El fraude de Amado Yáñez Osuna y Oceanografía a Banamex, se puede ver ahora, era inevitable. No por la forma como se construyó el quebranto, sino por cómo los ejecutivos del banco y Citigroup, su dueño, soslayaron las alertas. Los banqueros, en cambio, estaban encantados con Yáñez Osuna. Ejecutivos de Citigroup viajaban a México para comer con él, y los paseaba en helicópteros sobre las plataformas petroleras en la Sonda de Campeche. Frecuentemente era invitado al comedor exclusivo del influyente accionista de Citigroup, Roberto Hernández, en la sede del banco en Santa Fe. Oceanografía era consideraba como un cliente “Platino”, tratamiento que otorgaban a los grandes clientes corporativos en el mundo, como Coca Cola y Procter & Gamble.
Oceanografía empezó a trabajar con Banamex en 2008 con productos FAP, que es factoraje para proveedores, que depende del área Channel Finance, lo que permitió que desde 2009 Oceanografía le cediera los derechos de cobro de los contratos dePemex Exploración y Producción (PEP), por trabajos realizados por la empresa. A lo largo de esa relación, de acuerdo con documentos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) y minutas de reuniones internas, los controles se relajaron. La información muestra omisiones y negligencias al más alto nivel, que al momento en que la PGR inhabilitó Oceanografía a mediados de febrero pasado por no haber pagado fianzas de nueve contratos correspondientes, se tradujeron en una crisis.
Directores de Banamex se reunieron de inmediato con los abogados de Pemex para precisar el tamaño del quebranto. Funcionarios de Pemex recordaron que cuando les informaron del monto obtenido del banco con documentos apócrifos, Alonso García Tamez, director de Banca de Gobierno de Banamex, dijo, como si fuera alivio, que ellos temían que fuera por 580 millones de dólares, que era lo que Control Operativo de Factoraje Five, conocido como COFF, había reportado por 217 estimaciones de obra pendientes de pago de Oceanografía.
En Banamex estaban sorprendidos por lo sucedido, pero lo pudieron haber evitado. De acuerdo con un oficio de la CNBV, el área de COFF efectuó “de manera indebida” el desembolso de las estimaciones de la obra -trabajos, obras y servicios realizados por Oceanografía y autorizados por PEP-, al no corroborar que el ejecutivo de cuenta validara con Pemex esas estimaciones. Al revisar el factoraje, aseguró que Banamex llevó a cabo “una inadecuada evaluación del riesgo de la operación”, con lo que el beneficiario único de esas operaciones fue Oceanografía.
Citigroup y Banamex tienen entre sus regulaciones el llamado KYC (know your customer que significa conoce a tu cliente) y el CADD (Client Adquisition Due Diligencie), que analizan los estados financieros del cliente, su composición accionaria, perfil de riesgos y actividades, pero fue minimizado o ignorado en el caso de Oceanografía, de acuerdo con las minutas internas. También se debió revisar por procedimiento la prensa negativa de Oceanografía, en particular sobre acusaciones de lavado de dinero y cumplimiento con las normas legales, pero tampoco se hizo, pese a que las investigaciones de la PGR sobre los socios de la empresa por presunto lavado de dinero, y sobre un quebranto similar al que se hizo en Banamex, contra Bancomext en 2005, eran públicas.
La empresa de Yáñez Osuna emitió señales de riesgo desde enero de 2012, cuando Banamex la trasladó de la Banca Empresarial a la Banca Corporativa, y pidió a Alfonso Ortega Brehm, ex director de Trade –uno de los tres ejecutivos de Banamex con orden de aprehensión-, un informe sobre sus estados financieros. Ortega Brehm informó en una reunión con los altos mandos del banco, incluido el director general, Javier Arrigunaga, de la existencia de procedimientos irregulares por parte de Yañez Osuna, que provocaron en el despido de un ejecutivo de Banamex. Pero no hubo nada más.
Aunque Oceanografía representaba un riesgo operativo para Banamex, según la CNBV, “no fue evaluado, medido o vigilado” por el banco. Federico Solórzano, que era director de Riesgo de Crédito Corporativo –uno de los 11 despedidos de Banamex a mediados de mayo por el quebranto-, dijo cuando se plantearon incrementos en sus líneas de crédito, que debía asegurarse que existiera certeza legal y operativa antes de autorizarlos, pero lo ignoraron. La CNBV, en cambio, dijo que debía haberse establecido una línea de crédito contingente para Oceanografía, que nunca se creó.
Las líneas del programa de financiamiento del FAP y varios de sus incrementos, fueron autorizadas por ejecutivos de Citigroup como Manuel Medina Mora, co-presidente, James Foresee, jefe del grupo bancario, Brian Leach, jefe de Riesgos, Patrick Ryan, jefe de Crédito, y de Banamex, como Arrigunaga y Emilio Granja, el ejecutivo de cuenta de Oceanografía, que también tiene orden de aprehensión. Las autorizaciones se dieron d después de que en junio y agosto de 2011, y en febrero de 2012, los incrementos no habían cumplido con los parámetros establecidos.
Todavía en septiembre del año pasado, el área legal de Banamex revisó los contratos entre Pemex y Oceanografía, y su opinión fue favorable. Con tantos hoyos en la relación con Oceanografía, ¿cómo no se dieron cuenta que su cliente y el banco estaban inmersos en serios problemas? Aún es un misterio. Citigroup y Banamex tienen aún muchas preguntas que responder, y ajustes que inevitablemente, por encima del prestigio de sus ejecutivos, tendrán que hacer.
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