viernes, 14 de febrero de 2014

Eduardo Ruiz Healy - Preocupación en la Secretaría de Hacienda

Pese al optimismo que demuestran en público, los altos funcionarios de la Secretaría de Hacienda que comanda Luis Videgaray están sumamente preocupados por la marcha de la economía, la cual, como todos sabemos, depende mucho del comportamiento de la economía estadunidense.

Y es que los datos económicos que durante las últimas semanas han sido difundidos por el gobierno de Barack Obama pintan una realidad decepcionante, muy lejana a la que los políticos pertenecientes a los partidos en el poder en ambos países nos tratan de pintar cotidianamente.

Aquí he dado cuenta sobre la caída que registró recientemente el Índice de Confianza del Consumidor elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el cual muestra que la mayoría de los mexicanos no vemos con optimismo nuestro presente y futuro económico. Esta percepción se basa en realidades: bajos ingresos de las familias, elevados incrementos de precios de los alimentos y otros productos y servicios, alzas en las tarifas que nos cobra la Comisión Federal de Electricidad, gasolinazos.






Ayer INEGI nos informó que la tasa de desocupación en el cuarto trimestre de 2013 fue de 4.6 por ciento de la población económicamente activa, lo cual está muy bien, pero que el número de personas que ingresaron a la informalidad en ese mismo período fue de 14 millones, lo cual está muy mal. Esto significa que el sistema económico es incapaz de generar las empresas y los empleos formales requeridos. El mejor indicador que muestra el fracaso del sistema es el siguiente: entre el cuarto trimestre de 2012 y el mismo periodo de 2013, la tasa de desocupación apenas se elevó 0.3 puntos porcentuales, pero si comparamos el crecimiento de los empleos informales entre ambos trimestres, vemos que la tasa aumentó 2.6 por ciento.
También ayer el Departamento de Comercio de Estados Unidos nos echó un nuevo cubetazo de agua fría sobre nuestras cabezas al anunciar que las ventas al menudeo en enero se cayeron 0.4 por ciento respecto a diciembre pasado. Además, nos dijo que al revisar sus cifras para diciembre, las ventas en relación a noviembre se cayeron 0.1 por ciento y no aumentaron 0.2 por ciento como anteriormente nos había asegurado.
El mes pasado, las ventas cayeron en restaurantes (que ocupan mucha mano de obra mexicana), tiendas de muebles, de ropa (mucha de ella Made in Mexico) y artículos deportivos. La venta de autos y autopartes (rubros en donde el Made in Mexico abunda) se desplomó 2.1 por ciento. Hasta las ventas por internet disminuyeron, un 0.6 por ciento.
La National Retail Federation (Federación Nacional de Minoristas) dice que la baja en las ventas de muchos artículos a “las extremas temperaturas y nieve y hielo severos” que han forzado a que muchos consumidores se hayan quedado en casa. Y cita cómo aumentaron las ventas de productos alimenticios ante la eventual necesidad de los consumidores de quedarse en casa después de alguna tormenta de nieve.
Ahora hasta el cambio climático deberá ser tomado en cuenta por los pronosticadores económicos.
Los anteriores son algunos ejemplos de hechos que causan preocupación a los altos funcionarios de la Secretaría de Hacienda. Y hacen bien en preocuparse.

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