Denise Dresser. Falacias y sofismas
La estructura burocrática del sistema educativo nacional es inmensa, por lo que los Maestros (el último eslabón de la cadena) no deberían ser presentados (estratégicamente) ante la opinión pública como los únicos responsables de la catástrofe que se presenta en el campo educativo. Es absurdo e infame.
La intelectual por excelencia de Mexicanos Primero tiene razón: la debacle educativa en México es gigantesca, de otra forma no se entiende el aplauso, reconocimiento y credibilidad de la que goza la profesora del ITAM.
En su artículo “Un alto al abuso”[1], la sesuda columnista afirma:
“Un atraco. Un abuso. Un asalto. Eso es lo que revela el primer Censo de Escuelas, Maestros y Alumnos de Educación Básica y Especial.
Maestros que cobran pero no enseñan: que cobran pero no aparecen; que cobran pero ya se retiraron; que cobran pero ya murieron, por lo que alguien recibe el pago en su lugar. Miles de escuelas sin drenaje y sin electricidad y sin internet. Millones de niños mexicanos sometidos por ello a escuelas públicas que son fábricas de pobres para maquilar más pobres. Institucionalizando así el País de brechas insuperables. El País de desigualdades mayúsculas. El País donde la escuela pública no propulsa a los niños hacia adelante, sino más bien los deja atados en su lugar”.
A primera vista, sus argumentos parecen impecables, pero no lo son.
No existe, estimado lector, tal cosa como un “Maestro” que cobre sin trabajar, si lo hace no es “Maestro”, estamos hablando entonces de un aviador, un operador político o un paria, pero no de un “Maestro”. Esas personas NO son Maestros. Punto.
El asunto es grave y va más allá de una mera cuestión semántica, porque no hay en México una figura más desvalorizada, desprestigiada y difamada, que la del Maestro… y no es casual el asunto.
Esta forma de abordar la figura del Maestro mexicano desde la idea de que existen “Maestros que cobran pero no enseñan”, tiene que ver con la agenda de quienes impulsan un tipo de educación que considera al profesor como un simple instrumento de aplicación de planes y programas descontextualizados, ajenos a la realidad del país y asume la educación como una mercancía más, sin duda.
Lo que Dresser no dice, porque la mayoría de sus “análisis” carecen del mínimo rigor ya no digamos académico, sino de investigación, es que no es el SNTE, sino las secretarías de Educación Pública de las diferentes entidades federativas, quienes firman la nómina de los operadores políticos que trabajan al servicio del virrey de turno.
Y es que curiosamente, ni en el panfleto político “De panzazo” ni en las “denuncias” de la profesora del ITAM respecto a la debacle educativa, se aborda con seriedad el papel que los gobernadores mexicanos en el desvío de recursos destinados a la educación de los niños de este país. Tampoco se tocan las alianzas del Presidente de México con el duopolio televisivo ni la influencia de programas como “100 mexicanos dijieron” en el problema educativo.
La estructura burocrática del sistema educativo nacional es inmensa, por lo que los Maestros (el último eslabón de la cadena) no deberían ser presentados (estratégicamente) ante la opinión pública como los únicos responsables de la catástrofe que se presenta en el campo educativo. Es absurdo e infame.
Los Maestros mexicanos, construimos en cuatro horas, lo que la televisión destruye en otro tanto[2]. “La TV no es niñera”[3], fue la lamentable respuesta de Azcárraga Jean en un desafortunado intento por evadir la parte de responsabilidad que le corresponde a los medios de comunicación, si consideramos que la Educación es un proceso que dura toda la vida y no se remite a la escolarización del ciudadano.
Cloacas y persecuciones
Poseedora de un sentido del humor bizarro en extremo, califica como “bromas”, temas y circunstancias que la mayoría de las personas asumen con gravedad, como desearle la muerte a alguien, en el caso de Elba Esther Gordillo[4] o, desde las redes sociales, abusar del poder que el aplauso fácil lleva consigo amenazando a Carlos Slim con publicar un artículo (otro) en su contra[5].
