¿Cómo logró un empresario como Amado Yáñez -acusado de presentar facturas falsas de Pemex para obtener créditos del principal banco de México (Banamex) por siete mil millones de pesos- que un juez federal le fijará una fianza de apenas 80 millones de pesos y lo dejará enfrentar su proceso en libertad por considerar que el delito que cometió no era grave? La respuesta está en los acuerdos políticos para facilitar la aprobación de la reforma energética.
Porque, de otra manera, no se entiende cómo la PGR presentó una acusación tan frágil y mal armada por el que puede ser considerado el fraude bancario más grave cometido en México después del robo del Fobaproa. Los argumentos legales esgrimidos por la PGR ante el Juez 14 de Distrito en Asuntos Penales del DF hicieron que el dueño de la empresa Oceanografía, que no sólo defraudó a Banamex sino que falsificó facturas de Pemex e incumplió sus obligaciones como el principal proveedor de la empresa más grande del gobierno mexicano, se encuentre ahora libre y defendiéndose con todas las comodidades de un delincuente de cuello blanco que goza de protección política.
El caso Oceanografía se convirtió en una más de las “monedas de cambio” que el PAN utilizó hábilmente para condicionar su voto a favor de la reforma energética del presidente Enrique Peña Nieto. Las acusaciones en contra de la empresa privada que resultó favorecida con grandes contratos durante los gobiernos panistas de Vicente Fox y de Felipe Calderón se habían convertido en un tema de desgaste y una amenaza latente para encumbrados ex funcionarios panistas, por lo que ese partido pidió abiertamente, en un claro chantaje, que el gobierno dejara de investigar este fraude o no apoyaría con sus votos las leyes secundarias energéticas que tanto le urgen al gobierno federal.
El resultado no fue sólo la liberación de Amado Yáñez con una deficiente acusación de la PGR y una cómoda multa para el empresario que ganó miles de millones de pesos en contratos públicos y que además cometió un fraude bancario millonario; ya antes, el gobierno de Peña Nieto, a través del procurador Jesús Murillo Karam y del secretario de Hacienda, Luis Videgaray, se había encargado de reducir el caso Oceanografía a un mero “asunto entre particulares”, eliminando toda la carga política de este fraude que involucraba a las altas esferas del PAN en los últimos dos sexenios.
Eso explica por qué las cosas de pronto se le comenzaron a acomodar a Amado Yáñez, que en sus declaraciones ante el Ministerio Público Federal, el pasado 2 de mayo, se dio el lujo de declararse inocente y alegar ignorancia de los fraudes cometidos con facturas apócrifas para obtener créditos de Banamex, de los que culpó a su socio Martín Díaz Álvarez, quien dijo manejaba sólo la administración y la contabilidad de la empresa “porque yo estaba demasiado ocupado manejando dos equipos de futbol de la Liga Mexicana”.
Es decir, el millonario Amado Yáñez, el hombre favorecido con contratos de Pemex, que se volvió el mayor contratista de la paraestatal desde los dos gobiernos del PAN y aún el primer año del gobierno de Peña Nieto, pretende deslindarse de un fraude de siete mil millones de dólares con el simple argumento de que el mayor contratista de la paraestatal delegó el manejo de la administración a uno de sus socios y no supo nunca lo que hacía.
El problema para Amado Yáñez es que su socio, Martín Díaz, no parece dispuesto a convertirse en su “chivo expiatorio”. El presunto pariente de Francisco Gil Díaz afirma que los créditos que solicitó Oceanografía a Banamex los aprobaba un Comité y los autorizaba Banamex y que no hay una sola de esas solicitudes de crédito que esté firmada por él, como asegura Yáñez. Lo que es más, Martín Díaz sostiene que el uso de facturas apócrifas para obtener créditos bancarios en Oceanografía es una práctica que data de hace al menos 10 años, mientras que él entró a trabajar en la empresa apenas en 2010.
Y ahí es donde los argumentos de Amado Yáñez, de que él no tuvo nada que ver con el fraude a Banamex ni con el uso de facturas falsas, se caen: desde antes del 2010 Oceanografía tiene 36 demandas por falta de pago y por el uso de facturas falsas de Pemex que pretendió cobrar en Bancomext e Interacciones, instituciones que detectaron las facturas apócrifas y se negaron a pagarlas, algo que por cierto no hizo Banamex.
Así que, por ahora los arreglos políticos para sacar la reforma energética en el Congreso y los chantajes del PAN a Peña Nieto parecen haber salvado a Amado Yáñez, pero hará falta mucho más que un alegato de “ignorancia” para que este codicioso empresario, que se benefició de millonarios contratos públicos y se volvió un delincuente de cuello blanco se libre de ser hallado culpable del fraude bancario más grande después del Fobaproa.
NOTAS INDISCRETAS… Finalmente Cuauhtémoc Gutiérrez se salió con la suya y logró imponer a Tonatiuh González como secretario general del PRI-DF. Con eso la designación de Mauricio González como nuevo presidente del priismo capitalino se ve acotada por el grupo de Cuauhtémoc y se confirma que ni en el CEN del PRI, con César Camacho, ni en Los Pinos ni Gobernación, de donde mandaron a Mauricio, tienen la fuerza suficiente para enfrentarse a Gutiérrez. ¿O también tienen compromisos con el ex dirigente acusado de trata de mujeres?… Los dados mandan Serpiente. Falló el tiro.
Leído en http://www.24-horas.mx/oceanografia-y-la-reforma-energetica/
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