Comparando el primer trimestre de 2014 contra el cuarto de 2013, el PIB de las actividades terciarias aumentó un insignificante 0.2%, el de las secundarias un miserable 0.07% (0.1% en números redondos), mientras que el de las actividades primarias decreció 0.01% (lo que significa que se mantuvo igual si lo redondeamos a 0.0%).
El mismo viernes, la Secretaría de Hacienda (SHCP) informó que su nuevo estimado del crecimiento del PIB para este año es de 2.7%, 1.2 puntos porcentuales menos que el estimado original de 3.9% que hasta ese día terca e irracionalmente defendieron los altos funcionarios de esa dependencia. Si vemos ambos porcentajes desde otra perspectiva, la SHCP redujo su estimado original en un 30.8%.
Si tomamos en cuenta que la SHCP bajo la conducción del secretario Luis Videgaray no ha sido muy acertada en su estimados trimestrales y anuales, ¿es realista el nuevo estimado del 2.7%?
Para responder a esta pregunta es conveniente recordar lo que ocurrió el año pasado. El crecimiento del PIB en cada trimestre respecto al mismo trimestre del año anterior fue como sigue: 0.6% en el primer trimestre, 1.6% en el segundo, 1.4% en el tercero y 0.7% en el cuarto. Si sumamos estos porcentajes y el resultado lo dividimos entre 4 obtenemos lo que fue el crecimiento anual en 2013 de 1.075% o 1.1% en números redondos.
¿Cómo debe crecer el PIB en los próximos tres trimestres para que en 2014 la economía crezca 2.7%? Como ya sabemos que en el primer trimestre el crecimiento fue de 1.8%, es necesario que en cada uno de los siguientes tres trimestres sea de 3.0% para lograr el nuevo estimado (1.8+3.0+3.0+3.0=10.8/4=2.7).
¿Podrán lograrse estos incrementos trimestrales del PIB del país en lo que resta del año? La verdad es que no será fácil porque las condiciones económicas dentro y fuera del país no son las adecuadas para lograrlo. Estados Unidos no sale completamente de la Gran Recesión de 2008 y sus graves problemas económicos afectan a nuestro país. Aquí en México la actividad económica está postrada debido, entre otras cosas, a las funestas consecuencias de la mal llamada reforma fiscal de 2013, a la incertidumbre que las políticas económicas del gobierno han generado en la mente de los empresarios e inversionistas de todos los tamaños, a la falta de mano de obra calificada y altamente productiva, al gigantismo de la economía informal, a la creciente corrupción de los funcionarios y a la inseguridad rampante e incontrolada que encarece el hacer negocios en gran parte del país, a la tramitología, y al alto y siempre en aumento precio de los energéticos.
¿2.7%? Más bien el 2.4% y creo estar pecando de optimista.
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