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jueves, 7 de noviembre de 2013
Salvador García Soto- Petróleo, números y balconeo
By Noviembre 7, 2013 1:29 am
En la tómbola de la política los aliados de hoy serán los puritanos del mañana y, después de haber sido las consortes del gobierno y del PRI en la Reforma Fiscal, los congresistas del PRD asumen ahora el papel del marido traicionado y salen a denunciar públicamente los arrumacos que ya se preparan entre el PAN y Enrique Peña Nieto para aprobar juntos la Reforma Energética.
Como si les hubieran jalado las sábanas, a la cúpula panista y a los negociadores del PRI-gobierno los exhibieron ayer en el intento por acordar los términos de una “reforma ampliada” en materia de petróleo que no sólo modificaría la Constitución sino que incluiría nuevas modalidades de contratos para las petroleras internacionales y nacionales que incluyen una figura de “licencia”, casi una concesión, en la que no sólo recibirían dinero por explorar y extraer petróleo y gas, sino también se les pagaría con los dos energéticos que hoy son propiedad exclusiva del Estado mexicano.
Aunque la versión difundida ayer por la agencia de noticias Bloomberg fue negada por el PAN y no aceptada por el gobierno y el PRI, los perredistas en el Senado aprovecharon el tema para montar la escena del marido traicionado que amenaza con “levantarse de todas las mesas de negociación” ante los acuerdos que se estarían pactando en su ausencia entre las autoridades y el panismo.
La realidad es que el PAN y la administración de Peña Nieto sí están negociando y avanzando en acuerdos para aprobar la Reforma Energética a finales de noviembre, aunque, según algunos negociadores de ambas partes, “no hay aún acuerdos relativos a introducir nuevas figuras de contratos, distintas a los ‘contratos de riesgo y de utilidad’ que propuso el presidente en la iniciativa enviada al Congreso. Lo que sí existe es la presión de un amplio sector del panismo para que se amplíen los alcances privatizadores de la Reforma y se introduzcan figuras como las “licencias” o “concesiones” que es lo que exigen firmas trasnacionales como las petroleras estadunidenses que quieren propiedad sobre el petróleo que extraigan.
Esa es finalmente la propuesta del PAN, apertura total, y en la negociación, donde los panistas saben que tienen la sartén por el mango, porque sin sus votos simplemente no habrá Reforma Energética, buscan obtener las mayores concesiones de Los Pinos para la participación privada en la industria petrolera. La pregunta es qué tanto están dispuestos a ceder el presidente y el PRI con tal de “amarrar” los votos panistas.
Al final, como en todas las reformas ya aprobadas, en la petrolera el tema es de números. Para aprobar los cambios constitucionales en el Senado, cámara de origen, se requieren 86 votos, que serían las dos terceras partes que exige la misma Constitución. El PRI tiene seguros sus 54 votos más 7 de PVEM y uno del Panal que darían 61, por lo que se requerirían al menos de 25 votos de senadores del PAN para alcanzar la mayoría calificada.
La división que existe en la bancada panista, entre calderonistas, maderistas y otros grupos, se ha intentado salvar con acuerdos y negociaciones que se tienen desde agosto. Aunque un pequeño grupo cercano al senador Ernesto Cordero aún insiste en posponer la discusión de la iniciativa energética y encarecer el apoyo blanquiazul, en la cúpula del PAN se afirma que a la hora de votar se tendrían seguros 36 votos de senadores con lo que la reforma pasaría en el Senado hasta con 98 votos, es decir 12 más de los 86 necesarios.
En ese juego de números, alianzas y balconeos, el único escollo que queda por salvar es la Reforma Política y hacía ahí apunta el berrinche que ayer montó el PRD. Los perredistas saben que estarán completamente fuera del tema energético, por decisión propia, pero aún pueden obtener más de las reformas electorales. El PAN, por su parte, ha condicionado a Peña y al PRI a que los cambios políticos incluyan el Instituto Nacional de Elecciones y a que esto se apruebe antes del tema energético.
Falta saber si Peña Nieto logra sofocar el intento de rebelión de gobernadores del PRI que se opusieron al INE y que, junto con Miguel Ángel Mancera, amenazaban con tirar una reforma constitucional en los Congresos locales. En el fondo, aunque petición de los panistas, en Los Pinos ven con agrado al nuevo súper órgano electoral que le quitará poder a los gobernadores y le devuelve al centro las decisiones en materia comicial. Eso debilita a varios gobernadores priistas que en las pasadas elecciones locales resultaron incómodos para la casa presidencia.
Fuente: http://www.24-horas.mx/petroleo-numeros-y-balconeo/
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