lunes, 5 de mayo de 2014

José Carbonell - La tortura en México

En México la tortura es un mecanismo de uso recurrente en las investigaciones que lleva a cabo el Estado. Tal afirmación es ni más ni menos que del Relator Especial de la ONU sobre la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes, después de recorrer el país por casi dos semanas.
 
Según reporta Sinembargo.mx, el funcionario de Naciones Unidas sostuvo que la tortura es una práctica generalizada: “parece que entre todas las instancias de gobierno se ha normalizado la tortura y los malos tratos, como insultos, amenazas, golpes, violencia sicológica e incluso el uso de toques eléctricos y de bolsas para asfixiar, en algunos casos (…) las detenciones violentas y el apremio por obtener información son comunes entre autoridades de los tres niveles de gobierno”.
 
 
 
 
 
 
 El fenómeno es mucho más recurrente entre los detenidos con escasos recursos que no tienen acceso a abogados particulares; así como en los grupos más vulnerables: indígenas, mujeres y jóvenes.
 
El momento en donde suceden en mayor medida los actos de tortura es entre la detención de un probable responsable hasta que es presentado ante el ministerio público o un juez, lo que se conoce en el medio como que “lo andan paseando”. Es decir, el mayor número de actos de tortura ocurren en los traslados o en las casa de seguridad de nuestras autoridades.
 
El informe de Naciones Unidas afirma también que el ingreso de agentes de la ley –sean policías, soldados, marinos o cualquier otro— a viviendas sin orden de cateo es algo común, a pesar de que está expresamente prohibido por nuestra Constitución, y estas irrupciones ilegales incluyen la destrucción y el robo.
 
Mientras que el relator de la ONU hizo hincapié en la completa impunidad que prevalece, por su parte –y totalmente a contracorriente— el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Raúl Plascencia, afirmó que la tortura disminuyó un 30 por ciento entre 2012 y 2013.
 
Si en Naciones Unidas se toman en serio su trabajo, aquí los encargados del tema andan pensando en otros asuntos. En verdad no sorprenden las declaraciones de nuestro Ombudsman. Lleva meses haciendo lo impensable para asegurar su reelección en lugar de velar por la situación de los Derechos Humanos en el país.
 
Ante esta situación, no es de extrañar que la tortura campe a sus anchas en el país.
 

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