viernes, 21 de marzo de 2014

Sergio Sarmiento - Pobre conspiración

"La falta absoluta de pruebas sólo demuestra que la conspiración está funcionando".

Anónimo

Aceptemos para no molestar que Luis Donaldo Colosio fue asesinado el 23 de marzo de 1994 por una conspiración "urdida desde las más altas cumbres del poder". Eso es, después de todo, lo que piensa la mayoría de la gente.

Escoger Lomas Taurinas en Tijuana para el homicidio del candidato presidencial fue una decisión magistral. Se trata de una hondonada y, como el templete se ubicó en la parte más baja, un francotirador profesional habría podido matar a Colosio de un solo tiro desde la parte alta y huir de inmediato por el Boulevard Cuauhtémoc Norte sin que nadie lo encontrara jamás.

Pero en lugar de contratar a un tirador profesional, los conspiradores optaron por un obrero de 23 años de una maquiladora, Mario Aburto Martínez, sin ninguna experiencia criminal, con estudios hasta la secundaria y que por su inestabilidad emocional duraba solamente unas cuantas semanas en cada empleo.






Aburto no era precisamente bueno para guardar secretos. A una chica que pretendía, Alma Rosa Cruz Soto, le dijo que mataría al candidato. Lo escribió también en unos textos de desequilibrada redacción en un libro de actas que tenía guardado.


No sólo seleccionaron los conspiradores a un matón improvisado sino que le pidieron que matara al candidato a corta distancia, a quemarropa, pese a que las posibilidades de que pudiera escapar eran virtualmente nulas. Los conspiradores estaban seguros que ni en 45 años de cárcel el asesino material los delataría.

No paró ahí la tacañería. Para llevar a cabo el trabajo Aburto contó con una pistola usada, una Taurus calibre .38 especial, vendida originalmente en Estados Unidos en 1977, 17 años atrás. Después trató de obtener una mejor.

Quiso comprarle una 9 milímetros a Marco Antonio Zamudio, pero no le alcanzó el dinero, ni siquiera cuando ofreció darle también la Taurus.

El colmo es que los conspiradores sólo le dieron a Aburto cuatro balas, también viejas. ¿No les alcanzó el dinero para comprarle por lo menos seis balas nuevas y llenar el cargador? Las balas viejas fallan con más frecuencia que las nuevas por lo que la tacañería de los conspiradores ponía en peligro el proyecto.

Pero con cuatro balas tuvo que ejecutar el encargo el joven trabajador.

Sorprende más que Aburto se presentó a trabajar el mismo 23 de marzo, el día en que tenía que realizar lo que sería el encargo más importante de su vida. Sus compañeros de la planta de Audiomatic, una filial de Camero Magnéticos, han testificado que esa mañana Aburto cubrió su turno de manera normal.

La tarjeta de asistencia registra que estuvo en la planta de las 5:54 de la mañana a las 13:59. A eso de las 10:30, a media jornada, le dijo en voz alta a su compañero Pedro Silva Solórzano: "¡Maestro, hoy es el día! ¡Hoy seré famoso!".

Al salir, como no sabía dónde estaba Lomas Taurinas, tuvo que preguntar a sus compañeros. Se trasladó entonces al centro de la ciudad en el microbús de personal de la maquiladora y después a Lomas Taurinas en un autobús de transporte público.

Yo sé que es políticamente incorrecto decir que Luis Donaldo Colosio, un hombre bueno e importante, pudo haber sido asesinado por un simple obrero de maquiladora. Quién soy yo para cuestionar los miles de artículos o las dos películas que nos han presentado tantas y tan distintas teorías de conspiraciones.

De manera que aceptaré que hubo una conspiración urdida en las más altas esferas del poder. Pero qué conspiradores tan pobres... que ni para el taxi le pudieron dar a Aburto.
45 años

Aburto reconoció en sus declaraciones ministeriales y en el juicio que había disparado en contra de Luis Donaldo Colosio. Dijo que lo hizo por coraje al candidato y añadió que no había querido matarlo sino herirlo. El segundo disparo, afirmó, se le había escapado.

El reo ha cumplido 20 años de una condena de 45 años en el Altiplano. Es muy raro que alguien lo visite. Ni él ni los miembros de su familia muestran tener siquiera un poco de dinero. Hasta en eso han sido tacaños los conspiradores.




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