lunes, 10 de noviembre de 2014

Salvador García Soto - Tiempos aciagos, situaciones inéditas.


En la coyuntura del México actual, donde un hecho sorprendente y
escandaloso sucede al otro, donde se respira tensión social en las
calles y el presidente viaja a China mientas voces extremas piden su
renuncia, asistimos a hechos y momentos inéditos, a una vorágine de
sucesos que dificultan ver qué hay detrás de la convulsión. Entre las
voces que claman justicia por los 43 desaparecidos de Ayotzinapa y los
grupos radicales que expresan su inconformidad con violencia, el
ciudadano promedio se queda con la percepción de caos y que el Estado,
el mismo que repudian y cuestionan en las manifestaciones, está siendo
rebasado.


De un lado condenan y descalifican la violencia; del otro se justifica
la ira contra un gobierno que no puede responder a preguntas y reclamos
de justicia. Y en medio de la polarización, presenciamos lo inédito,
cosas que no sucedían y están pasando: un presidente que es increpado
por varias horas por ciudadanos dolidos que le reclaman en su cara su
incapacidad para dar respuesta; un ataque a símbolos del Poder como el
Palacio Nacional, cuya puerta arde y es vandalizada ante la mirada
complaciente de la fuerza pública y luego velozmente restaurada; una
lujosa mansión de 86 millones de pesos que le exhiben a un presidente en
funciones en su segundo año de gobierno.

¿No es todo eso, sucedido en las últimas horas y semanas, algo que no
solíamos ver los mexicanos? ¿No se hablaba del enriquecimiento de los
gobernantes, particularmente de los presidentes, hasta el final de su
sexenio o cuando mucho en el último año? ¿No solía haber símbolos de
poder considerados intocables aun en los momentos más intensos de
protesta y aun para los grupos más extremos?

En menos de dos semanas se han derrumbado varios mitos de la vida
política mexicana, lo que confirma lo delicado de la coyuntura. Los
niveles de inconformidad expresada en formas inéditas y las acciones de
ira social que han emergido de células radicales, no se corresponden a
la respuesta del gobierno federal que se ve por momentos rebasado e
incapaz de contener. Hablar de “grupos infiltrados”, “radicales” o
“actos vandálicos” no parece suficiente para enfrentar al monstruo que
se está despertando.

En la misma medida que no se ve estrategia clara de gobierno para la
coyuntura, mientras las autoridades responsables siguen hablando de
“indicios”, de “avances” de “complots de desestabilización externa”,
tampoco se aprecia que se vaya a detener la movilización social
iniciada, tanto la que se manifiesta pacíficamente como la que se
expresa con violencia, porque al final las dos, aunque con métodos
distintos, confluyen en el mismo punto: hay malestar social por la
corrupción y la injusticia, inconformidad con el sistema de partidos,
rechazo al discurso oficial y a la ineptitud gubernamental en todos sus
niveles.

Y mientras en las calles y en la realidad los mitos caen, en el gobierno
nada parece moverse y repiten y reafirman sus propios mitos: “el
presidente no hace cambios”, “no va a mover a nadie”, “está muy contento
con los dos pilares de su gabinete: el de Gobernación y el de Hacienda”,
“Murillo Karam será el primer fiscal”. ¿Se habrá percatado el
Presidente, en la lejanía de la distancia, que el país que gobierna vive
tiempos inéditos y situaciones aciagas?

*NOTAS INDISCRETAS… *Presidencia de la República emitió ayer un
comunicado sobre la lujosa residencia difundida como propiedad del
presidente Peña Nieto. La versión oficial dice que la casa, valuada en 7
millones de dólares —86 millones de pesos— es propiedad de Angélica
Rivera, esposa del Presidente y está a su nombre, y precisa que el
mandatario y la señora Rivera están casados “por bienes separados”… En
Oaxaca crecen las denuncias contra del secretario de Administración,
Alberto Vargas. Empresarios y proveedores del gobierno estatal acusan
que les exige “aportaciones económicas” a cambio de contratos. El tema
llegó incluso al Congreso local donde recientemente diputados le
reprocharon al administrador la corrupción que, dijeron, se destinan a
financiar “proyectos políticos” , algo que también ha dicho el ex
secretario de Gobierno del estado, Jesús Martínez Alvárez. A pesar de
todo el secretario de Administración sigue despachando de lo más
tranquilo ¿Estará enterado el gobernador Gabino Cué o será parte de lo
que denuncian?... Se agitan los dados. Escalera.

Fuente: http://www.eluniversalmas.com.mx/columnas/2014/11/109697.php

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