martes, 1 de julio de 2014

Martín Moreno - hora de definición

La violencia repunta ante la presencia cada vez más frecuente del CJNG.

“Es una ilusión eso de que ya estamos tranquilos”, me dice desde Michoacán una voz informada. Y no le falta razón: ni la salida de Fausto Vallejo ni la intervención federal han logrado pacificar al estado. Hoy por hoy, la preocupación crece ante la presencia cada vez más frecuente del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG).

El enrarecimiento del clima michoacano es detonado por varios sucesos.

Primero, la ejecución de José Santiago Valencia y de su familia: su esposa y sus tres hijos —16, 14 y 11 años de edad—, convertida en la información principal en The Washington Post, después de una entrevista que el prestigiado diario, vía el reportero Joshua Partlow, le hizo a Santiago, un exempleado de Los Caballeros Templarios en Tepalcatepec, y mutado a autodefensa.








Segundo, la detención del fundador de las autodefensas michoacanas, José Manuel Mireles —sin duda un tipo oscuro y precedido por pésimos antecedentes que lo ubican en la criminalidad—, pero que ha levantado algunas protestas que exigen su liberación.


Tercero, y ante el repliegue —que no eliminación— de Los Caballeros Templarios, la presencia del CJNG aumenta en diversos puntos de la entidad.

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“Después de muchos años y decenas de miles de muertos, la guerra contra el narco aún ensombrece a México”, escribió Joshua Partlow en The Washington Post, en su información sobre la ejecución masiva de la familia Valencia: José Santiago, su esposa Blanca, y sus hijos Santiago, Bernabé y Blanca. “El asesinato de Valencia y de su familia apenas si recibió un espacio en los medios de México”, citó Partlow.

Partlow y el fotógrafo Dominic Bracco entrevistaron a Valencia en mayo pasado. “Conocimos primero a sus hijos y no pudimos contener la risa. Uno no podía ver sus caras angelicales y felices y dejar de sonreír. Apenas podían ver sobre el tablero de la camioneta roja en la que viajaban”.
Santiago Valencia reconocía haber trabajado para Los Caballeros Templarios, pero desertó para unirse a las guardias comunitarias en Tepalcatepec. “Sabía que estaba siendo perseguido”, relata Partlow.

“Tres semanas después de que publicamos nuestro artículo sobre él, Valencia llamó a nuestra oficina en la Ciudad de México. Tenía una grabación del alcalde de Tepalcatepec ‘en la que se exhibía toda la basura y la corrupción del gobierno’.”

Partlow y Bracco fueron a buscar a Valencia. No lo encontraron. Ya lo habían asesinado junto con toda su familia dentro de su camioneta. Habían sido torturados.

¿El artículo lo había puesto en peligro? ¿Había sido asesinado por la grabación que pensaba dar a conocer? ¿Y por qué a los niños?, se pregunta Partlow.

“En este mundo de tortuosas alianzas, es difícil saber en qué creer o en quién confiar”, alerta Partlow.

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Mireles será todo lo que quieran, pero es un hombre muy cuidadoso”, comentan a esta columna quienes ubican a José Manuel.

Sin embargo, hay que decir que Mireles y su historia negra van de la mano: según algunas versiones, fue acusado de haberse apropiado de 200 mil dólares que le enviaron migrantes michoacanos.

Mireles es uno de los fundadores de las autodefensas michoacanas y fue detenido el viernes pasado cuando comía pollito rostizado en la tenencia de La Mira. “Estaba armado… con una pierna de pollo”, ironizó.

Según la PGJE, Mireles y otras 70 personas fueron detenidas con armas. De acuerdo al comisionado Alfredo Castillo, Mireles deberá probar que no traía armas. El Estado deberá ficar, a su vez, las responsabilidades correspondientes.

Públicos han sido los enfrentamientos entre Castillo y Mireles. Anoche, Mireles estaba declarando y será interesante saber qué responde a la acusación de que en su camioneta traía cuatro bolsas de mariguana y una de cocaína.

A Mireles ya lo encerraron en una prisión en Hermosillo, muy lejos de Michoacán.

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Desde el 26 de julio de 2013, en nuestra columna “¿Por qué se jodió Michoacán?”, advertimos:
“…algo grave ocurrió con las autodefensas: de ser ciudadanos, mutaron para estar al servicio del Cártel de Jalisco Nueva Generación”.

The Washington Post revela que Santiago Valencia señaló que el movimiento de autodefensa que se había esparcido por todo Michoacán estaba siendo corrompido por el CJNG”.

Y algo más, grave, de alto riesgo:

Integrantes de la recién creada Policía Rural habrían  pertenecido a Los Caballeros Templarios. A policías con 28 o 30 años de carrera los echan a la calle bajo sospecha. Es la nueva policía michoacana.

Así anda Michoacán.


                Twitter: @_martinmoreno


Leído en http://www.excelsior.com.mx/opinion/martin-moreno/2014/07/01/968284


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