Como lo escribí ayer aquí, la
Dirección General de Asuntos Jurídicos de la Procuraduría General de la
República (PGR) hizo pública, el 27 de marzo del año pasado, la
identidad de los “grupos, células y/o pandillas, vinculadas a las ocho
organizaciones del narcotráfico en México”. Esta información fue
publicada después en la revista Contralínea y gracias a ella puede verse
en que estados del país dónde operan estas bandas criminales.
Los
tres grupos delincuenciales vinculados a Los Zetas operaban en Nuevo
León, Quintana Roo, Tamaulipas, San Luis Potosí y, Zacatecas.
Los 12 grupos vinculados con el Cártel del Pacífico o de Sinaloa actuaban en Baja California, Chihuahua, Coahuila, Colima, Durango, Jalisco, Michoacán, Sinaloa y Veracruz.
Los Arellano Félix contaban con 14 bandas operando en Baja California y Baja California Sur.
Aliados a La Familia había cinco grupos que cometen sus delitos en Guerrero, Jalisco, México, Michoacán y Morelos.
Con Los Caballeros Templarios colaboraban dos grupos que operaban en México y Morelos.
Las bandas vinculadas al Nuevo Cártel de Juárez operaban en Chihuahua.
Los 23 grupos delincuenciales que estuvieron vinculados con el Cártel de la Barbie operaban en Chiapas, Distrito Federal, Guerrero, México, Morelos y Quintana Roo.
Finalmente, las 19 bandas identificadas como “escondidas de Los Beltrán Leyva” operaban en Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Chiapas, Distrito Federal Guerrero, Jalisco, México, Morelos, Nayarit, Nuevo León, Sinaloa, Sonora.
En marzo de 2013, estas 80 bandas criminales estaban presentes en 23 entidades del país: Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Chiapas, Chihuahua, Coahuila, Colima, Distrito Federal, Durango, Guerrero, Jalisco, México, Michoacán, Morelos, Nayarit, Nuevo León, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, Veracruz y Zacatecas.
En aquellos estados en donde están presentes bandas aliadas a cárteles antagónicos la violencia es mayor en vista de que se trata de territorios en donde la lucha por el control de los mismos es a morir. Este es lo que ocurre en casi todos los estados anotados en el párrafo anterior.
Hay estados en donde la violencia es mayor que en otros debido a la presencia de un gran número de grupos delictivos que compiten entre así, a veces aunque estén vinculadas al mismo cártel. Explicarse lo que ocurre en Guerrero es fácil si se toma en cuenta que hay operan 21 bandas: dos vinculadas al Cártel del Pacífico o de Sinaloa; una aliada a La Familia (Guerreros Unidos o La Nueva Empresa); 12 afines a lo que queda del Cártel de la Barbie; y seis aliados a los Beltrán Leyva (entre ellos Los Rojos).
El reporte de la PGR de marzo de 2013 anotaba que eran 80 las bandas delincuenciales vinculadas a los ocho cárteles del narco. Versiones más recientes afirman que en realidad son 89 o 90 bandas. Lo peor es que aquí no se incluyen a quién sabe cuántas pandillas que operan independientemente, sin vinculación alguna con los cárteles.
Hay 23 estados sitiados por el hampa, algunos enfrentan una peor situación que otros. Sus habitantes viven diferentes grados de inseguridad. Y, como están las cosas, incluida la mala situación económica, nada permite pronosticar una rápida solución al problema.
Los 12 grupos vinculados con el Cártel del Pacífico o de Sinaloa actuaban en Baja California, Chihuahua, Coahuila, Colima, Durango, Jalisco, Michoacán, Sinaloa y Veracruz.
Los Arellano Félix contaban con 14 bandas operando en Baja California y Baja California Sur.
Aliados a La Familia había cinco grupos que cometen sus delitos en Guerrero, Jalisco, México, Michoacán y Morelos.
Con Los Caballeros Templarios colaboraban dos grupos que operaban en México y Morelos.
Las bandas vinculadas al Nuevo Cártel de Juárez operaban en Chihuahua.
Los 23 grupos delincuenciales que estuvieron vinculados con el Cártel de la Barbie operaban en Chiapas, Distrito Federal, Guerrero, México, Morelos y Quintana Roo.
Finalmente, las 19 bandas identificadas como “escondidas de Los Beltrán Leyva” operaban en Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Chiapas, Distrito Federal Guerrero, Jalisco, México, Morelos, Nayarit, Nuevo León, Sinaloa, Sonora.
En marzo de 2013, estas 80 bandas criminales estaban presentes en 23 entidades del país: Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Chiapas, Chihuahua, Coahuila, Colima, Distrito Federal, Durango, Guerrero, Jalisco, México, Michoacán, Morelos, Nayarit, Nuevo León, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, Veracruz y Zacatecas.
En aquellos estados en donde están presentes bandas aliadas a cárteles antagónicos la violencia es mayor en vista de que se trata de territorios en donde la lucha por el control de los mismos es a morir. Este es lo que ocurre en casi todos los estados anotados en el párrafo anterior.
Hay estados en donde la violencia es mayor que en otros debido a la presencia de un gran número de grupos delictivos que compiten entre así, a veces aunque estén vinculadas al mismo cártel. Explicarse lo que ocurre en Guerrero es fácil si se toma en cuenta que hay operan 21 bandas: dos vinculadas al Cártel del Pacífico o de Sinaloa; una aliada a La Familia (Guerreros Unidos o La Nueva Empresa); 12 afines a lo que queda del Cártel de la Barbie; y seis aliados a los Beltrán Leyva (entre ellos Los Rojos).
El reporte de la PGR de marzo de 2013 anotaba que eran 80 las bandas delincuenciales vinculadas a los ocho cárteles del narco. Versiones más recientes afirman que en realidad son 89 o 90 bandas. Lo peor es que aquí no se incluyen a quién sabe cuántas pandillas que operan independientemente, sin vinculación alguna con los cárteles.
Hay 23 estados sitiados por el hampa, algunos enfrentan una peor situación que otros. Sus habitantes viven diferentes grados de inseguridad. Y, como están las cosas, incluida la mala situación económica, nada permite pronosticar una rápida solución al problema.
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