Nuestros políticos viven en un mundo de confort donde no se sienten las penurias económicas. Ellos siguen cobrando buenos sueldos, recibiendo jugosas prestaciones. En la Ciudad de México se les ve comiendo en los mejores restaurantes, donde llegan en camionetas enormes conducidas por choferes. Cuando viajan, lo hacen en primera clase y hasta en aviones privados. Toda esta vida de gran comodidad la hacen, desde luego, con cargo al erario. Los políticos mexicanos son de los más apapachados del mundo. En esa dolce vita es muy difícil que se percaten de los problemas económicos que está viviendo el resto de la población.
Como nuestros políticos no van al mercado, no se dan cuenta de cómo han subido los precios. Como tienen chamba, no sufren para conseguir un puesto laboral en una economía donde hay más demanda que oferta de trabajos. Como no arriesgan su capital, no sufren porque las ventas se cayeron y hay que pagar la nómina quincenal. Quizá leen sobre estos apuros en la prensa, pero no las viven en carne propia. Por eso el crecimiento económico no es una prioridad para ellos. Por eso se dan el lujo de privilegiar sus agendas políticas antes que sacar lo que necesita el país para que la economía crezca más.
Ahí está, por ejemplo, cómo el PRI y el PAN andan jugando con la legislación secundaria en materia energética. En lugar de sacarla ya, la siguen retrasando. ¿Por qué? Pues porque se andan peleando por el caso de Oceanografía. Mientras tanto, que se joda la economía: que los pronósticos de crecimiento para este año sigan a la baja.
Esta semana Banorte se sumó a los que ya ponen el crecimiento del Producto Interno Bruto de México por debajo del 3% para este año. El banco recortó de 3.3% a 2.7% su expectativa. Son muchas ya las voces que reconocen que el primer semestre de 2014 la economía va a acelerarse. No obstante, la Secretaría de Hacienda sostiene que el PIB crecerá 3.9% este año. No hay manera de que este pronóstico se cumpla; mucho menos si se sigue retrasando la legislación secundaria de la Reforma Energética, la más importante de este sexenio, la que promete un mayor impacto económico positivo.
El gobierno tiene prácticamente los votos en el Congreso para aprobar cualquier ley secundaria. En la Cámara de Diputados, la alianza PRI-PVEM-Panal tiene mayoría. En el Senado sólo les faltarían tres votos para hacerlo. No obstante, de acuerdo con David Penchyna, senador del PRI, el gobierno quiere que la legislación energética salga con el apoyo del PAN porque ambas fuerzas fueron las que aprobaron las enmiendas constitucionales. Entiendo el valor simbólico que esto tendría. Pero implica que el gobierno consiga, de nuevo, el apoyo del PAN.
El problema es que en el camino se les atravesó el escándalo de Oceanografía. Priistas y panistas se andan echando la culpa de este caso de presunta corrupción que involucra a Pemex. El coordinador del PAN en el Senado afirma que “Oceanografía pretende dañar la imagen de tres prominentes panistas involucrados hoy en día en las negociaciones de las leyes secundarias energéticas (Francisco Domínguez, JorgeLuis Lavalle y Juan Bueno Torio), cuando se ha demostrado que esas irregularidades de la empresa privada no son de los gobiernos panistas, sino de contratos firmados el año pasado, ya dentro de esta administración”. Jorge Luis Preciado, por tanto, anuncia que el PAN se levanta de la mesa de negociación de dichas leyes hasta que no se aclaren y deslinden responsabilidades de Oceanografía.
Por su parte, el dirigente nacional del PRI dice que “Oceanografía no es revancha contra los gobiernos panistas, sino, por el contrario, lo que se busca es que el caso no quede impune”.
César Camacho llama, entonces, al PAN “a no levantarse de la mesa de negociación de la Reforma Energética y dejar de poner como pretexto el caso Oceanografía”. Luego la dirigente interina del PAN le exige al gobierno no judicializar “la política ni que se politicen estos temas”. Se compromete, por tanto, a que los senadores panistas sigan en “la confección final de las leyes secundarias en materia energética” y “conforme se vayan viendo resultados” del caso Oceanografía “se tomará la decisión de mantenerse o no en la mesa negociadora respectiva”.
Así que el futuro de la Reforma Energética, la más importante del sexenio, ahora depende de la resolución de un caso de presunta corrupción donde podrían estar involucrados algunos políticos. Increíble: el desarrollo económico del país secuestrado porque los políticos, instalados en su confort, le dan prioridad a sus intereses.
Twitter: @leozuckermann
ARI
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