¿Desde cuándo desearle la muerte al prójimo es “broma”? ¿Podemos llamar “broma” al chantaje o a la extorsión? La señora Dresser dice que sí. Ni hablar. A callar y aplaudir, estimado lector. Ella es la buena, los malos ( perfectamente estereotipados, claro) son los que ella “denuncia”, sin duda.
En estos momentos, varias organizaciones civiles, personajes de la vida pública, política y social de México, periodistas[6] y académicos, han denunciado una campaña de intimidación en contra de la intelectual de Mexicanos Primero, por haber publicado un artículo denominado “cloaca abierta”[7]en contra del político priísta Manlio Fabio Beltrones.
No me agrada el señor Beltrones. De hecho, no simpatizo con ningún miembro de nuestra partidocracia mexicana, tal vez porque pienso como la mayoría de la gente, que los políticos mexicanos juegan palaciegamente a la democracia y arriban al poder a servirse, jamás a servir a aquellos que están obligados a representar y que los apoyaron con su voto en las urnas.
Sin embargo, mi apreciación no exime de mérito a aquellos que pese a los intereses de grupo y de partido, han tratado de hacer las cosas bien, a favor de sus representados.
La aclaración es pertinente porque la antipatía hacia la clase política, los maestros que protestan, los estudiantes que salen a las calles a ejercer su derecho a inconformarse y todos aquellos que, en el contexto de esta crisis generalizada, se encuentran en el centro de las críticas, son blanco fácil para intelectuales como Denise Dresser, quienes “muy valientes”, hacen uso de la pluma, el micrófono o las redes sociales para posicionarse como defensores de las causas justas, haciendo alarde de injusticia, prepotencia y victimización.
¿Es la señora Dresser una mujer valiente?
¿”Valiente” una profesora del ITAM, cuyo público cautivo (entre ellos empresarios) se deshacen en aplausos y reconocimiento ante su dominio claro de la falacia y el sofisma?
¿”Valiente” una periodista que tiene micrófono abierto, quórum y público cautivo en el programa de Carmen Aristegui?
¿”Valiente” una escritora que plagia sin el menor pudor y guarda silencio ante la demostración de su vileza[8], cuando antes de eso, hasta perseguida política se dijo (por haber publicado la obra) junto con Jorge Volpi?
¿”Valiente” una intelectual que respaldada por el duopolio televisivo aparece en el panfleto político “de panzazo” incapaz de señalar la complicidad de los gobernadores mexicanos ni del entonces Presidente de México en el desvío de recursos destinados a la educación de los niños de este país?
Así cualquiera es valiente.
Muy mal andamos en México, cuando a pesar de todos sus privilegios, canonjías y fieles aplaudidores, a la señora Dresser se le considera “valiente”, pero no así a los miles de profesores mexicanos que trabajan bajo protesta a pesar de la imposición de una reforma política, de la corrupción gremial y la desvalorización social ¿Así o más kafkiano, el asunto?
Teatros y teatreros
El problema de la señora Dresser no es con el político Beltrones, sino con ella misma. La profesora del ITAM no es una perseguida política, sino una mujer necesitada de atención que no duda en hacer valer su posición privilegiada a la menor provocación. Y este caso lo prueba.
Aquí sólo hay teatro. Teatro judicial, dice uno de los ganadores del Pulitzer, sin ser capaz de observar a los teatreros intelectuales, políticos, periodísticos y académicos que sólo están preocupados por confirmar su propio poder, utilizando a los ciudadanos que dicen defender o representar, en pro de sus mezquinos intereses.
Cat fight, le dicen.
¿Usted qué opina, estimado lector?
http://www.sdpnoticias.com/columnas/2014/04/15/denise-dresser-falacias-y-sofismas
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