El perdedor en esto es nuestro país”.
Heather Bresch
Era una oferta generosa. La farmacéutica estadounidense Pfizer ofreció el 19 de mayo a la británica AstraZeneca 55 libras esterlinas por acción (92.48 dólares), 45 por ciento en efectivo. La oferta era 45 por ciento superior al precio previo al intento de Pfizer de comprar a su rival y valuaba en AstraZeneca en 120 mil millones de dólares. La decisión del consejo de AstraZeneca de rechazar la propuesta hizo que el precio de la acción se desplomara 11.1 por ciento el lunes. Los accionistas de AstraZeneca perdieron 13,200 millones de dólares.
El interés de Pfizer es producto en parte de la intención de generar un gigante farmacéutico. Pero hay otra razón. Al adquirir AstraZeneca, Pfizer podría establecer su residencia fiscal en el Reino Unido, lo cual reduciría significativamente sus impuestos.
Mucha gente piensa que los impuestos corporativos en Estados Unidos son inferiores a los de Europa. Pero en realidad hoy los impuestos europeos son bastante competitivos.
De acuerdo con la OCDE (“Taxation of Corporate and Capital Income”), Estados Unidos es su país miembro con mayor tasa fiscal corporativa, 39.1 por ciento en promedio, una vez que se suma el impuesto federal a los estatales. En el caso de Pfizer, empresa fundada en Brooklyn en 1849 y que sigue teniendo su sede en Nueva York, el gravamen se eleva a 42.1 por ciento porque el impuesto estatal es de 7.1 por ciento.
Hay un abismo entre esta tasa y la de Irlanda, de 12.5 por ciento. Pero incluso el Reino Unido tiene una ventaja comparativa significativa ante Estados Unidos, con 23 por ciento. Jeff Jacoby del Boston Globe calcula que el simple hecho de mudar su residencia fiscal a Inglaterra le ahorraría a Pfizer 1,400 millones de dólares al año en impuestos.
Hay que añadir que Estados Unidos es el único país que cobra un impuesto a sus empresas en operaciones en cualquier lugar del mundo. Como este impuesto se hace efectivo cuando se “repatrian” las utilidades, las empresas estadounidenses tienen en el extranjero 2.1 billones de dólares. Al llevarlas a Estados Unidos tendrían que pagar la diferencia de lo que han cubierto en impuestos en el extranjero. Estaríamos hablando de entre 100 mil y 200 mil millones de dólares, dependiendo de lo que ya se haya cubierto en otros países, que sería deducible.
Nada más Pfizer, según un informe de Reuters del 8 de abril, tiene en el exterior 69 mil millones de dólares, los que me imagino usaría para comprar AstraZeneca o alguna otra empresa. Apple ha preferido contratar deuda en Estados Unidos para sus inversiones antes que recurrir a los 54,400 millones de dólares que tiene en el extranjero. Le sale mucho más barato.
Algunos políticos estadounidenses quieren apropiarse de cuando menos una parte del dinero que las corporaciones estadounidenses tienen en el extranjero. Ron Wyden, del Partido Democrático, presidente del Comité de Finanzas del Senado, ha propuesto una ley retroactiva que obligaría a las empresas a “repatriar” recursos. Los republicanos, como Orrin Hatch de Utah, han rechazado esa propuesta y han señalado que en todo caso habría que hacer una reforma fiscal de fondo que hiciera más competitivo a Estados Unidos. Una legislación punitiva no haría más que aumentar el éxodo corporativo.
Las empresas argumentan que no hay dinero que “repatriar”. “Todo lo que vendemos en Estados Unidos paga impuestos en Estados Unidos -ha declarado Tim Cook de Apple-. En otros países, lo que vendemos paga impuestos usualmente a nivel local”. El caso demuestra una vez más que en una economía global los intentos por saquear fiscalmente a las empresas termina por reducir la recaudación y hace menos competitivo al país.
Suecia, Suiza, México
Según las cifras de la OCDE, en Suecia el impuesto corporativo es de 22 por ciento y en Suiza de 21 por ciento. En esos países, además, los gobiernos otorgan buenos servicios. En México las empresas pagan 30 por ciento, más 10 por ciento de reparto de utilidades, más otro 10 por ciento en el pago de dividendos. ¿Y los servicios...?
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