miércoles, 22 de enero de 2014

Martín Moreno - Censura


+ Gómez Leyva, Danell, ¿quién sigue?

+ “Nada contra Peña Nieto…”

El periodista Ciro Gómez Leyva hizo un comentario en Milenio TV sobre Enrique Peña Nieto que, en Los Pinos, consideraron una ofensa al Presidente. Apretaron las tuercas. Hoy, Ciro está fuera de esa pantalla.

La reportera veracruzana Verónica Danell transmitió durante su noticiero nocturno en MegaNoticias – Canal 6 de Jalapa-, video y audio de Peña Nieto cuando, en uno de sus tantos resbalones, aseguró que Boca del Río era la capital de Veracruz. Sin manipulaciones. Sólo presentando lo que había ocurrido horas antes. Dos días después, Verónica fue llamada a Recursos Humanos. Estaba despedida.

Regresó el PRI. Y también la censura, uno de sus deportes favoritos.





A partir de que el PRI con Peña Nieto ganó las elecciones presidenciales del 2012, el fenómeno fue creciendo: sigilosa, a la vieja usanza, la censura en México regresó sin pudor alguno aunque, a decir verdad, desde la campaña presidencial varios diarios nacionales y locales estaban sometidos –o auto sometidos sin mucho esfuerzo-, a los dictados del equipo priista de Peña.

Y por supuesto que la censura en algunos medios no es nueva.

Un botón: investigando el asesinato de un empresario que había sido secuestrado en Toluca durante el gobierno, precisamente, de Peña Nieto, su viuda me buscó y por supuesto que accedí a dar detalles sobre este caso en mi noticiero radiofónico y en mis columnas. Cuando le pregunté por qué no acudía a medios locales mexiquenses, me respondió: “¡Uy, no! A los periódicos a los que he ido, me dicen que allí no pueden publicar nada contra el gobierno ni contra la Procuraduría”.

En los estados, la censura es más feroz que nunca. En el Veracruz de Javier Duarte. En Chihuahua de otro Duarte, César, donde su secretario particular, Odorico –así se llama- Vázquez, aseguró que está prohibido criticar a la figura del gobernador “en esta vida y en la futura”. Se puede criticar a cualquier funcionario, menos al jefe del Ejecutivo (estatal) “porque éste es sagrado”. Ningún medio de comunicación se mete con el gobernador porque es la máxima autoridad y él (Duarte) está para resolver los problemas de todos, según el tal Odorico. No, pues sí.

Veracruz y Chihuahua son gobernados por el PRI.

Desde siempre, la censura ha sido práctica y piedra angular de los gobiernos priistas, tanto federal como estatales. Desde Los Pinos hasta la alcaldía más humilde se suele apretar a medios críticos con eliminarles publicidad, enviarles auditorías, correr a plumas incómodas, y asunto arreglado.

No es para menos: los priistas no están diseñados para la democracia. Fueron formados como entes que giran en torno al presidencialismo sin capacidad de protestar, sin autoridad para el debate, sin márgenes democráticos y asumiéndose como súbditos más que como políticos demócratas. Así los formaron y así han entendido la función de los medios, de los periodistas: como obligados a no ejercer críticas ni cuestionamientos al Presidente.

Y cuando hubo un riesgo mayor con Miguel de la Madrid, mandaron a asesinar al columnista de Excélsior, Manuel Buendía.

En la provincia mexicana, la censura es brutal. Pero con la llegada del PRI a Los Pinos, se agudizó.

Pocos medios en México han conservado su independencia editorial. El resto – la mayoría-, se han sometido –por necesidad, voluntad propia, conveniencia o convicción- a los lineamientos dictados por Los Pinos en materia informativa. Que nadie hable de la violencia, y a obedecer. Y todos conocemos perfectamente a los diarios que censuran información contraria a Peña Nieto. O que la esconden cuando el Presidente dice alguna tontería.

Cada vez es más frecuente en algunos medios –reitero: sólo en algunos-, escuchar frases como “Al Presidente no se le critica…”, “Nada contra Peña Nieto”, o bien “nada contra el secretario de Hacienda”, o “no se le pega a Mancera”, o “hay que mantener buena relación” con fulano o sutano.

Es la censura. Es el PRI.

El caso de Ciro Gómez Leyva respondió –de acuerdo a lo recabado por esta Red Pública-, a que durante su noticiero en MilenioTV, dio a entender que al Presidente le habían faltado pantalones para enfrentar conflictos como el de la CNTE. Ello provocó la furia de Los Pinos.

Según sabemos, por ello se cortó parte de la publicidad gubernamental a MilenioTV. Cuando se pidió una explicación, se habría exigido la cabeza de Gómez Leyva. Hoy, Ciro está fuera de esa pantalla.

Más allá de que Gómez Leyva cause simpatía o animadversión –en lo personal lo considero un buen periodista-, los ajustes de cuentas contra voces, plumas o medios que cuestionen o critiquen al Presidente, a sus hombres o al gobierno, se han intensificado de manera peligrosa para la acotada libertad de expresión y riesgosa ante la pasividad comodina de la mayoría de medios, columnista y periodistas.

El caso de Verónica Danell es indignante.

Danell resistió varios embates de censura en su Noticiero que se transmitía de 20:30 a 21:15 a través de Megacable de Canal 6 de Jalapa, que gozaba de un rating aceptable. Ya fuera con presiones para que no criticara al gobierno de Javier Duarte, o que solamente transmitiera imágenes y boletines, de manera textual, enviados por la oficina de prensa del gobernador.

Cuando en abril de 2013 el presidente Peña Nieto realizó una gira por la entidad, confundió –una vez más- nombres y lugares, aludiendo a que Boca del Río era la capital de Veracruz. Su yerro le dio rápidamente la vuelta al país a través de redes sociales –YouTube y Twitter principalmente-, mientras en los “diarios nacionales” se ocultaban las torpezas presidenciales.

Danell hizo lo que le indicaba la ética periodística: transmitir el resbalón de Peña Nieto.

Dos días después fue llamada por Recursos Humanos de la empresa. Le notificaron su despido. “¿Por qué?, preguntó. Hace ocho meses se te dio una orden que no has cumplido, fue la respuesta. ¿Y el noticiero cómo va?, punzó Verónica. El noti va bien, le contestaron. Pero Danell ya estaba fuera.

Contados son los medios que mantienen una postura crítica hacia el gobierno de Peña Nieto.

Solamente algunos columnistas se atreven a cuestionar, con cifras, datos y bases, al Presidente, a sus colaboradores, a su gobierno. A muchos los compran. A otros los doblegan. A más los corren.

A raíz del regreso del PRI a la Presidencia, la censura en México se agudizó de la mano del priato.

Y desde el poder priista, se ejecuta con frialdad.

Fuente:  Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/opinion/22-01-2014/20962. Si está pensando en usarlo, debe considerar que está protegido por la Ley. Si lo cita, diga la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. SINEMBARGO.MX

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