1. A favor, reformas laboral, educativa y telecomunicaciones. Después de un impasse de 15 años, imposible negar la importancia de las modificaciones constitucionales.
2. Pero estos cambios se han dado con bemoles. La laboral fue un paso adelante, pero ha resultado insuficiente. La educativa fue torpedeada y debilitada por la CNTE, con la complicidad del PRD. La de telecomunicaciones carece de ley reglamentaria.
3. En el limbo, las reformas de combate a la corrupción y de transparencia. Ambas eran y son claves.
4. En contra, la reforma hacendaria: Un gran paso atrás. Fomenta la informalidad, regresa a los tiempos del déficit fiscal, golpea a los causantes cautivos, recauda más para gastar más, sin justificación alguna.
5. Reforma político-electoral. Claroscuros: Bien por la autonomía de la Fiscalía General. Bien por la reelección, aunque no es ni será la panacea. Pésimo por el Instituto Nacional Electoral que duplicará funciones e incrementará el gasto. Ya se advierte, con razón, el riesgo que los procesos electorales en los estados se descarrilen. Mal por la sobrerreglamentación que provocará más impugnaciones –con la cláusula de nulidad por exceder los topes de campaña-.
6. En contra, la liberación de Florence Cassez, en la que hay indicios que el Gobierno federal tuvo injerencia, a pesar de que el 83% de la población consideró el hecho como una barbaridad. Peor aún, tratándose del delito que más ha lastimado a la ciudadanía en los últimos 20 años.
7. Demagogia. La igualdad de género en la postulación de candidatos a los puestos de elección popular. La calidad y capacidad de los postulantes se sacrifica en el altar de la cuota de género. Propuesta, además, por un Gobierno que no predica con el ejemplo.
8. Después de los gabinetes de la lealtad incondicional, causa eficiente de la ineficiencia y mediocridad del Gobierno de FCH, la llegada de EPN anunciaba un giro. Los resultados, sin embargo, son magros. El gabinete económico lo integra un solo hombre. Y el resto de los funcionarios de las otras áreas –con algunas excepciones- no brillan por su eficacia ni por sus luces.
9. La estrategia en materia de seguridad arroja el peor de los balances. Cambio en el discurso, más que otra cosa.
10. El énfasis en la prevención del delito es una mala calca del planeamiento de AMLO. Pero no sólo eso. Equivale a postular que la violencia y la inseguridad, que se exacerbaron a lo largo de los últimos años, sólo serán erradicadas con el fin de la pobreza y la marginación, es decir, sine die.
11. Respeto del estado de Derecho. Irresponsabilidad y complicidad. Se aseguró que no se tolerarían violaciones a la ley. Pero la CNTE ha hecho y deshecho a su antojo. Ni siquiera bajo los Gobiernos del PAN, que carecían de experiencia, los habitantes de la Ciudad de México han sido violentados y ultrajados como este año.
12. Ambigüedad e irresponsabilidad. Michoacán es el ejemplo perfecto. Se condena declarativamente a las autodefensas, pero no se inicia una investigación sobre las presuntos vínculos entre la clase política y el crimen organizado.
13. La realidad es que no hay estrategia en materia de seguridad. Se postergó el objetivo de construir la Gendarmería Nacional. Los secuestros se han incrementado notablemente. La creación de un mando único de las policías en los estados no figura siquiera en la agenda del Gobierno federal.
14. Contra toda lógica y evidencia, se optó por revivir el Pacto por México una y otra vez. Los primeros en romperlo fueron los perredistas. No votaron la ley secundaria en materia educativa a fin de no confrontarse con la CNTE.
15. El final de la historia era previsible. El Pacto por México se quebró con la reforma energética. No hay ni había sorpresa.
16. La reforma energética presentada por el Gobierno federal es insuficiente. Si sale algo mejor, como se espera, será por la presión del PAN. Nada más ni nada menos.
17. EPN inició su mandato con el pie derecho. Imaginación y audacia, parecían sus sellos. El Pacto por México brillaba y encandilaba.
18. A un año de distancia no se puede decir lo mismo. Está de por medio su credibilidad. Durante la campaña, Peña Nieto prometió una reforma fiscal moderna y simplificadora, pero terminó asumiendo la propuesta del PRD. Muchos de quienes le dieron su voto el 1º de julio deben estar hoy más que arrepentidos. De haberlo sabido, no habrían votado por él.
19. Nos quedan 5 años por delante. Al cabo de estos 12 meses, hay más incógnitas que certezas sobre el rumbo y la capacidad del nuevo Gobierno.
@sanchezsusarrey
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