Pocos saben que hay una empatía sui géneris –así la califican en el entorno de Los Pinos- entre los presidentes Enrique Peña Nieto y Raúl Castro Ruz. ¿De dónde viene? ¡A saber!, responden.
Aunque hay quien sitúa el momento del “clic” cuando Peña y el cubano se saludaron en Chile, hace un año, en la Primera Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC).
Esa vez, Raúl le presumió al mexiquense la corbata roja que portaba (color favorito de Peña y distintivo priista), al tiempo que le decía: “Para que vea que yo no suelo equivocarme…”
A renglón seguido el mandatario cubano invitó al mexicano a visitar la isla. Peña sonrió, agradeció y le preguntó a Raúl si habría oportunidad de saludar a Fidel (Castro).
“¡De eso me encargo yo!”, le respondió Raúl.
Así que más allá de la asistencia del mandatario mexicano a la II cumbre de la CELAC que inicia formalmente hoy en La Habana, Peña Nieto tendrá otras actividades más:
-Será recibido con honores en el Palacio de la Revolución por Raúl Castro, en una visita cuya intención principal es relanzar la relación entre México y Cuba después de 12 años de roces y enfriamiento, cuyo peor momento se vivió en 2002, cuando Vicente Fox y Jorge Castañeda corrieron a Fidel Castro de Monterrey en 2002, para no incomodar a George W Bush.
-Entregará el Águila Azteca al Presidente de Uruguay, José Mujica.
-Sostendrá encuentros bilaterales con los presidentes de Argentina, Cristina Fernández; Venezuela, Nicolás Maduro; Brasil, Dilma Rousseff; y San Vicente, Ralph Gonsaves.
-Espera visitar a Fidel. Si este encuentro se da, nos comentan, seguramente será privado. Irá Peña Nieto solo, sin acompañantes, pues a Fidel (con 87 años a cuestas) no le agrada que lo vean con andadera y con dificultades para movilizarse dentro de su casa.
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¿COLABORACIÓN ENERGÉTICA TAMBIÉN?- Esta es la primera vez que Peña Nieto viaja a la isla como presidente de México. Habrá, mencionábamos, una visita de seis horas posterior a la Cumbre. Pero los cubanos esperan después una visita formal de Estado.
Quieren no sólo desbloquear en definitiva las relaciones entre ambos países en lo político, económico, financiero, comercial, ¡sino hasta en lo energético! Porque ocurre que Cuba tiene petróleo no sólo en las goteras de Varadero y de Matanzas sino también en las aguas profundas en el Golfo de México donde hay un triángulo formado por Estados Unidos, México y Cuba.
Cierto, los cubanos ya tienen acuerdos diversos de inversión con Venezuela, China y Canadá para explorar esa zona, pero –preguntan- ¿por qué no aprovechar para firmar también un convenio con Pemex?
Casualmente, no lo olvidemos, el secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, fue embajador de México en Cuba (de 1998 a principios del 2000). Y aunque el quintanarroense la sufrió por momentos, pues fue durante el sexenio de Ernesto Zedillo que comenzaron los roces con los cubanos, logró una buena relación con los Castro.
En el equipo de Peña actual todo apunta para una buena relación, desde el nombramiento de un embajador de primera, como Juan José Bremer; hasta el mensaje de buena voluntad enviado con la renegociación de la deuda de Cuba tenía con nuestro país.
Y por lo que toca a Raúl Castro, consideran, hay buenas posibilidades de alcanzar acuerdos pragmáticos, de resultados: Raúl no es estalinista, es partidario de la línea china vietnamita; el modelo al que aspira es el Deng Xiaoping que llevó a un crecimiento impresionante de la economía china.
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CON LOS DISIDENTES, NADA.- Por lo que se sabe, México no será el único país que en esta cumbre de la CELAC que no tenga mayores contactos con la oposición cubana.
De hecho, ninguno de los 32 jefes de Estado o de gobierno invitados ha respondido a la invitación que les hicieron los disidentes al foro paralelo sobre democratización que han organizado para estos días 28 y 29.
La primera vez que un funcionario mexicano –la ex canciller Rosario Green- se reunió con uno de los defensores de derechos humanos –Elizardo Sánchez-, ocurrió en 1999. Vicente Fox, como presidente de la República, hizo otro tanto en 2002. Después nadie más. Será una visita de terciopelo.
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GEMAS: Obsequio de José Emilio Pacheco (qepd), de su poema Presencia: “¿Qué va a quedar de mí cuando me muera/ sino esta llave ilesa de agonía,/ estas pocas palabras con que el día,/ dejó cenizas de su sombra fiera?
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