuencia, pagan intereses de 2 por ciento al año o menos por los depósitos, menos que la inflación.
El ahorrador pierde dinero de manera sistemática por mantener su dinero en el banco. Pero además Hacienda le retiene un impuesto, como si hubiera una ganancia real, que sólo los contribuyentes que hacen declaración anual -los más ricos- pueden recuperar.
Si el gobierno promueve el consumo y desalienta el ahorro, también castiga el trabajo. A partir de 2014 la tasa máxima de Impuesto Sobre la Renta será de 35 por ciento para quienes laboren en la economía formal. Esta tasa se aplica a familias que virtualmente no reciben servicios gubernamentales a cambio de sus impuestos. El mensaje es que tener altos ingresos es un pecado que debe castigarse.
El propio gobierno muestra el mismo tipo de conducta que quiere promover entre los ciudadanos. En 2014 incurrirá en un déficit de presupuesto de 4.1 por ciento del Producto Interno Bruto. Esto equivale a 721 mil millones de pesos que son el 16.1 por ciento de un gasto total de 4 billones 467 mil millones de pesos. El gobierno contratará nueva deuda para cubrir 16 centavos de cada peso que gaste. Se ha metido en su propio Buen Fin aunque su deuda no la pagará a meses sin intereses.
México tuvo en el 2012 un ahorro interno bruto de 24 por ciento del producto. Corea del sur alcanzaba el 31 por ciento y China el 49 por ciento (Banco Mundial). Las altas tasas de ahorro han sido la base del crecimiento sostenido de estos países a lo largo de décadas. En México, sin embargo, el gobierno piensa que es mejor crecer sobre la base de un consumo financiado por deuda. Tarde o temprano pagaremos las consecuencias.
Más movilizaciones
La CNTE ha acordado realizar nuevas manifestaciones en la Ciudad de México el 18, 19 y 20 de noviembre así como el 1ro de diciembre. ¿Por qué no habría de hacerlo? Las movilizaciones y bloqueos le han generado concesiones y privilegios sin costarle un centavo de ingresos.
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Leído en http://criteriohidalgo.com/notas.asp?id=205128
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