22 Feb. 14
A la memoria del Dr. Hiramuro, sabio entre sabios.
La izquierda mexicana tiene dos caras: una conservadora y otra autoritaria. La iniciativa para descriminalizar el consumo de la marihuana en el Distrito Federal y la crisis venezolana lo muestran a la perfección.
A pesar de que la iniciativa para regular el consumo de marihuana es muy moderada, ya que no contempla el uso medicinal y muchos menos el recreativo, tiene cero probabilidades de pasar.
La oposición más fuerte, en apariencia, proviene de la derecha, que se opuso igualmente al aborto y las uniones civiles de personas del mismo sexo.
Pero en este caso, como en otros, las apariencias engañan. Los principales enemigos de la iniciativa están en la izquierda. El diario La Razón publicó un recuento esclarecedor: de los 34 asambleístas del PRD, en la Asamblea Legislativa del DF, 25 están en contra y sólo nueve a favor (15/feb/14).
Con esa correlación de fuerzas no hay forma de que la iniciativa sea aprobada, ya que los asambleístas del PAN, PRI, Partido Verde, PT y Movimiento Ciudadano también se han manifestado en contra.
Los perredistas opositores a la iniciativa son afines a López Obrador y Marcelo Ebrard. AMLO ha sido particularmente claro y enfático al fijar su posición: "Yo no estoy de acuerdo, estoy en contra, pero lo que opino es de que antes de cualquier reforma, se le tiene que preguntar a la gente".
Hecho que no sorprende, porque igual se oponía al aborto y las uniones de personas del mismo sexo. Y de Ebrard tampoco hay que sorprenderse porque no es un hombre de ideas ni de principios, como muchos lo pintan, sino un oportunista que actúa en función de sus intereses.
Baste recordar que el 24 de noviembre de 2004, siendo secretario de Seguridad Pública de López Obrador, permitió el salvaje linchamiento de dos policías en Tláhuac, que fue transmitido en vivo, durante horas, por la televisión.
Su omisión, en cualquier otra parte del mundo, le hubiera acarreado un juicio por negligencia con el consecuente desprestigio y fin de su carrera política. Pero aquí sirvió para que el PRD lo postulara candidato y se convirtiera en jefe de Gobierno.
Esta es la pasta con la que está hecha la izquierda mexicana. Por eso no sorprende que la iniciativa sobre la marihuana no tenga oportunidad de prosperar ni que, frente a la crisis venezolana, ofrezca apoyo y solidaridad a... Nicolás Maduro.
Esta semana, un grupo de intelectuales y políticos de izquierda suscribió un manifiesto Contra la Violencia Fascista en Venezuela. Entre los firmantes se encuentran dos vacas sagradas de la siniestra: Pablo González Casanova, ex rector de la UNAM, y Víctor Flores Olea, ex subsecretario de Relaciones Exteriores.
Pero quien se llevó, una vez más, las palmas fue el diario La Jornada, que publicó a ocho columnas: "Frustra Maduro el plan de la derecha para desestabilizar".
Tanto La Jornada como don Pablo y don Víctor compran y difunden, sin pestañear, el siniestro cuento de Maduro, esto es, la violencia no viene del Estado sino es contra el Estado, que ha tenido que defenderse de las agresiones fascistas e imperialistas.
Más aún, la detención de Leopoldo López, líder de las protestas, obedecería a una estrategia del gobierno para frustrar un complot, ya que, según Maduro, la derecha "iba a sacrificar al opositor López para crear guerra civil".
Los mecanismos de la mentalidad autoritaria son insondables. Cómo explicar que alguien pueda creer y defender semejantes disparates de un hombre que, entre otras cosas, dice haber visto a Hugo Chávez reencarnado en pajarito.
Pero además, la mentalidad autoritaria es inexpugnable y a prueba de balas y hechos. Porque, a lo largo del siglo XX, el mecanismo que convierte a los verdugos en víctimas se repitió una y otra vez.
Stalin se defendió del complot de los kulaks y los mandó a campos de concentración donde murieron millones.
Hitler se defendió del complot de los judíos y los mandó exterminar.
Mao se defendió del complot de la burocracia y organizó la revolución cultural.
Pol Pot se enfrentó a la contrarrevolución y organizó un genocidio.
De los Castro, ni hablar.
Y un largo, muy largo, etcétera que concluye con la defensa de Nicolás Maduro agredido por el fascismo y el imperialismo.
La izquierda mexicana es conservadora, autoritaria y oportunista. Es una izquierda incapaz de pensar, autocriticarse e innovar. Es una izquierda bufa si se le compara con los socialistas chilenos o españoles.
@sanchezsusarrey
Leído en http://www.am.com.mx/leon/opinion
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