"Encuentro la televisión muy educativa. Cada vez que alguien la enciende, me voy al otro cuarto a leer un libro".
Groucho Marx
¿Quiere usted comprar una televisión? No se trata de un televisor sino de una cadena nacional, con 123 estaciones, más de las que tienen las redes de los canales 5, 7 y 13. Solamente la del 2 tiene más estaciones. De hecho, podría usted comprar no una sino dos cadenas con el mismo número de estaciones.
La Constitución ordena la licitación de dos nuevas cadenas, pero no dice si se podrán adjudicar a uno o a dos participantes. El precio mínimo a pagar será de 830 millones de pesos, aunque la licitación podría elevar la factura muy por arriba de ese mínimo. Como "garantía de seriedad", los aspirantes deberán depositar 415 millones de pesos, que perderán si se retiran, si no cumplen con los requisitos o si no pueden hacer el pago en caso de ganar. Suficiente para hacerlo a uno "serio".
El Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) ha dado a conocer los precios mínimos para las dos nuevas cadenas. No es fácil establecer las referencias. La mayor parte de las estaciones que tiene Televisa le fueron regaladas por el gobierno. TV Azteca (empresa con la que colaboro) obtuvo las suyas por 650 millones de dólares de 1993 (más de mil millones de hoy) en una licitación en la que también compró los demás activos de la vieja Imevisión. Televisa, aunque se resistió legalmente, pagó 150 millones de dólares por las 62 estaciones que el gobierno de Carlos Salinas de Gortari le dio de último momento en 1994 para completar la red del canal 9.
El IFT señala en sus bases que los participantes podrán presentar licitaciones de conformidad con la normatividad aplicable, incluida la Ley Federal de Radio y Televisión, aunque la nueva legislación todavía no ha sido promulgada. Es muy posible que la licitación se lleve a cabo, cuando menos en parte, en medio de un vacío jurídico.
Tengo la impresión de que el proceso será conflictivo. La única experiencia anterior, la de TV Azteca de 1993, así lo fue, aun cuando la licitación se hizo con sobre cerrado ante notario y el grupo ganador, de Ricardo Salinas Pliego, pagó 650 millones de dólares, 150 millones más que el segundo lugar.
El problema ahora será que, por ley, el monto licitado no será el criterio definitivo en la adjudicación del o los ganadores. En otras palabras, la empresa que ofrezca más dinero no será necesariamente la ganadora. Si los criterios no son claros, los perdedores seguramente cuestionarán la limpieza del proceso.
Todavía no sabemos quiénes serán los participantes. Hasta este momento el único que ha declarado públicamente su intención es Francisco Aguirre Gómez, presidente de Grupo Radio Centro (empresa con la que también colaboro), quien ya fue parte del original Canal 13, que era propiedad de su padre, Francisco Aguirre Jiménez, y que el gobierno de Luis Echeverría le obligó a entregar al gobierno. No faltarán, sin embargo, grupos que busquen tener acceso al mercado de la televisión.
Las nuevas cadenas transmitirán solamente en canales digitales. Por eso es importante concluir la transición a la televisión digital para que puedan competir. Será muy importante, por otra parte, la decisión que se tome acerca de si se permitirá que una sola empresa pueda operar las dos nuevas cadenas. Una sola empresa con dos cadenas sería más competitiva, pero entregar las dos cadenas a un solo participante generará más protestas y cuestionamientos.
El mayor problema que enfrentará la credibilidad de la licitación, sin embargo, es el hecho de que no se podrá declarar ganador al que ofrezca más dinero. Esto vuelve el conflicto casi inevitable.
¿Inmaduros?
Hizo bien el gobierno del Distrito Federal en moderar la ley seca programada para esta semana santa. El daño económico a bares y restaurantes habría sido enorme. Pero es injusto que se siga prohibiendo a tiendas y supermercados la venta de bebidas alcohólicas. Los capitalinos mayores de edad ya tenemos la capacidad y la madurez de saber si debemos beber o no en los días santos.
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