El secretario de Estado John Kerry llega a México este jueves y la opinión pública se calienta para recibirlo. El gran tema es la educación, que ha sido el eje en donde la cancillería mexicana ha querido enfocar la relación bilateral, aunque también hablará con el secretario de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade, de la seguridad fronteriza, que cada vez está más en la agenda de Washington por la creciente presencia y violencia de los cárteles mexicanos en Estados Unidos.
Esta es la dicotomía en la que se mueve actualmente la relación entre los dos gobiernos, los asuntos de desarrollo que preocupan a México, frente a los de seguridad nacional, que son de interés estratégico para la Administración Obama. Por definición, la búsqueda de una relación menos asimétrica, está cancelada, lo que permite entender porqué en los contactos que desde hace meses sostienen los más altos funcionarios de los dos países, el espionaje a los presidente mexicanos quedó fuera de la agenda de discusión.
A los diplomáticos mexicanos los han toreado con comunicaciones burocráticas que hace tiempo no avanzan más del discurso que siguen investigando el espionaje que realizó la Agencia de Seguridad Nacional (NSA por su acrónimo en inglés) en el mundo. En el gobierno mexicano entienden que no les dirán más, ni tampoco tomarán acciones más profundas como las que está llevando a cabo el presidente Barack Obama para establecer límites a la intromisión de sus ojos y oídos en otros países. Paradójicamente, cada vez se sabe más de la magnitud y profundidad del espionaje estadounidense que corre en paralelo con la enorme vulnerabilidad de los países en los que tienen objetivos e intereses específicos para espiar.
En vísperas de la llegada de Kerry a México, el portal The Intercept, que fundaron los periodistas que obtuvieron del ex analista de la CIA Edward Snowden, una incalculable mina de información del espionaje estadounidense, dio a conocer un sistema top secret llamado SOMALGET, lo más avanzado en alta tecnología, capaz de monitorear cada conversación telefónica en un país, implementado en Bahamas –sin consentimiento de su gobierno- como país madre, desde donde se desdobló a las entrañas de los sistemas de telecomunicaciones de varios países caribeños, así como de Filipinas, Kenia y México.
SOMALTEG es parte del programa de la NSA llamado MYSTIC, que obtiene de todas las cadenas de móviles la llamada “metadata”, que permite conocer la fuente y el destino de las llamadas, así como los días y las horas en que se hicieron, lo que permite a quienes analizan esa información, descubrir patrones de comportamiento del usuario y jerarquizar la importancia de los objetivos.
En la descripción del proyecto se precisa que esos programas se incrustan en cadenas de telecomunicaciones específicas, como un programa que se instala abiertamente en los sistema de telecomunicaciones que escogen la NSA, la CIA o la DEA, que en la superficie sirve únicamente para los fines comerciales de la empresa a la que se dirigió la operación clandestina. The Intercept explicó que MYSTIC provee el acceso, y SOMALTEG provee la cantidad masiva de almacenamiento que se necesita para archivar hasta 100 millones de llamadas al día por mes, a fin de que los analistas puedan escucharlas.
Los nuevos hallazgos en el portal de los reveladores de secretos colocan al gobierno en otra situación incómoda, pues los detalles de esta operación revelan una nueva dimensión de la intensidad y amplitud del espionaje en México, muy superior al que se conocía hasta ahora. Entre la información novedosa que aporta está un sitio operado por la CIA desde un lugar no especificado en territorio mexicano, se llama EVENINGEASEL, dirigido a los más de 100 millones de teléfonos celulares.
Esta intromisión a los asuntos internos de México no se limita a la NSA y a la CIA. Una de las principales agencias beneficiarias de su información es la DEA, y en un memorando de mayo de 2012, un analista de la NSA presume los “grandes éxitos” que han logrado sus unidades contra criminales y narcotraficantes, a quienes les han grabado cada conversación telefónica en los países a los cuales MYSTIC espía. La DEA no sólo recaba información criminal, cita The Intercept a un ex analista de esa agencia, sino inteligencia en general, que en ocasiones se cruza con lo político y empresarial.
MYSTIC opera desde 2009 a espaldas de las empresas y del gobierno mexicanos, que no se limita únicamente a criminales, sino todos los agentes de cambio y sociedad en el país. Un fragmento de la información es compartida con las autoridades mexicanas, pero mucha se mantiene en secreto. ¿Para qué fin? Chantaje y presión para tener como rehén al gobierno mexicano y cambiar su silencio por aquello que más importe a los intereses de Estados Unidos. Es la historia de siempre. Quizás esa es una de las razones de fondo que tiene el gobierno mexicano para que el espionaje de la NSA en su territorio se vaya diluyendo en la memoria nacional, sin hacer aspavientos ni formular protestas públicas que vayan a molestar a Washington. No vaya a resultar que los actos de indignación política, se conviertan en vergüenzas públicas.
twitter: @rivapa
Leído en http://www.ejecentral.com.mx/los-secretos-de-mystic/
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